Darío Chinchilla estaba llevando las últimas materias de la carrera de química de la Universidad de Costa Rica (UCR) cuando asistió a una conferencia de un empresario.
–¿Cuánto quieren ganar al salir de aquí?
Darío levantó la mano.
–Quiero vivir bien.
Y dijo una cifra. Tras su respuesta, escuchó las burlas de sus compañeros
–Para eso tendrá que crear su propio trabajo– le dijo el empresario.
Darío tiene actualmente su propia empresa Laboratorios Nature-Tec dedicada a cosméticos naturales en Bajos del Jorco de Acosta, la cual vende sus productos en todo el país y se prepara para exportar.
El proceso incluye estandarizar los extractos naturales para garantizar los compuestos y que ayuden a las personas, en este caso, a mejorar la apariencia y la salud de la piel, por ejemplo.
LEA MÁS: Conozca más historias emprendedoras y las lecciones que nos brindan
La conferencia del empresario había sido en el 2011.
Él empezó a hacer pruebas y formulaciones, intentando siempre involucrar en su proyecto a otros estudiantes compañeros y colegas. Nadie se apuntó.
Incluso hizo un estudio en el cual vio varias oportunidades de mercado.
Al año viajó a Berlín, Alemania, para un simposio y como parte del programa del evento visitaron un laboratorio privado.
A Darío le sorprendió que los propietarios fueran más jóvenes –él tenía 24 años.
–Ahí me decidí. Esa misma noche empecé a escribir varias ideas y hasta la marca.
Desde que inició la carrera en el año 2006 se decidió por la formulación de productos naturales, el cual fue también el tema de su tesis de graduación.
El camino estaba trazado y ahora se trataba de concretarlo. Al regresar de Alemania empezó a buscar cómo empezar.
Su hermano Ronald se convirtió en su socio y le facilitó unos terrenos para los cultivos de las plantas medicinales y unas instalaciones que estaban en obra gris, a medio construir, y que había que terminar de levantar.
La empresa Nature-Tec empezó en el 2013 con la producción. Ese año lanzó el primer producto, un gel dermatológico de sábila con guanabina.
Inicialmente enfocado en la piel, la gente empezó a encontrarle otras aplicaciones y funcionalidades para el tratamiento alergias y hasta para tratamiento de pacientes de cáncer que recibían radiación.
De hecho la empresa colabora con el Proyecto Daniel, dirigido a jóvenes con cáncer y sobrevivientes.
En ese tiempo Darío trabajaba solo. Cumplía todas las tareas del proceso: cultivaba, realizaba el procedimiento químico, vendía.
Empezó a abastecerse también de productores orgánicos de la zona y a importar algunos extractos que no conseguía en Costa Rica.
De México está muy agradecido con un proveedor que prácticamente se tomaba la molestia de enviarle las pequeñas cantidades de insumos que él requería.
Además de las tareas de la empresa, en 2014 empezó a dar clases en la misma escuela de química de la UCR, precisamente en el curso donde se decidió a iniciar su propia empresa.
“En algún punto contraté a una muchacha”, cuenta Darío.
La empresa empezó a crecer y hoy da empleo a unas 24 personas de la zona, lo que para él demuestra que se pueden cumplir altos estándares de calidad con colaboradores calificados.
La línea de productos también se fue ampliando.
En el 2015 lanzó un gel de sábila, caléndula, arnica y manzanilla que mejora la circulación, es anti-inflamatorio, antioxidante y mejora también la piel.
Fiel a su filosofía la empresa empezó a utilizar empaques reciclados y artesanales, lo que permitió que los compradores se identificaran con los productos.
La empresa no usa derivados de petróleo, ni sal o sulfatos, para apegarse a su enfoque ambiental.
Actualmente la oferta de Nature-Tec abarca ocho productos comercializados con la marca Terra & Botanics, tales como shampoo de hierbas y cremas de colageno facial y corporal.
Los interesados pueden encontrarla así en algunos supermercados, macrobióticas y farmacias.
Pronto lanzará una línea de productos encapsulados, que incluyen suplementos y se dirigen a restablecer la mucosa intestinal y para tratamientos gástricos.
Hay más de 400 puntos de ventas que los venden, sin contar otros sitios a cargo de un distribuidor Herbax S. A. ni clínicas donde los ofrecen con sus propias marcas.
Darío cree que a esta altura ha logrado lo que había soñado, pero que va por más.
Con la Promotora de Comercio Exterior (Procomer) están evaluando la posibilidad de exportar a Estados Unidos y Alemania, empezando con algunos de los productos, para finales del 2020.
“Uno aprende que no el negocio no es como uno quiere, sino como el mercado lo pide”, reflexiona Darío. “Y que hay que hacerlo de forma novedosa, sabiendo que hay productos que ingresan y otros que saldrán”.
Cuenta que hace unos años creó un desmaquillante que utilizaba saponina, obtenida del árbol de Guanacaste.
Darío dice que es uno de los mejores productos que ha hecho, con el potencial para convertirse en el producto estrella de la empresa.
“La gente no le gustó”, agrega con resignación y con la lección aprendida. “Lo tuvimos dos años. Hubo que retirarlo”.
En la industria cosmética se trabaja con lo que legalmente está establecido y lo que el mercado demanda, como en el caso del shampoo donde los consumidores piden que produzca espuma.
“No queda más que dar lo que la gente pide”, recalca Darío.