La exigencia a las empresas de contar con productos, servicios y operaciones sostenibles ambientalmente aumentó durante el último año y no exime a las micro, pequeñas y medianas (mipymes).
“Apostar por la sostenibilidad es una necesidad en el contexto actual”, dijo Josseline Leiva, especialista en responsabilidad social y sostenibilidad de Bridgestone Costa Rica. “Una empresa que apueste a la sostenibilidad estará haciendo un buen negocio, ya que estarÁ preparada para garantizar su permanencia en el tiempo, al mismo tiempo que aporta al desarrollo de la sociedad. La sostenibilidad se está convirtiendo en la única manera de hacer negocios prósperos”.
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Con la pandemia del Covid-19 las preocupaciones por la salud y el ambiente aumentaron entre los consumidores, lo que incrementó —a su vez— las exigencias en el cumplimiento de los protocolos y de empresas que prioricen y trabaje para mitigar el impacto ambiental de sus productos, servicios y operaciones.
Las empresas deben desarrollar acciones y programas integrales de negocios, que no excluyen ni las responsabilidades ni el impacto económico, social y ambiental de los negocios.
“A través de sus programas sociales y ambientales, nos enfocamos en transformar el bienestar económico en bienestar social y ambiental”, explicó Hugo Villalta, director comercial de Coopeservidores, que cuenta con 117.000 asociados.
¿Qué es una empresa sostenible?
Una empresa es sostenible cuando en el camino hacia el alcance de su propósito, logra aportar valor en las tres dimensiones de la sostenibilidad; el económico, el social y el ambiental.
“Este camino hacia la sostenibilidad es continuo y se debe trabajar todos los días por encontrar nuevas formas de ser más sostenibles”, dijo Villalta.
Leiva agregó que en la sostenibilidad se satisfacen las necesidades del presente sin comprometer los recursos para las generaciones futuras, garantizando un equilibrio entre el crecimiento económico, el bienestar social y el cuidado del medio ambiente.
En el camino de la sostenibilidad las empresas crean valor económico, medioambiental y social, a corto y largo plazo, contribuyendo al bienestar de la sociedad y al progreso de las generaciones presentes y futuras.
Las empresas buscan minimizar los impactos negativos que generan con sus operaciones, como las emisiones y residuos. También se busca reducir los accidentes laborales, los fallos del producto, entre otros.
Al mismo tiempo, se maximizan los aportes positivos a la sociedad mediante la colaboración con las comunidades, con sus proveedores, entre otros grupos de interés.
¿Pymes y sostenibles?
“Todas las compañías, incluyendo las pymes pueden aspirar a ser empresas sostenibles”, respondió Leiva. “Aquí lo más importante es contar con la convicción de que la sostenibilidad es beneficiosa tanto para la empresa misma como para la sociedad”.
Lo importante para las pymes es iniciar en este camino y no tener miedo, porque después verán los beneficios que les puede generar. Deben tener claro, eso sí, que la sostenibilidad es un camino continuo en el cual se va mejorando poco a poco.
Las pymes deben también fortalecer la educación y cultura ambiental de sus clientes, al tiempo que están obligadas a elegir a proveedores responsables ambientalmente.
Por ejemplo, desde 2018, Coopeservidores creó el programa de responsabilidad social Simbiosis, un espacio que llega a fortalecer la relación con su cadena de valor y a través del cual se amplía el impacto positivo en la sociedad al compartir sus buenas prácticas para ayudar a sus proveedores a convertir sus negocios en empresas socialmente responsables.
Mediante Simbiosis se capacitaron hasta la fecha a 27 proveedores, en su mayoría pymes, mediante un total de 1.286 horas invertidas en charlas y capacitaciones sobre la gestión de la sostenibilidad, la responsabilidad social, gobernabilidad, prácticas laborales, ambiente y relación con los consumidores.
En este 2021 su objetivo es incorporar a 30 proveedores más para brindarles herramientas y conocimientos necesarios para que puedan trazarse un camino hacia la sostenibilidad.
¿Por qué?
Los consumidores son muy conscientes de sus elecciones de consumo y prefieren tener relaciones comerciales con empresas o instituciones socialmente responsables.
“Las empresas tenemos la responsabilidad de generar valor a nuestros colaboradores, a nuestros clientes, a nuestros socios y a la sociedad en general, mitigando los impactos de nuestra operación, generando a sus vez impactos sociales y ambientales positivos”, recalcó Villalta.
