Nancy Camacho tiene 27 años y María Fernanda Guillén tiene 30 años.
Son tan jóvenes como lo es novedoso el negocio, la idea de servicios enfocados en la salud mental en las empresas y el modelo de operación de su empresa Mind Connections.
“Hay que sentirse relajados con la salud mental”, repite María Fernanda, como si fuera un mantra que le da poder a su propuesta.
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La idea empezó a gestarse hace un año. En sus trabajos, ambas se dieron cuenta que urgía que en las empresas se desmitificaran las diferentes situaciones que se suelen producir alrededor de la salud mental.
María Fernanda es especialista en marketing y se desempeñó como gerente de producto en compañías farmacéuticas, liderando equipos de sus unidades de negocio.
El estrés, la ansiedad, incertidumbre, depresión, bipolaridad, los workaholics y los problemas físicos y de salud personal (hipertensión, por ejemplo, que surgen en consecuencia están entre las principales causas de discapacidades laborales.
Seis meses después de haber empezado a pelotear la idea, ambas empezaron a tocar puertas de empresas, sobre todo firmas de zona franca y externas.
Actualmente tienen 15 firmas clientes. Hago la pregunta y me responden como disculpándose, explicando que es un proceso lento.
Por el poco tiempo que tiene su iniciativa no son tan pocas, claro está.
La propuesta es brindar asesoría, apoyándose en una red de 50 profesionales en psicología y psiquiatría, medicina, coaching, ejercicios y nutrición.
“Ellos dan la asesoría. Todos los servicios se subcontratan”, explicó María Fernanda.
Se realiza un diagnóstico y luego se proponen planes que ayuden a las empresas y a sus colaboradores a enfrentar las situaciones que enfrentan.
A ambas, como buena parte de la generación millennials, también prefieren trabajar desde oficinas colaborativas o de coworking.
Todo depende de la necesidad de las empresas.
Nancy misma es entrenadora y se encarga de coordinar los programas de ejercicios, incluyendo funcionales, crossfit, baile y zumba.
Ella es promotora de la salud de la Universidad Nacional y especialista en entrenamiento personal de la Universidad Santa Paula, además es entrenadora en centros de bienestar y una de las cadenas de gimnasios.
Además, verifica las certificaciones y atestados de los profesionales que forman parte de la red.
A ellas se une Karina Salas, como asesora.
La propuesta es trabajar con una metodología basada en educación (“no hay que tener vergüenza ni miedo”) y prevención, para generar las estrategias de salud mental.
La intervención inicia con los líderes de las empresas, pues se debe generar un ambiente de confianza y de seguridad (“no va a pasar nada que tengas un problema”) a todo nivel.
Nancy y María Fernanda encuentran en las compañia una gran carga de ansiedad, especialmente entre trabajadores jóvenes.
El problema para una persona que sufre un cuadro de este tipo es que puede desarrollar lo que se conoce como el síndrome de agotamiento.
Es lo que popularmente se conoce como estar “quemado”. Las personas se presentan a sus trabajos. Permanecen en ellos durante el día. Pero están desconectados y lo ocultan con mucha habilidad.
Su rendimiento decae y con ello afectan la productividad y el ambiente de su unidad o de la empresa.
Las empresas y los líderes de equipos deben estar preparados para detectar y saber qué hacer cuando una persona tiene un ataque de histeria o una fuerte depresión.
A veces ni ellos mismos se dan cuenta.
Algunos llevan el correo de la empresa en su celular y lo revisan constantemente cuando están fuera del trabajo, incluso en vacaciones.
También hacen o reciben llamadas laborales a toda hora y hasta se comunican con sus colaboradores fuera de horarios.
Tienen los síntomas. Creen que es normal tener esos niveles de actividad.
“Cuando hacemos un taller muchas personas identifican que tienen un problema”, dice María Fernanda. “Les inculcamos que hay que tener un balance de vida, con la familia, con las amistades, con la vida personal”.