La imagen que Usted genere como profesional independiente o en su emprendimiento es clave para la generación de ventas, contratos de negocios y recomendaciones, pero aún así es una de las áreas donde menos cuidados se tiene.
Piense en la cantidad de restaurantes o cafeterías donde las mesas siguen con los platos y vasos usados por clientes que ya se fueron. O un despacho los documentos están apilados sin orden ni concierto. O una persona que huele a cerveza.
Los consumidores, además, eligen en las góndolas basándose en los empaques de los productos. Después, se fijan en su calidad, características y precio para decidir si vale la pena.
En el campo de la imagen, sin embargo, no solo las deficiencias de presentación generan reacciones negativas. Todo depende de lo que esperen de Usted.
“Todo lo que es imagen y el resultado depende de la respuesta que se brinda a lo que espera la audiencia”, advirtió Luigina Campos, especialista y asesora de imagen.
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La Association of Image Consultants International (AICI) recalca que proyectar una imagen ganadora para crear una primera impresión poderosa es la clave del éxito en la vida personal, profesional y social.
“La imagen es una combinación de varios factores”, indica la AICI. “La gente intenta mejorar su imagen de diversas formas: desarrollo de la personalidad, programas de cuidado personal, diseñadores de moda o control de peso”.
Recuerde siempre que las personas sacarán una conclusión a partir de una imagen.
Errores comunes
Si bien en las empresas hay un mayor relajamiento sobre la presentación personal, especialmente para las nuevas generaciones, se mantienen ciertos códigos o normas no escritas de imagen según el puesto que se tenga y las circunstancias. No es lo mismo cuando un ingeniero realiza trabajo de campo a cuando está en la oficina o visita un cliente.
Es una sencilla norma general no escrita que aplica también para profesionales independientes y personas emprendedoras, quienes normalmente deben promover, vender, negociar, firmar contratos y brindar sus servicios o entregar sus productos.
Hay varios errores que suelen repetirse constantemente:
—No ubicarse en el contexto.
—No ser coherente con lo que se ofrece.
—No cuidar el ambiente y el orden en las instalaciones.
—No cuidar la calidad de videos, fotografías e elementos gráficos.
—Mantener distractores en la presentación personal o en las instalaciones.
—Mala presentación del portafolio de productos.
—Uso de colores inadecuados en ropa, publicidad e instalaciones.
—Descuido en vestimenta: demasiado grande o demasiado pequeña.
—Descuido en tono de voz, mirada, olor corporal, posturas, lenguaje no verbal, movimiento de manos y arreglo personal (cabello, cara, manos, piel).
—Sonido o ringtones de celular o de otros dispositivos móviles.
—Música ambiente que no se ajusta al tipo de producto o servicio y contaminación auditiva (exceso de volumen).
—Malos hábitos de contacto personal: no sonreír, equivocar nombre de cliente, y no mantener la distancia adecuada, entre otros.
—Fingir, exagerar o no tener honestidad.
Tenga una estrategia
Los errores generan impresiones, percepciones y conclusiones negativas, por más que se quiera proyectar seguridad, conocimiento, dominio o calidad. ¿Cómo evitarlos?
“Se debe tener una estrategia que conecte todo y se adapte a lo que la audiencia quiere escuchar o ver”, recomendó Luigina. “No se espera lo mismo de cada profesión u oficio. Se debe generar credibilidad para afianzar confianza”.
Para lograrlo, Luigina recomienda:
—Defina el objetivo y el mensaje que desea transmitir.
—Tenga claridad sobre “su esencia”, su personalidad y sus valores, así como de lo positivo y lo negativo: el autoconocimiento es clave, pues debe existir consistencia entre lo interno y lo externo.
—Determinar cuáles son las debilidades en lo estético (cabello, ropa, colores, etc.).
—Conozca qué espera y quiere su audiencia y sus clientes. “De una persona que se dedica a la veterinaria se espera que ame a los animales”, ejemplificó Luigina. “En un restaurante se espera atención, limpieza, aseo y elementos que aporte credibilidad”.
—Defina las acciones que debe realizar para corregir situaciones y para lograr implementar la estrategia y proyectar una imagen consolidada. Se incluyen los detalles: por ejemplo, un sillón roto en la oficina de una fábrica da una mala imagen sobre la calidad de lo que se produce.
—Mantener la coherencia entre imagen personal y marcad de la empresa en materiales, colores y logo, publicidad, redes sociales y sitios web.
—No utilice demasiados elementos capturadores de atención, que distraigan y que no ayudan.
—La presentación debe ser coherente, claridad y consistencia en forma constante, siempre en relación a la audiencia para conectar con las personas.
—Defina los aromas que deben tenerse en sus instalaciones y los perfumes personales.
—Cuide la presentación personal los fines de semana o días libres para mantener la proyección pública cuidando la coherencia entre la vestimenta y el protocolo social.
—Trabaje sus emociones, valores y personalidad para que su fondo o esencia personal se proyecte en su imagen. “Las personas se dan cuenta, se cansan o se sienten incómodas si se proyecta algo falso y, cuando se encuentran ante la realidad, la imagen se cae”, advirtió Luigina.
—Cuide el lenguaje verbal y no verbal, mantenga una correcta entonación, tenga temas de conversación y un correcto vocabulario, elimine muletillas y conserve un ritmo adecuado (no hable ni acelerado ni trabado o lento). “El lenguaje no verbal pesa el 93%”, aseguró la especialista.
—Recuerde que más del 90% de las decisiones se toman por lo que se ve y se siente, lo que incluye las acciones que una persona realiza: que compre o que contrate un servicio.
“No hay que tener miedo en invertir en la imagen”, dijo Luigina. “Se debe trabajar los aspectos verbales y no verbales. Se pueden mejorar. La imagen se puede monetizar”.