Jeannette Trejos creció viendo a su papá Francisco pintar. Ese era uno de los pasatiempos de él, quien asistía a la Casa del Artista en San José a recibir clases y también era autodidacta.
Durante su etapa de colegio, Jeannette solía pintar paisajes a lápiz y su profesora de artes plásticas vio que había talento en ella, por lo que la motivaba a seguir pintando y a prepararse más.
“Usted debería tomar algún curso de arte en la universidad”, le aconsejaba.
Cuando ingresó a la Universidad de Costa Rica, no estaba segura de qué estudiar, por lo que siguió la recomendación de su profesora y se matriculó en varios cursos de arte.
A pesar de que su padre le decía que tratara de buscar una carrera que le generara mayor estabilidad económica, Jeannette supo que lo suyo era la pintura.
Se matriculó en la carrera de artes plásticas, con énfasis en pintura. Hasta hoy, no se arrepiente de esa decisión.
“Lo volvería a hacer. No me imagino haciendo otra cosa que no sea algo que tenga que ver con arte”, confesó.
Posteriormente, estudió educación en la Universidad Estatal a Distancia (UNED) y fue profesora de artes plásticas en un colegio. Igualmente, impartía clases privadas.
En diciembre del 2016, con el fin de pasar más tiempo con su hija y su familia y no tener que estar viajando lejos de su casa a trabajar, decidió dejar su empleo.
Junto a su esposo, Cristian Jiménez, quien es profesor de física y química, creó un negocio en San Isidro de Grecia ligado a su talento.
A ambos les encantan las plantas y uno de sus pasatiempos era visitar viveros.
“Yo le decía a mi esposo: ¡qué raro! No hay ninguna maceta que sea artesanal”, recordó Jeannette.
Surgió entonces la idea de vender macetas artesanales pintadas a mano con elementos naturales en ellas.
Cristian se encarga de sembrar las plantas y de cuidarlas, mientras que a Jeannette le corresponde darle vida a las macetas con sus pinceles y colores.
Las macetas se las compran a un artesano de Puriscal, quien las elabora en torno de pie y con un horno de leña.
El negocio se denomina Maceteros Artesanales.
Al principio, las pinturas eran más lineales y sencillas, pero Jeannette quiso darles una mayor identidad costarricense a estas. Además, quería que fueran más realistas y tuvieran detalles.
Hoy incorpora diseños variados y coloridos: pájaros, ranas, mariposas, flores, colibríes, búhos y otras bellezas naturales de Costa Rica.
Los diseños son originales, no se repiten, aunque el cliente tiene la posibilidad de pedir que le realicen un dibujo específico.
Algunas de las plantas que se siembran en las macetas son jades, jabuticabas, lenguas de suegro y serissas, entre otras.
Estas plantas tienden a ser más resistentes, ya que reciben pedidos de personas que trabajan en oficinas en las que hay aire acondicionado, por ejemplo.
A algunas macetas, Jeannette les añade piedras de río pintadas (con diseños de mariquitas, búhos u otros animales) que las adornen y les den mayor vida.
Sus productos los venden en ferias y reciben encargos de empresas que les obsequian las macetas a sus trabajadores, especialmente a fin de año.
Los emprendedores esperan fortalecer su negocio en Grecia y que las personas puedan visitarlos en su taller y adquirir allí los maceteros.