Para una gran cantidad de familias la pandemia implicó una crisis sanitaria y un reto económico al que una buena parte hizo frente creando micronegocios, especialmente de comidas, ropa y de belleza, en este último caso en particular en Costa Rica.
Tres de cada 10 centroamericanos iniciaron un emprendimiento como respuesta a la situación creada por el Covid-19 desde hace un año, de acuerdo con una encuesta de la firma CID Gallup realizada en enero anterior.
Los resultados de la encuesta muestran que el país donde más micronegocios se crearon fue Nicaragua, mientras que Costa Rica fue donde menos emprendimientos se iniciaron.
“En Nicaragua la explicación podría ser que fue un país que nunca tuvo ninguna restricción en cuanto al coronavirus”, indicó Cristina Rodríguez, directora de proyectos de CID Gallup.
En el caso de El Salvador el comportamiento sería “atípico”, pues —pese a la pandemia y las restricciones— la población demostró una tendencia positivista de la economía y del rumbo del país.
“Recordemos que fue el primer país que cerró las fronteras y tuvo medidas bastantes rigurosas durante la pandemia”, dijo Rodríguez. “El rol del gobierno actual ayuda a que las personas, a pesar de la crisis, tengan esperanza”.
El reporte de CID Gallup indica que en Guatemala los emprendimientos fueron iniciados por personas con un nivel de educación secundario o universitario, mientras que en Nicaragua fueron mujeres, con unos 40 años de edad en promedio y personas con estudios primarios.
El estudio se realizó con muestras de 1.200 personas o más en cada país, con teléfono celular activo. Tiene un margen de error de 2,8.
La mayor parte de las personas que emprendieron decidieron enfocar su negocio en la preparación de comida. La segunda actividad que se escogió más fue la de confección y venta de ropa. En tercer lugar se encuentra el comercio, con excepción de Costa Rica, donde las iniciativas se enfocaron a servicios de belleza.
El reporte no indica en qué medida los micronegocios se ubican en el sector informal. “Lo que sí podemos decir es que los países de la región tienen un sector informal bastante grande y registrar un negocio en pocos meses puede ser complicado”, explicó Rodríguez.
Las diferencias locales con los otros países es que en la mayoría se dura entre seis y 17 días (Panamá y El Salvador, respectivamente) para iniciar un negocio, con excepción de Honduras (42 días). En Costa Rica el promedio son 23 días, de acuerdo con un reporte del Banco Mundial de 2019.
La Encuesta Nacional de Microempresas de los Hogares del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), reveló que entre 2019 y 2020 se redujo la cantidad de personas independientes con microempresas de 370.174 a 355.266, probablemente porque las personas “tienen alguna otra actividad económica diferente”.
Los resultados del INEC muestran que, pese a ese descenso, aumentaron los porcentajes de personas que mantienen la actividad independiente o microempresas por necesidad (del 46% al 49,5%) o tradición (de 13% a 14%) y disminuyeron quienes alegan que realizan actividades independientes por oportunidad (41% a 36%).
Según el INEC aumentaron las personas que realizan solas su actividad de cuenta propia (pasó de 70% a 73%).
La encuesta de CID Gallup también mostró que las principales preocupaciones siguen siendo la economía, el desempleo, el costo de la vida y, en algunos países de la región, la corrupción.
“Estas problemáticas influyen directamente en la decisión de una persona de colocarse un negocio para iniciar una actividad económica informal”, dijo Rodríguez.
La especialista advirtió que los países con alta corrupción en los procesos de creación de negocios, podrían desincentivar la fundación de los emprendimientos o empujar a las personas a la informalidad.