Como buen amante de los helados, Iván Otálora Duque quería crear una heladería en la que nadie se quedara sin probar un helado por falta de opciones.
En agosto del 2016, junto a su hermana y socia, la educadora y empresaria Claudia Otálora, abrió su pyme Santa Paletta, en Heredia centro, que también es una cafetería.
En su local, hay alrededor de 45 opciones para escoger: helados para veganos, para diabéticos, para niños, para adultos, con pequeñas cantidades de diferentes licores, en agua, en crema, con rellenos y hasta paletas creadas para perros.
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Los animales tienen la posibilidad de degustar los helados en la terraza del negocio, en la parte exterior.
Los fines de semana, especialmente, es común que los dueños de mascotas lleven a sus perros a comer una paleta de carne con vegetales o de frutos rojos, que son libres de azúcar, sal y lácteos.
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Desde Colombia hasta Heredia
Iván estudió administración de empresas, así como hotelería y turismo.
Desde que vivía en su natal Colombia, su familia se ha caracterizado por inclinarse a establecer negocios. Allá tenían una empresa que procesaba pulpa de frutas.
Él llegó a Costa Rica en 1999, junto a su cuñado y tía, huyendo de la violencia que había en ese entonces en su país. Luego fueron arribando otros miembros de su familia.
“No era una vida llevadera en ese momento allá”, contó.
Escucharon buenos comentarios de Costa Rica, tiempo en el que se le conocía como la “Suiza Centroamericana”, recordó el emprendedor de 48 años.
Inicialmente, se instalaron en Alajuela y vivieron seis meses allí, pero luego conocieron Heredia y les gustó la provincia, por lo que se trasladaron a esta.
La familia pronto empezó a levantar negocios y uno de ellos consistía en la importación de ropa de mujer para venderla aquí.
En la "ciudad de las flores", por el parque Los Ángeles, Iván tuvo una heladería y luego le surgió la oportunidad de irse a trabajar a Estados Unidos a una empresa multinacional de remesas.
Tras estar aproximadamente 16 años en tierras estadounidenses, empezó a extrañar a su familia y el paisaje y clima tico.
Así fue que regresó a Heredia a emprender un nuevo negocio.
Como hace dos años atrás estaba tan en boga el tema de las paletas y helados artesanales, a él y a su hermana les pareció interesante abrir una heladería que tuviese muchísimas alternativas, no solo ocho o diez sabores.
Su plan era llegar a diferentes públicos y querían que se tratara de un lugar colorido, amplio, con música y wifi.
Compra a proveedores locales
En aras de tener esa variedad, Santa Paletta le compra los helados que vende a por lo menos ocho pequeñas empresas del país, aunque igualmente los adquiere de multinacionales.
Dentro de los productos que se pueden consumir también se encuentran granizados y unos de los que llaman la atención son las paletas con licor: de tequila con limón, daiquiri, chiliguaro, michelada, baileys, mojito, ron con pasas, piña colada, sangría y rompope con cerezas.
Iván aclaró que son niveles bajos de licor y que se dirigen únicamente a personas adultas.
“No es para que alguien se emborrache con las paletas”, precisó.
El área de cafetería, que es un complemento a la heladería para la gente que no come helados o para las épocas más frías, ofrece repostería, paninis y diferentes cafés.
Iván comentó que uno de sus proyectos para mediados de este año es habilitar la parte superior para realizar fiestas infantiles.
Él les aconseja a los emprendedores persistir, pues a veces parece que algo no va a funcionar, pero luego resulta bien y se empiezan a ver los frutos.
En su experiencia, es importante aprovechar las redes sociales para darse a conocer y trabajar en equipo.