José Cantillo brinda asesorías como ingeniero químico a diferentes industrias, especialmente enfocado en la innovación. Hasta que la pandemia detuvo todos los contratos, pues las empresas redujeron actividades.
La salida fue aprovechar sus conocimientos y experiencia para crear un gel desinfectante natural, ecológico y que no afecta la piel denominado Care Wow que comercializa —junto con otros productos como un jabón líquido y un desengrasante de marcas Ecoclean— con su empresa Consulquim.
“Uno de los retos de la química verde es hacer los productos lo más sustentables posibles”, dice José.
Oriundo de Venezuela, donde estudió y se graduó, José conoce a fondo cómo la industria en sus diferentes ramas, incluyendo cosméticos y de limpieza, utiliza derivados del petróleo. Para él, la misión es cómo generar innovación en el sector a partir de insumos orgánicos.
En Costa Rica, él observó que había un nicho en el cual se podía insertar como consultor. “Hay mucha innovación en informática y tecnología, pero no en química”, asegura. Siendo un país con vocación ambiental había un terreno fértil para impulsar nuevos procesos de producción y nuevos productos, sustentables, saludables y exportables.
Desde hace tres años empezó a brindar asesorías en desarrollo de innovación a empresas del sector industrial y del sector hotelero en el área química en proyectos que iban desde el tratamiento y reutilización de aguas residuales. Claro que tenía pensado ir más allá y quería crear su propia empresas de desarrollo de químicos verdes.
La barrera con la cual se encontró fue que para muchos programas de apoyo, incluyendo los de fondos no reembolsables del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones, no tenía suficiente tiempo de estar en el país. El requisito era insalvable. Lo que no le impedía seguir cosechando contactos en la industria e investigando más, así como participó en diferentes programas de capacitación como instructor.
Como a todos los sectores, la pandemia del Covid-19 significó un parteaguas, donde los acontecimientos, las posibilidades y las elecciones se dividen en direcciones opuestas. Por un lado, los contratos de asesoría se vinieron abajo, pues las empresas al inicio no sabían qué pasaba ni qué iba a pasar y detuvieron todo. Por el otro, obligó a pensar qué hacer.
Desde el inicio, la demanda de productos y servicios de desinfección fue el primer sector beneficiado con la pandemia. Hubo empresas que dieron un vuelco para aprovechar la demanda, junto a las que fabrican mascarillas y otras prendas de seguridad sanitaria.
La firma Statista indica que desde el brote del Covid-19 más del 95% de la población utiliza el lavado de las manos y más del 80% la desinfección como prácticas de higiene, junto a las mascarillas o tapabocas (70%). La mayoría (54%) no usaba desinfectantes antes de la pandemia.
El impacto comercial fue inmediato: en marzo de 2020 las ventas de productos de cuidado personal aumentaron 7% en Amazon y el número de lanzamientos de desinfectantes de manos en gel se duplicaron o triplicaron en países como Colombia y Ecuador.
En Costa Rica, el Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC) reportó el 23 de mayo anterior que había unas 50 marcas de gel, de las cuales 72% cumplían porcentaje de alcohol recomendado por la Organización Mundial de la Salud, pero el 85% tenía problemas de etiquetado.
José se dio cuenta que la mayoría de los desinfectantes y productos de limpieza no eran naturales y utilizaban derivados del petróleo que podrían ser el origen de irritaciones y sequedad en la piel de las personas que los usaban.
Se puso a trabajar en la creación de tres productos: un gel desinfectante natural basado en aloe vera, que —además de la desinfección— ayuda a humectar, hidratar y suavizar las manos. También creó un jabón líquido y un desengrasante biodegradables y libres de butilo, ácidos, glicol, éter, fosfatos, cloro, amonios, fosfatos y otras sustancias y químicos.
Los ingredientes se obtienen de fuentes naturales. Por ejemplo, el componente principal del jabón es un tensoactivo que se obtiene de los desechos del coco de la palma cuando se extrae el aceite.
En lugar de trietanolamina se utiliza plantas de aloe vera, cuya sábila contiene propiedades antibacterianas que ayudan a la humectación y a la regeneración de la piel afectada por daños como quemaduras o productos químicos.
Para lograr que el gel sea espeso se utiliza, en lugar de cabopol, un polvo que se obtiene del desecho del bagazo de la caña o de la madera y que es muy utilizado en repostería y fibra dietética, conocido como carboximetilcelulosa (CMC).
José explica que utilizan también glicerina vegetal para que el alcohol no se derrame al ser aplicado, se mantenga unos 30 segundos en la piel y tenga más efectividad en la desinfección.
Todos los productos los tuvieron listos en abril del 2020. Una vez tenía el portafolio de productos los registró y obtuvo los permisos en mayo de ese año, por lo que empezó la fabricación y la comercialización precisamente al mes siguiente. ¿Cómo se financiaron?
Obtuvieron un préstamo de un conocido por $6.000 y alquilaron una bodega en La Uruca, pero como el producto todavía no se vendía suficientemente estuvieron ahí solamente tres meses. Terminaron pasándose a San Pedro de Montes de Oca y la oficina la ubicaron en Barrio La Cruz.
Al principio las ventas empezaron lentamente debido a las restricciones, pero luego tomaron impulso. En esto ayudó que se asoció con Ruth Mora, especialista en mercadeo y quien había trabajado en una de las empresas a las que él daba asesoría. Actualmente venden entre $1.200 y $1.800 por mes, lo que da para los costos y pagar el préstamo.
El gel se comercializa en presentaciones de diferentes tamaños con precios que van desde los ¢1.000 (un spray de 60 mililitros) hasta ¢9.700 (el galón).
“El producto tiene mucha aceptación”, dice José. “La limitante es que hay mucho producto similar o sustituto en la calle de distinta calidad y en los supermercados, por ejemplo, nos dicen que ya están abastecidos”.
En esas condiciones la tarea es diferenciar y posicionar los productos, especialmente en el caso del gel dándolo a conocer no solo como desinfectante para usar en prevención del Covid-19 como por los beneficios para la piel y solución antiséptica.
José es fiel a su profesión y expone la cantidad de pruebas realizadas y los resultados obtenidos, los testimonios de clientes que con otros productos tenían problemas de piel y con el gel Care Wow desaparecieron. Pero tiene claro que los productos trascenderán la coyuntura y piensa en llevarlo incluso a Amazon.
Actualmente comercializan los productos a través de su sitio web y en redes sociales, donde reciben los pedidos, para hacer la entrega a domicilio, en todo lo cual se encargan las tres personas que están en la empresa.
“Somos soila”, dice José. “Queremos enganchar a la gente con un producto amigable a la piel, teniendo en cuenta que el lavado y desinfección de manos es efectivo”, recalca.