Desde muy pequeña, a Fabiola Suárez le llamaba la atención mejorar los espacios en los que se encontraba, ya fuera mediante pinturas, dibujos u otros ornamentos.
De niña participó en un concurso en el que pintó el parque de su comunidad, allá en Pérez Zeledón, y también plasmaba dibujos en acuarela.
Aunque atrás quedó la época en la que coloreaba con sus pinceles, actualmente expresa sus ideas por medio del diseño de estructuras.
“El tema espacial me gusta y me ha gustado siempre. A través de los espacios quiero transmitir creatividad, descubrir nuevos materiales, pensar cómo puede verse un lugar armonioso”, contó la arquitecta graduada de la Universidad de Costa Rica.
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Como su papá ─Óscar Suárez─ es ingeniero civil, ella creció viéndolo construir y lo acompañaba a las inspecciones de obras desde la corta edad de siete años.
“Siempre estuve muy expuesta a eso y eso me inspiraba mucho”, manifestó.
Al momento de elegir su carrera, se inclinó por la arquitectura, pues es de esas personas a las que les gusta ver materializadas las cosas y se entusiasma cuando aquello que se imaginó en su cabeza se hace una realidad.
En el 2012, fundó la firma Dual Arquitectura y Construcción, que hace alusión justamente a sus dos pasiones: diseñar y edificar.
“Somos dos caras de la misma moneda, que no se oponen, se complementan”, explicó.
Su pyme se especializa en el desarrollo de proyectos gastronómicos, comerciales y de oficina y está conformada por ocho trabajadores.
Antes de crear su negocio, hubo un amplio camino de aprendizaje.
Conocer un hotel por dentro
Uno de sus primeros trabajos fue en el Hotel Intercontinental, en el que se encargaba de supervisar las obras de mantenimiento y mejoras que se le hacían al inmueble.
Allí recuerda que debía vestir un uniforme gris “horrible”.
Pero, eso no le importaba. Tenía que entender cómo se estructuraba toda la parte interna de un hotel, pues eso no lo aprendió en la universidad, para en un futuro diseñar hoteles.
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Unos meses después surgió la oportunidad de realizar una pasantía en un estudio de arquitectura en Múnich, Alemania, nación en la que estuvo un año.
A su regreso a Costa Rica, en el 2005, vio un anuncio en el periódico que decía que en Grupo Roble estaban buscando arquitectos. Mandó su currículum y la contrataron.
Fabiola rememoró que tuvo la dicha de que su jefe creyera en ella y le diera la oportunidad de encabezar proyectos “muy importantes”.
Después de cinco años de trabajar en esa empresa, se fue a Panamá con su esposo José María, quien debió asumir un puesto en ese país.
En Panamá, trabajó con una empresa que desarrolla proyectos de hotelería y restaurantes, que ahora es su cliente.
De vuelta a Costa Rica, tomó la decisión de establecer su propia empresa y así ligar su interés por el diseño y la construcción.
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Algunos de los proyectos en los que ha participado incluyen el diseño del mercado gastronómico El Mestizo, situado en Plaza Tempo, Escazú.
Igualmente, se encargaron de la renovación de esa plaza comercial.
Otro cometido de su negocio fue la remodelación de los lobbies en Forum 1, en los que se incorporaron espacios de colaboración.
A su vez, su firma se encargó de la renovación de baños y barandas en el centro comercial Terramall, entre otras iniciativas.
Planes y consejos
Fabiola se levanta y se duerme tejiendo nuevas ideas y dice que disfruta plenamente de su trabajo.
“Me encanta poder pensar que lo que hacemos es tan tangible y sensible que podemos generar una mejor calidad de vida en las personas mediante los espacios”.
La empresa planea expandir sus servicios a Centroamérica y ya están trabajando en un proyecto “muy interesante” en Guatemala, contó.
Además, desea fortalecer más sus servicios de construcción en Costa Rica y Panamá.
Según la emprendedora, uno de los secretos para tener un emprendimiento exitoso es creer en sí mismo y rodearse de gente que está en la misma sintonía, “que cree en uno”.
“A veces uno cree que está solo contra el mundo, pero en realidad hay mucha gente que piensa igual.
“Las redes de apoyo, de networking, son muy importantes. Que uno sepa que hay gente que quiere ayudarlo. Lo único que falta es uno llegar a conectarse a esas redes y darse visibilidad”, concluyó.