Cuando Carlos Brenes y otros socios fundadores de la clínica Instituto Vivit realizaban su residencia médica, la práctica que deben cumplir los profesionales en medicina, empezaron a conversar sobre la necesidad de un servicio asistencial que también combinará la investigación y la docencia, dadas las necesidades de actualización permanente que hay en el campo.
Pensaban también, hace ocho años, en la educación en salud de los pacientes y de otros colegas, obligados siempre a brindar la atención sin descanso. No era el único beneficio que visualizaban entonces. Al unirse podrían adquirir los equipos médicos avanzados, de altos costos, para ofrecer servicios a precios razonables a los clientes.
“Así los médicos tampoco tienen que trabajar sólo para pagar los equipos”, dice Carlos, quien es director general de Vivit, que brinda servicios de salud cardiopulmonar avanzada y medicina de precisión.
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Los retos no son simples. Primero, el acoplamiento de todos los socios y lograr el mismo nivel de compromiso. Segundo, ayudar a disminuir el impacto de los padecimientos cardiovasculares, sin identificar en la mayoría de personas que los tienen y que terminan con consecuencias en su calidad de vida o causando discapacidades o el fallecimiento.
La idea se fue madurando. Algunos de los socios trabajaron en diferentes sistemas de salud de países como Colombia, Inglaterra, Israel, Estados Unidos y España. El mismo Carlos estuvo en Barcelona. Ahí comprobaron cuán a la vanguardia van esos servicios, así como la dificultad que tienen para implementar los avances científicos, tecnológicos y de la medicina, propiamente.
A principios del 2020 empezaron a trabajar con un ingeniero industrial para definir los procesos de los servicios que querían brindar en Vivit, adaptando ideas de lo que vieron en los sistemas de esos países y revisando los avances que seguían sin detenerse, pensando en la fórmula para lograr la agilidad y la innovación que se requiere en función de los pacientes.
En el modelo reconocieron que se necesitan alianzas estratégicas. Por ejemplo, aunque se invirtiera en el equipo más avanzado en el momento, al poco tiempo aparece otro sistema más desarrollado y lo adquiere otro centro médico. Entonces se establecen acuerdos para aprovecharlos. Cuando se vuelve a invertir en una nueva tecnología, el otro centro también puede utilizarlo. “Por los rápidos cambios, es difícil tener siempre el mejor”, explica Carlos.
Las alianzas locales con la Universidad Iberoaméricana (Unibe), Hospital Metropolitano y Clínica Bíblica, así como a nivel internacional con centros de Boston, Arizona, Barcelona e Israel permiten acceso a tecnologías y servicios con mejores costos, especialmente en función del paciente.
Vivit se ubicó en el cuarto piso del nuevo edificio de Unibe, en Tibás, ofreciendo servicios y herramientas de última tecnología en medicina preventiva, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de enfermedades cardiovasculares, dirigidos desde atletas de alto rendimiento hasta personas que inician ejercicios y desean conocer su situación, entre otras.
Los exámenes incluyen desde lo más básico, como el clásico cardiograma, la tomografía computarizada (TAC) o la resonancia magnetica hasta la intervención avanzada, con precios que van desde ¢15.000 (el electrocardiograma), consulta general (¢65.000) o planes con Salud 360 para atenciones más avanzados.
Carlos insiste que la idea es “democratizar” el acceso a este tipo de servicios. Así, se incluye un servicio de rehabilitación multidisciplinaría (nutrición, psicología, fisioterapia y médicos especializados, entre otros) de 36 sesiones por $1.400, que permite al paciente bajar de peso y grasa corporal, así como aumentar la masa muscular, entre otras, que puede pagarse en cuotas o con créditos de entidades financieras locales.
La idea de ser más que un centro médico se mantuvo. Vivit ofrece en su sitio web (disponible a partir de este 27 de agosto) una plataforma educativa y de actualización dirigido tanto al público como a personal de salud y especialistas médicos, que se complementan con videos en YouTube, PDF y revista impresa.
Para el público se dispondrán materiales con lenguaje sencillo y para los médicos (17.000 en total en el país, de los cuales hay 3.000 especialistas) se ofrecen avances en el campo, herramientas avanzadas y estudios de casos (resguardando la privacidad de las personas)
Los fundadores de Vivit requerían capital para iniciar y conversaron con Alfonso Cos, un inversionista de origen mexicano que se formó en EE. UU. y se quedó en Costa Rica tras trabajar en Procter & Gamble, y su esposa Ana María Schutte, quienes no dudaron en aportar también su experiencia y los hicieron replantear el alcance del proyecto. Carlos reconoce que la visión de negocios que ambos aportan es fundamental.
Los planes se afinaron en función del potencial que implica tanto para establecer franquicias en zonas como Liberia, San Carlos, Limón y la Zona Sur como para enfocarse también en el mercado del turismo médico, especialmente de deportistas de alto rendimiento internacional que vengan al país a chequearse y a realizar sus prácticas al tiempo que disfrutan las bellezas naturales locales.
Vivit abrió en junio pasado el centro de operaciones y de servicios en Unibe, con 40 profesionales y técnicos en salud, incluyendo 26 especialistas médicos, con tres modalidades de atención para corazón y pulmones, así como deportistas.
El primero son las consultas virtuales, utilizando las facilidades de videoconferencia de la plataforma de la startup costarricense Huli (donde también se utiliza el expediente electrónico). Este tipo de plataformas continuarán en auge.
La segunda es la atención a domicilio, donde un técnico realiza la captura de datos del paciente, e incluso puede realizar algunos exámenes como el electrocardiograma, y las envía en forma automática al especialista. También se pueden instalar sistemas de monitoreo que transmite información eléctrica cardiaca y alertas en casos necesarios.
“Las unidades de ultrasonido cardíaco antes eran equipos muy grandes”, explica Carlos. “Ahora son portátiles: se utilizan sondas que se conectan a una tableta para obtener las imágenes”.
La tercera es, cuando es necesario, la atención presencial en la sede de Vivit, para lo cual se coordinan los exámenes y estudios que se necesiten para que la persona no tenga que ir varias veces y se tenga su valoración en un solo día.
Ninguna desentona respecto a las tendencias globales. Un reciente estudio de Juniper Research encontró que el número de teleconsultas a nivel mundial pasará de 422 millones en 2021 a 765 millones en 2025 (un crecimiento del 80%). Además, la atención remota generará ahorros significativos (más de $21.000 millones para 2025 a nivel mundial) con la integración de dispositivos portátiles, servicios de computación en la nube y redes 5G para obtener datos de salud de los pacientes.
En el caso de los deportistas, tanto de alto nivel como principiantes, se realizan pruebas de esfuerzo y de consumo de oxígeno, por ejemplo, para determinar su condición y si tiene alguna limitación para practicar ejercicios, en cuyo caso se establece un plan dosificado y personalizado.
Los dos meses que ya cumple Vivit han sido ajetreados, tanto para dar a conocer y posicionar el centro como realizando ajustes en los procesos administrativos, de servicio, humanos y tecnológicos con el objetivo de lograr mejoras en tiempos y calidad.
“Queremos brindar una experiencia distinta de atención y con la tecnología, que por un valor no mayor al habitual tenga medicina multidisciplinaria”, sostuvo Carlos Brenes.