Los consumidores preguntan constantemente por productos sostenibles y saludables, así como están pendientes por las prácticas de las empresas y preguntan por sus métodos de reciclaje, reutilización y economía circular. ¿Su empresa está al día?
Grandes firmas y no pocos emprendimientos ya llevan ventaja y ganan en la competencia. La que no lo hace, paga las consecuencias. Recientemente, las acciones de la compañía Tesla sufrieron una fuerte caída luego de ser desterrada del índice Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG), elaborado por un selectivo grupo bursátil que agrupa a las 500 empresas más cotizadas que sí están cumpliendo.
Lo sucedido a Tesla es un ejemplo de los cambios en la manera de entender los negocios en todos los sectores y cómo las estrategias ASG está cobrando cada vez más relevancia para las organizaciones de cara a sus consumidores, inversionistas y públicos estratégicos. Las estrategias van mucho más allá de ser una responsabilidad o un enunciado. Son una oportunidad para construir negocios más sostenibles, para elevar la relevancia y la credibilidad de las organizaciones.
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Según datos de la firma EY Law, 50% de los consumidores consideran que la sostenibilidad es relevante cuando toman una decisión de compra y 42% de ellos opinan que consideraría resistirse a comprar productos o servicios de una empresa a la que se le compruebe que hizo algo ambiental o socialmente incorrecto.
La implementación de la economía verde más que ser un beneficio en la sostenibilidad, es un buen negocio con potencial elevado, ya que mediante las políticas actuales ha derivado $26 billones en beneficios económicos. Las pequeñas empresas de diferentes sectores productivos pueden verificar esas oportunidades en su flujo de caja.
Existen 60 nichos productivos pertenecientes a sectores como alimentos y agricultura, ciudades, energía y materiales, salud y bienestar que duplican o triplican el crecimiento de las empresas en comparación con el resto de la economía.
Los negocios sostenibles son los que no dañan a las personas ni al planeta, crean valor, y se enfocan en mejorar el desempeño ASG en las áreas en que las empresas tienen impacto ambiental o social, explicó Inka Mattila, economista y experta en programas de sostenibilidad durante el Primer Foro Mipyme LATAM organizado por el Centro Latinoamericano de Innovación y Emprendimiento (Celiem), entre otras entidades.
Tendencia obligada
Varios son los factores que impulsan el cambio hacia la sostenibilidad y los negocios verdes.
La presión de los consumidores y de los inversionistas, como lo demuestra el caso de Tesla, entre otros, es el primero y más efectivo de todos. Según la firma EY Law, el 66% de los stakeholders (inversionistas y otros públicos interesados) opinan que los CEO de las empresas deben tomar iniciativas para implementar políticas ASG antes de que los gobiernos adopten regulaciones a cumplir de forma obligatoria, como ya está pasando en algunos países.
El segundo son los avances regulatorios y los convenios internacionales como el Acuerdo de Escazú, considerado el primer gran pacto medioambiental de Latinoamérica que lleva como nombre la ciudad costarricense donde fue firmado y que es una herramienta pionera en el contexto de la protección ambiental y los derechos humanos.
Solo en el 2021 se aprobaron 165 iniciativas regulatorias en la Unión Europea relacionadas a las tres dimensiones de sostenibilidad y en Estados Unidos el gobierno de Biden emitió una norma que requiere que las empresas registradas en la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por si siglas en inglés) incluyan información relacionada con sus acciones climáticas en sus declaraciones.
Carmen Rovira, socia de consultoría contable financiera de EY, advirtió que para los próximos meses podrían entrar en vigor normas y regulaciones que transformarán el reporte de la información no financiera en Europa.
Son instrumentos que impactarán directamente a las empresas estadounidenses y europeas e indirectamente a toda su cadena de valor, incluyendo proveedores del Tercer Mundo. Y van más allá, como en el caso del turismo desde esas naciones a destinos donde la sostenibilidad ambiental esté en orden también.
La consultora EY señala que la demanda alrededor de las políticas de sostenibilidad de las empresas está aumentando y que aquellas compañías en Costa Rica y la región que aún no consideran necesario integrar factores de sostenibilidad en sus estrategias corren el peligro de perder su valor a largo plazo. “No es un cambio que viene, es un cambio que ya está aquí”, insiste la firma.
El tercer factor que empuja la implementación de acciones empresariales sostenibles son los fenómenos ambientales relacionados con el cambio climático y sus consecuencias para la población, las finanzas públicas (por los gastos en infraestructura y atención de emergencias), la economía y los negocios (pérdidas de cultivos en producción rural y problemas de transportes de mercadería e insumos a y desde zonas comerciales o puertos).
Aunque el diagnóstico de la situación y las medidas de sostenibilidad no son compartidas por algunos sectores en un contexto de polaridad política, las empresas entienden que la ASG y los negocios verdes son parte de las estrategias corporativas locales y globales.
Firmas como Coca Cola, Schneider Electric y 3M participaron en este mes de julio en un foro de sustentabilidad organizado por la misma 3M en el que participaron más de 700 personas de países como México, Brasil, Argentina, Colombia, Chile, Panamá, Perú y Costa Rica. Los esfuerzos van más allá de los pronunciamientos y tienen resultados.
“Con cuatro años de desarrollo local de nuestro programa global reducimos el 85% de las emisiones en las operaciones de América del Sur, con base en investigación, tecnología y personas. Nuestros colaboradores tienen una fuerte cultura de pertenencia: saben que por menor que sea la contribución, ella tiene un papel relevante en el logro de metas ambiciosos”, dijo en ese evento João Carlos Salgueiro, gerente senior de sostenibilidad y relaciones Institucionales en Schneider Electric Sudamérica.
