Los códigos de vestimenta y de presentación se flexibilizaron en las empresas, en especial entre startups y los emprendimientos de todo tipo. Sin embargo, la distención no quiere decir descuido.
“Se puede trabajar la flexibilidad para tener una conexión social, pero eso no significa dar una imagen de despreocupado”, advirtió Luigina Campos, consultora de imagen pública. “Debemos mostrar una imagen cuidada”.
La formalidad en el vestir y la presentación es apropiada en algunos contextos de negocios, pero puede transmitir señales de rigidez, falta de capacidad para adecuarse a las circunstancias y carencia de resiliencia ante las adversidades, que hoy es fundamental ante los clientes, inversionistas y socios de negocios.
En algunas pequeñas empresas (por ejemplo, talleres de zapatería, de costura, agricultura, ganadería o construcción) la presentación no puede ser con la formalidad de una entidad bancaria en el Área Metropolitana, lo mismo que en algunas regiones del país con características particulares de clima y temperatura.
No significa que esas circunstancias lleven a la falta de cuidado. En un restaurante, esté donde esté, la presentación personal del propietario, del personal y del lugar será muy valorada. Lo mismo ocurre si es una microempresa que opera en la vivienda.
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La persona emprendedora o propietaria puede usar una camiseta tipo T-shirt, pero ésta debe estar planchada, sin arrugas, y debe usarse una distinta cada día, para evitar arrugas y malos olores.
El trabajo remoto o en la casa no implican que se pueda descuidar la percepción generada desde el espacio físico privado de la persona (la proxémica), pues también en las videoconferencias debe proyectarse una imagen de éxito, cuidando detalles (luz, fondos de pantalla, mirar directamente, colores, ambientación, vestimenta).
Elementos
Las personas deben realizar una correcta gestión de los elementos claves de su imagen:
Color: se recomiendan colores como el azul o el verde y sus derivaciones (celeste o verde jade), ojalá en tonos oscuros, como un vino; asimismo, el gris claro combinado con el blanco. Así se genera mayor impacto y se da impresión de energía, acceso y profesionalidad. Los colores chillones o brillantes (anaranjado, amarillo o tonos de azul y verde que son chillones) producen una imagen desconcertante.
Líneas: se recomiendan líneas verticales de estampado, delgadas, y que las líneas de botones, mangas, puños y cuello estén cuidadas
Producción: es el estilo que se le da a las piezas, el cómo se combinan (camisa, pantalón, zapatos y medias) y el cuidado de la presentación personal (cabello, barba, maquillaje, limpieza del rostro, vellos, nariz, cejas y orejas). “Son captadores de atención y su descuido genera resultados negativos”, recordó Luigina.
Ajuste: la ropa no puede ser muy ceñida o estrecha (ni siquiera en quienes tienen una figura esculpida en gimnasio) ni ancha o grande, lo que incluye mangas, faldas, hombros, ruedos, cinturones o abrigos. La figura debe ser balanceada, generar un impacto positivo, pues actuamos positivamente cuando hay equilibrio.
Los cuatro elementos deben cuidarse independientemente de las circunstancias:
Tipos de reuniones: un evento o una cena de negocios requiere mayor formalidad independientemente de la industria. Para una reunión depende del interlocutor y el sitio del encuentro.
Entorno: en lugares de mayor temperatura se puede pensar en prendas con telas naturales que se acoplen al clima, mientras que para sitios abiertos o sitios cerrados, el día o la noche y el área de trabajo hay que determinar la ropa más adecuada. El entorno implica pensar muy bien el sitio en el que se encuentra o al que se dirige, mientras que el público meta supone considerar con quién se va a encontrar.
Objetivo: es la definición de cómo se quiere ver la persona en cada sitio. ¿Cómo se quiere ver en el taller o en la empresa? ¿Cómo quiere que lo vean en el banco, un proveedor, un cliente o un inversionista?
En las videoconferencias no se debe usar cuadros, colores llamativos (naranjas, amarillo tipo señal de tránsito o fosforecentes) o rayas que distraigan (grandes, horizontales) y más bien debería usarse colores que identifiquen con la marca.
Imagen ganadora
Las personas, además de la imagen física, deben mostrar pasión y energía, para lo cual hay que cuidar el lenguaje y la credibilidad. “El secreto es la pasión”, recalcó Luigina.
El lenguaje incluye el corporal y verbal, desde el tono de voz hasta el movimiento y la postura. En estos casos no se debe proyectar actitudes extremas: ni pasividad ni hiperactividad.
La credibilidad se logra en diez segundos. Si en ese momento se logra la credibilidad, se captura la atención y muestra convicción, lo cual es clave para presentaciones de negocios o elevator pitch, donde hay un reducido tiempo para convencer.
También debe apoyarse en palabras o frases, preguntas introductorias de impacto o historias (storytelling) para capturar la atención, generar impacto y que las personas las recuerden.
El manejo adecuado de estos elementos producen efectos estéticos (verse bien) y emocionales: envío de mensajes positivos y de seguridad, profesionalidad, credibilidad e influencia para lograr la venta.
“La imagen no es algo superfluo”, recalcó Luigina. “Los productos logran la primera venta por el empaque. El contenido permite la recompra”.