¿Cuáles son los beneficios?
Una empresa, que incluye la sostenibilidad como centro de su negocio, tiene muchas ventajas asociadas a garantizar su permanencia y éxito en el tiempo.
—Conoce los riesgos e impactos de sus operaciones y puede establecer planes para afrontarlos de la mejor manera.
—Aumenta la eficiencia, la eficacia y la productividad.
—Fortalece la relación con sus públicos de interés.
—Percibe beneficios directos en su operación, como el uso más eficiente de los recursos.
—Disminuye su impacto ambiental.
—Aumenta la motivación del personal.
—Aumenta la atracción de colaboradores e inversionistas.
—Mejora la calidad de sus productos y servicios.
—Aumenta la reputación corporativa y la proyección de su imagen.
—Aumenta la capacidad de cumplir con la legislación y, por lo tanto, reduce el pago de multas.
—Evita cualquier contingencia legal derivada de incumplimientos en la legislación.
—Obtiene mejores tasas de crecimiento.
—Desarrolla una ventaja competitiva.
“Un punto importante, también, es que los consumidores son más críticos y exigentes día con día. Muchos de los clientes de nuestros productos y servicios ya están tomando en cuenta que estos provengan de una empresa que sea sostenible y socialmente responsable”, recalcó Leiva.
Este es un parámetro que está tomando fuerza como un diferenciador en la toma de decisiones de compra. La decisión de qué producto o servicio adquirir puede estar motivada porque la empresa que lo brinde esté trabajando en crear valor social, económico y ambiental en la sociedad, que es justo lo que busca la sostenibilidad.
¿Cómo?
Depende del giro de negocio y sus particularidades, por lo que no hay medidas estándar para todas las empresas..
Las empresas deben enfocar los esfuerzos en cada etapa del ciclo de vida del producto o servicio, identificando los impactos ambientales y sociales, determinando los más significativos y trabajando sobre ellos.
Lo primordial es conocer los riesgos e impactos de su operación y se preocuparse por conocer las expectativas de sus principales partes interesadas. Aquí podemos empezar por preguntarnos:
—¿Cuáles son los riesgos de mi operación?
—¿Qué puedo hacer para mitigar mis impactos?
—¿Qué esperan los diferentes públicos (mis colaboradores, proveedores, organizaciones, comunidades y entes de gobierno) de mi empresa?
Para que una empresa realmente avance en el tema de sostenibilidad, debe existir compromiso por parte de la gerencia, estar involucrada y crear una relación entre sus objetivos de negocio y de sostenibilidad. Si esto no existe, es imposible que haya un avance real.
Por ejemplo, en producción se puede elegir proveedores socialmente responsables, diseñar productos que sean amigables con el ambiente, y reducir el uso de recursos y de la contaminación generada en el proceso de producción.
Puede que la empresa identifique que su mayor impacto ambiental es el consumo de agua, por lo que debe implementar acciones de producción más limpia para ser más eficiente en el consumo de agua, a través de ajustes al proceso, cambio de tecnologías u otros. Esto a su vez le va a generar ahorros económicos al disminuir la facturación por consumo de este recurso
En distribución puede que el mayor impacto ambiental de la empresa sea el consumo de combustible, por lo que debe trabajar en un plan de eficiencia de rutas de distribución y elegir aquellas con menor carga vehicular y en los horarios más adecuados. También puede realizar un cambio paulatino en su flotilla vehicular hacia una más eficiente y elegir distribuidores ambiental y socialmente responsables.
Las empresas también pueden, desde perspectiva social, identificar necesidades de empleo en la comunidad donde tiene sus operaciones, por lo que puede trabajar en un programa de capacitación en su comunidad para contratar colaboradores de esa zona o ayudarles a obtener empleo en otras empresas.
“La sostenibilidad también está asociada a la creación de productos y servicios que sean seguros, de calidad y más amigables con el ambiente, que sean producidos y comercializados de manera ética y justa, y que realmente satisfagan las necesidades y expectativas de los consumidores”, recordó Josseline Leiva, de Bridgestone.
Por etapas
La sostenibilidad, más que un lugar al que llegamos, es un camino que transitamos. Lo primero que debe hacerse es reconocer la importancia de la sostenibilidad para el negocio y que sus líderes estén convencidos de incorporarla en su estrategia de negocio.
