Luego de trabajar como asistente legal en un bufete nacional, el joven abogado José Miguel Alfaro Gómez decidió fundar S.e.e.d., una firma legal que se enfoca en brindarle asesoría a pymes, startups, empresas sociales y organizaciones no gubernamentales.
Su interés en emprender surgió en el 2009, tras haber tenido la oportunidad de formarse en el campo del derecho corporativo y de liderar varias iniciativas pro bono. Este término ─proveniente del latín─ se refiere a brindar servicios legales de manera voluntaria y sin recibir retribución económica.
En la experiencia de José Miguel, la labor pro bono debía ejecutarse de una mejor manera, pues aunque en Costa Rica muchos abogados y asistentes legales se dedican a ello, a veces se le asigna un papel secundario.
Él pudo ver cómo esta tarea se ejercía después de que el trabajo remunerado estuviese listo.
“Eso implicaba que uno podía pensar en lo pro bono 10 o 12 horas después de haber empezado la jornada, cuando uno ya tenía sueño, hambre y se quería ir para la casa. Obviamente, la calidad del servicio no era óptima”, explicó.
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Un emprendimiento con su visión de mundo
El joven, quien en ese entonces tenía 21 años, habló con un amigo y empezó a “pelotear ideas” sobre cómo podía ser su bufete.
Se inclinó por crear un negocio que respaldara legalmente a aquellos emprendedores que estuviesen “haciendo cosas chivas” e innovadoras.
Su plan se encauzó en mezclar lo corporativo, con lo pro bono.
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Pero, su filosofía era que, en esa labor social de apoyo a quienes no tuviesen recursos económicos para pagar, se hiciera un trabajo de calidad y que se tratara de igual manera al cliente que pagaba como al que no lo hacía.
Al iniciar su empresa, contó con el soporte de su padre, el abogado y exvicepresidente de la República José Miguel Alfaro Rodríguez.
La asesoría que brinda la firma hoy a los emprendedores se da en las diversas fases de su negocio.
Por ejemplo, en la preoperativa, se guía al emprendedor sobre qué tipo de persona jurídica le conviene más constituir, se redactan los contratos comerciales, se hacen las gestiones para proteger su propiedad intelectual y la privacidad de los datos, entre otras áreas.
También se otorga consejo legal en temáticas laborales, de finanzas, de inversión y todo lo que resulte relevante para el negocio.
Según José Miguel, uno o dos abogados guían a cada cliente de acuerdo con las necesidades que se posean.
Por otro lado, S.e.e.d. procura conectar a los emprendedores que buscan recursos económicos con empresarios que están interesados en invertir.
Dado su enfoque social, el bufete está certificado desde enero del 2015 como una empresa B por la organización B Lab. Una empresa B pretende generar un impacto económico, social y ambiental con sus actividades.
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El abogado, quien tiene 29 años, contó que dentro de sus proyectos se encuentra expandir operaciones en la región, incorporar más asuntos de tecnología en la prestación de sus servicios y promover un mejor ecosistema para las empresas catalogadas como B en Costa Rica.