El crédito puede ser una herramienta para proyectar a su empresa o, como en las actuales circunstancias, para sostener la operación con miras a aprovechar oportunidades de mercado.
Utilizar el financiamiento mediante un préstamo, sin embargo, implica hacer un balance que va más allá de los pros y los contras. “Hay un análisis cuantitativo, que pasa por los indicadores financieros, y otro cualitativo, que pasa por el conocimiento y experiencia de las personas emprendedoras y del modelo de negocios”, advirtió Hugo Villalta, director comercial de Coopeservidores.
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Un trabajo de Javier Sánchez Vidal y Juan Francisco Martín Ugedo, de la Universidad Politécnica de Cartagena, señala también que la edad de la empresa y el tamaño son factores a considerar. Para algunos especialistas, cuando la empresa está iniciando, no tiene activos ni tampoco ingresos podría ser más favorable otras formas de financiamiento como el aporte de inversionistas de riesgo, el crowdfunding o un socio que aporte capital.
1. Endeudamiento
Toda empresa, como toda persona, debe saber con certeza si se puede endeudar. Para eso se puede utilizar el llamado indicador de endeudamiento donde se divide el pasivo total por el patrimonio neto. Ambas cifras están en los informes o documentos básicos que debe elaborar su contador.
Si el resultado es menor a 1 la situación es positiva. Pero entre más se acerque a 1 se considera que el endeudamiento de su empresa es alto y podría ser riesgoso (tanto para la entidad financiera como para la misma empresa) asumir más deuda, ya sea en la forma de nuevos créditos como de cuentas por pagar a proveedores. Hay excepciones.
Villalta advierte que todo depende del sector en el cual se encuentre la compañía. Normalmente una empresa inmobiliaria requiere financiamiento para sus proyectos de construcción. En una firma de servicios, no obstante, la situación cambia.
2. Costo de la deuda
Normalmente las personas y las empresas se dejan ir por la tasa de interés. A la par este criterio, hay que hacer una análisis del costo de la deuda versus la rentabilidad, donde se puede optar por esta vía de financiamiento si el costo es menor, e incluso, la mitad de la rentabilidad. “Ahí sí vale”, dice Villalta. En algunas ocasiones como las actuales, se podrían encontrar alternativas viables.
Hasta el 30 de abril pasado un total de 20.896 operaciones de crédito se habían beneficiado de la facilidad especial y temporal de financiamiento a mediano plazo, conocida como Operaciones Diferidas a Plazo (ODP) otorgada por el Banco Central de Costa Rica (BCCR) a las entidades financieras, con el objetivo de trasladar recursos en condiciones favorables a los hogares y empresas afectadas por la pandemia del covid-19.
Las operaciones, según datos del BCCR, sumaban un total de ¢539.021 millones de saldo y fueron otorgadas en 30,33% a micro, pequeñas y medianas empresas para readecuaciones, refinanciamiento o bien nuevos créditos de capital de trabajo, según la Asociación Bancaria Costarricenese. El monto total aprobado por el BCCR para las ODP es de ¢842.887 millones.
3. Estructura de la deuda
Se debe revisar si los pagos y la cancelación de la deuda total de la empresa está concentrada en el corto plazo o en el largo plazo y, entonces, su efecto sobre la liquidez o el flujo de caja.
Si la cancelación de las deudas se concentra en el corto plazo va a obligar a tener disponible efectivo para poder pagar. Puede que sea el momento de ver las opciones para reestructurar la deuda y que no presione la liquidez.
4. Ajuste de presupuesto
El otro factor que entra en juego es el presupuesto de la empresa, donde se deben analizar los gastos y los ingresos para determinar si con los ingresos que se obtienen es posible hacer frente a las deudas (actuales y nuevas) y en cuáles rubros es necesario hacer recortes.
Las empresas deben tener claro su presupuesto (sus gastos y sus ingresos) para presentarse ante las entidades financieras y obtener asesoría.
5. Modelo de negocio
La entidad acreedora y la persona emprendedora también deben considerar, evaluar y analizar el modelo de negocios.
Los cambios en el mercado, en los hábitos y conductas de los consumidores (más digitalizados) y el mayor uso de la tecnología por parte de los compradores exige revisar si el modelo de negocios todavía está vigente, cuáles ajustes son necesarios y cuáles son las probabilidades de salir exitoso.
Acá se debe evaluar las acciones implementadas por la empresa tanto ante la pandemia como ante los cambios en el mercado y los consumidores. Villalta indica que se analizan los ajustes en procesos, la adopción de tecnología de información y comunicaciones, y a las personas,
El examen a las personas abarca su experiencia, su conocimiento de la situación de la empresa (conocimiento del endeudamiento, costo de la deuda, estructura de la deuda y presupuesto), su dominio de lo que pasa en el mercado y su propuesta y visión de negocios ante clientes más exigentes y digitalizados.
La proactividad (que la persona busque alternativas de readecuación o refinanciamiento) cuanto todavía está al día (pero su proyección le hace ver que debe acercarse a una entidad bancaria) es un buen indicador. Si lo hace cuando ya está con problemas y se encuentra atrapado es más bien una señal de riesgo para cualquier entidad.
“Con esa información se puede buscar una solución personalizada para cada pyme”, dice Villalta.
6. Opciones de financiamiento
Con ese panorama interno claro, las empresas también deben evaluar cuáles son las alternativas de financiamiento a la que pueden, deben o es más conveniente recurrir, ya que no se trata de pasar el problema para los siguientes meses como quien patea la bola hacia adelante.
En el mercado, además del crédito tradicional, existen servicios de arrendamiento (leasing), de factoreo o venta de cuentas por cobrar, inversión de riesgo, de crowdfunding o se puede buscar un socio que aporte capital. También se debe considerar el refinanciamiento o readecuación de pasivos.
7. Opciones de entidades
No se desaliente si en una entidad le deniegan alguna opción. Haga un listado de entidades a las que puede recurrir, preferiblemente del mercado legal que están supervisadas como bancos, cooperativas o mutuales. El mercado informal puede implicar altos costos y mecanismos de cobro que no son transparentes.
La mayoría de las entidades tienen varias opciones y pueden brindarle asesoría. Actualmente mantienen programas de readecuación (en plazos y prórrogas) o de refinanciamiento de deudas, debido a la emergencia causada por la pandemia. El análisis de cada caso es imprescindible.
Vaya a varias entidades, analice las opciones y decídase por aquella que no solo le ofrece financiamiento de buenas a primeras, sino que a la que le aporta recursos financieros, asesoría y una solución que proyecte a su empresa hacia las nuevas realidades del mercado y de los consumidores.