Existen diversas herramientas para que la compañía realice un diagnóstico de sus principales riesgos e impactos y que conozca la opinión de sus partes interesadas o públicos de interés.
Tal conocimiento permitirá gestionar planes claros con indicadores de medición de las acciones y estrategias que adopten, para generar un impacto social, económico y ambiental positivo en la sociedad.
Leiva recomendó seguir la norma internacional ISO 26000 que incluye una guía práctica sobre cómo implementar un sistema de sostenibilidad que ayuda a las empresas a implementar y generar planes de medición y auditoría para documentar su avance y, especialmente, generar un sistema de mejora continua que les permita fortalecerse con el paso del tiempo.
Compromiso: el primer paso es tener un compromiso real por parte de las persona propietaria y de los socios de la empresa. Tal compromiso idealmente debe estar escrito como una política de la empresa y contemplar la perspectiva de calidad ambiental y social.
Estructura: la empresa debe definir una estructura para dar continuidad a las acciones que se vayan a desarrollar en materia de sostenibilidad y al cumplimiento de la política, ya sea mediante un colaborador, un departamento o un comité de sostenibilidad.
Ciclo de trabajo: siendo la sostenibilidad un camino constante, en el cual se pueden encontrar nuevas oportunidades para ser más sostenibles todos los días, se debe aplicar el ciclo de mejora continua PHVA: Planear, Hacer, Verificar y Actuar.
Planear: la empresa debe planificar su estrategia en las dimensiones económica, social y ambiental. La estrategia debe incluir: el contexto de la organización, las necesidades y expectativas de sus partes interesadas, los impactos que genera el negocio en el ambiente y en la sociedad, y los requisitos legales que debe cumplir. La estrategia debe tener objetivos a los cuales se le asignen responsables, plazos, recursos, e indicadores de medición.
Hacer: ejecutar los objetivos planificados en las tres dimensiones de la estrategia.
Verificar: dar seguimiento a la ejecución de los objetivos.
Actuar: a raíz de la verificación de las acciones del punto anterior, tomar acciones de mejora.
Comunicar: la empresa debe contar con una estrategia de comunicación alineada a la estrategia sostenible del negocio.
Educar: establezca programas o acciones de formación de sus colaboradores y de aliados estratégicos (proveedores y distribuidores), para que todos entiendan el porqué y el para qué, que las estrategias sean realmente exitosas y no existan cabos sueltos.
Rendir cuentas: realizar informes o reportes de sostenibilidad que comunique a las partes interesadas el trabajo realizado y por realizar.
“No es una fórmula o receta. Son sugerencias que pueden tomar las empresas en este camino hacia la sostenibilidad”, advirtió Hugo Villalta, de Coopeservidores.
Errores a evitar
El primer error que se comete es pensar que la sostenibilidad es solamente para las empresas grandes o muy desarrolladas, cuando en realidad se puede implementar en todo negocio, sin importar su tamaño, giro de negocio o cuantos años tiene en el mercado.
Otro error es querer desarrollar una estrategia de sostenibilidad “aislada” de los objetivos del negocio o implementar acciones individuales. Por ejemplo, implementar programas de apoyo a la comunidad o de reciclaje, que no van acompañados por estrategias robustas como el análisis de procesos productivos, uso de recursos, condiciones de trabajo de los colaboradores, proveedores y distribuidores, entre otras.
Es un error pensar que la sostenibilidad es un punto al que llegamos y nos quedamos estáticos, como el desarrollar A, B y C programas y darnos por satisfechos. La sostenibilidad es un camino de mejora continua que evoluciona y nunca se detiene. Siempre se debe trabajar tomando en cuenta el contexto, las necesidades del negocio y las partes interesadas.
El error más común es pensar que para ser sostenibles se requieren muchos recursos. “No es cierto”, dijo Villalta. Una empresa puede iniciar poco a poco la ruta hacia la sostenibilidad e ir generando cada vez más valor a la sociedad y al ambiente, conforme va madurando su sistema de sostenibilidad.
Otro error usual es no tener claridad sobre los mayores impactos ambientales y sociales de la empresa, lo que puede llevar a trabajar en programas y acciones para atender impactos que no son significativos para su giro de negocio. Para evitarlo, lo primero que se debe realizar es un análisis de su cadena de valor para identificar dónde están sus mayores impactos y poder trabajar sobre ellos.