Las empresas recalcan que el esfuerzo no puede ser aislado. “Nuestra misión es alimentar un mundo mejor: pero no podemos hacerlo solos”, Alejandra Vázquez Langle, directora global de sustentabilidad de Grupo Bimbo.
Las entidades financieras también impulsan programas de crédito para emprendimientos verdes, como la Fundecooperación para el Desarrollo Sostenible (Fundecooperación) o el Banco Nacional (BN), que tiene un programa con el apoyo de la Agencia Francesa para el Desarrollo.
El BN informó que se apoya con financiamiento las inversiones en campos relacionados con eficiencia energética, energías renovables, sustitución de productos químicos por orgánicos, tratamiento de aguas, ecoturismo, tecnologías para reducción de emisiones y manejo de residuos según las características de cada proyecto y del plan de inversión.
Otra iniciativa en esta área es el ThinkCamp América Latina 2022, organizado por iLab, que todavía recibe postulaciones de proyectos de soluciones innovadoras de base tecnológica (startups) enfocadas en revertir los efectos del cambio climático en energía, transporte, materiales, hábitat, alimentación y salud. El programa iniciará en setiembre próximo.
Las seleccionadas recibirán formación y acompañamiento de iLab durante los siguientes cuatro meses para crear una empresa con un modelo de negocios sostenible y escalable, proceso que finaliza con el registro de propiedad intelectual. En una segunda etapa, reciben acompañamiento individual en la fase de incubación y escalamiento a través de mentorías y búsqueda de inversión de impacto para sus proyectos.
¿Cómo se hace?
Para avanzar en la sustentabilidad las empresas deben ser conscientes de la importancia estratégica para sus negocios de la ASG y de su rol en el desarrollo ambiental. Eso implica que debe ser parte de la misión y de la visión empresarial.
“Alcanzar un futuro sustentable es uno de los pilares más importantes para la compañía, con el propósito de disminuir y mejorar en los procesos de producción de sus productos para cuidar al mundo”, dijo Adriana Rius, directora de Marca y Comunicación para 3M en Latinoamérica.
Las empresas, a partir de ahí, deben definir y cambiar sus estrategias para combinar acciones de mayor digitalización para producir, operar y comercializar, así como redefinir sus procesos, insumos y productos hacia la sostenibilidad.
Por ejemplo, Grupo Bimbo tiene a nivel de empaques dos grandes iniciativas: desarrollo de nuevas tecnologías de empaque y programas de recuperación y tratamiento del plástico posterior a su consumo. “Para ello, desarrollamos programas de manejo de residuos con socios”, explicó Vázquez.
Las acciones, sin embargo, deben comprender toda la cadena, desde los proveedores hasta los puntos de distribución. Como eso no se puede hacer de la noche a la mañana, las empresas deben planificar cómo avanzar paulatinamente. Pero hay que empezar por ese compromiso inicial.
Bridgestone (BS), por ejemplo, definió su compromiso corporativo a través de lo que denominan las e8 (energía, ecología, eficiencia, extensión, economía, empoderamiento, emoción y ergonomía) de cara el 2030.
“Ese compromiso es una forma de ver de forma integral el actuar desde el negocio, los proveedores y los clientes”, explicó Jorge Bayona, gerente país de Bridgestone América Central. “Nuestra empresa es sostenible en lo ambiental, en la movilidad y en las personas. Hay acciones definidas dentro de esas ocho e”.
¿Qué tipo de acciones? Por ejemplo, en ecología, adoptar equipos que reduzcan la contaminación. BS incorporó un mezclador de hule para la fabricación de llantas que disminuye la generación de dióxido de carbono (CO2), el principal gas de efecto invernadero relacionado con el cambio climático que se emite a raíz de las actividades del ser humano.
En eficiencia la clave está en la transformación tecnológica, por ejemplo utilizando soluciones de telemática donde se agrega un sensor y un sistema informático que monitorea la operación de los vehículos para generar datos de conducción y operación, con lo que se adoptan decisiones para optimizar rutas, mejorar prácticas de manejo (aceleración o frenado, entre otros), gasto de combustible y cómo reducir la contaminación.
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Las empresas, incluyendo las pequeñas, tienen actualmente acceso a ofertas de diferentes compañías en el mercado para lograr implementar este tipo de soluciones para mejorar y reducir el costo de la distribución de sus productos (economía).
En energía, BS se orienta al uso de energías más verdes como el uso de vehículos eléctricos. En su Car Club Firestone cuenta con un cargador y el personal de reparación y mantenimiento de vehículos se está entrenando en este tipo de unidades de transporte.
Para las empresas de todos los tamaños las opciones incluyen uso de vehículos eléctricos y la instalación también de sistemas de energía solar, por ejemplo, donde también se cuenta actualmente en el país con una amplia oferta de soluciones, financiamiento y ahorros.
Las acciones abarcan la oferta de productos y servicios.
En BS, cuenta Bayona, hace dos años se plantearon soluciones o productos de movilidad sostenible. Pero eso no se puede hacer en forma aislada. Hay que contar con los proveedores y también impulsar que los clientes los usen. A eso se le llama extensión: cómo se hace para extender la participación de proveedores y clientes en el uso de esas soluciones más amigables con el ambiente. Ese fue el caso de las aerolíneas a las que BS les provee los neumáticos de sus aviones.
En todo eso el empoderamiento es fundamental: se debe trabajar con todos (proveedores, colaboradores y clientes) para que estén conscientes y empoderados de las acciones que se deben adoptar, para co-crear procesos, insumos y productos más ecológicos y con más inclusión y diversidad. “Hace 30 años se iba a un taller a cambiar una llanta y solo había hombres: mecánicos y clientes. Hoy hay más mujeres en los talleres”, explicó Bayona.