Los proyectos sociales, ambientales, educación, apoyo a pymes y protección de mascotas impulsados por diferentes organizaciones no gubernamentales (ONGs) también se vieron afectados por la pandemia de covid-19, por la falta de voluntarios y la disminución de recursos. Algunas iniciaron proyectos para apoyar a sus poblaciones en las circunstancias generadas desde el 2020, pese a las limitaciones.
David Quirós siempre ha estado muy relacionado con proyectos y organizaciones sociales, por lo que entendió la situación hace poco más de un año. Por su experiencia como emprendedor, sabía también que no hay opciones: hay que ser proactivos. Asi creó GoYupi, una plataforma para que las personas realicen donaciones a proyectos de ONGs.
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David tenía diez años de haber iniciado una agencia de publicidad, la cual se fue transformando en una empresa de eventos, y dos restaurantes, uno en Santa Ana y otro en Escazú, que también se vieron afectados por la pandemia. “Los negocios no lograron aguantar en ese momento”, dijo David. Terminó vendiendo los restaurantes y la empresa de eventos quedó en pausa.
Cuando a él y a su esposa, María Mora, otras personas les comentaron la situación de las poblaciones que recibían apoyo de programas de ONGs y la reducción de recursos que se estaba dando, analizaron cómo aportar su grano de arena.
Lo primero que hicieron fue investigar. Encontraron que en Estados Unidos existía una plataforma llamada Omaze de recaudación de fondos “para una nueva generación de donantes”: los jóvenes y personas digitalizadas que pueden aportar recursos mediante servicios en línea y para quienes los modelos tradicionales de recaudación —cenas y eventos benéficos— son caros y obsoletos.
Aunque las necesidades superan siempre los recursos limitados, la recaudación de fontos es una industria masiva en ese mercado. Según el Centro Nacional de Estadísticas Caritativas (NCCS, por sus siglas en inglés) en EE. UU. había 1,54 millones de organizaciones sin fines de lucro registradas en 2016 en el Servicio de Impuestos Internos, un aumento del 4,5% desde 2006.
La entidad reporta que en 2018 las donaciones privadas de individuos, fundaciones y empresas alcanzaron $427.710 millones. A eso se debe sumar el voluntariado. Solo en 2017 se contabiliza el equivalente a $195.000 millones por las 8.800 millones de horas donadas por un cuarto de los adultos estadounidenses. En EE. UU., por cultura e incentivos fiscales, las donaciones pueden provenir también de empresas y otras entidades.
Para países como Costa Rica, a los efectos del confinamiento por la pandemia en la reducción de la cantidad de voluntarios y de recursos, hay que sumar que desde hace varias décadas se reduce el financiamiento de la cooperación internacional, que se redirige a otras naciones de la región, Asia y África. Las ONG prueban diferentes formas de sostenibilidad orientados bajo el concepto de: “sin fines de lucro, pero sin ánimo de pérdidas”.
La digitalización generada por la pandemia produjo un panorama para nuevas propuestas, por lo que David y María vieron posible impulsar GoYupi como una plataforma y un emprendimiento social que genera campañas de recaudación de fondos para organizaciones sin fines de lucro y sus proyectos.
La investigación que realizaron abarcó también la revisión de los aspectos legales, la definición de los requisitos para selección de las ONGs e iniciativas a apoyar y para empezar a dar a conocer la solución. “La lanzamos hace dos meses”, dice David.
GoYupi es una plataforma web, donde los interesados ingresan al sitio electrónico a través del navegador de su computadora o dispositivo móvil, se registran (indican nombre, correo electrónico y dirección), hacen la donación (son de montos de $5, $10 o $25) y reciben tiquetes para participar en un premio (50, 100 y 500 según monto donado). Los premios tienen el propósito de incentivar a las personas a donar y el ganador se selecciona utilizando un sistema especializado.
La donación se puede realizar mediante Sinpe Móvil o tarjeta de débito o crédito. El registro permite al donante indicar a cuál causa está aportando y recibir información sobre los resultados de los premios y los resultados de las campañas.
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Con cada ONG se firma un contrato y se le entrega el monto correspondiente a través de PayPal. David indica que de cada donación se reserva entre 40% y 50% por costos de plataforma, campañas digitales y premios. El remanente se entrega a la ONG, que no incurre en ningún riesgo ni en gastos.
GoYupi empezó en este 2021 con dos campañas para recaudación de fondos: para el proyecto de un Hub Comunal de la Asociación de Desarrollo Integral de Uruca (Río Oro), en Santa Ana, y la Fundación Tierra de Animales.
El Hub Comunal en Río Oro es un espacio de coworking que opera desde mayo anterior y que ofrece las comodidades y servicios (Internet incluido) para que estudiantes y vecinos, e incluso visitantes, puedan estudiar y trabajar en forma remota. “Está dirigido a la población que tiene limitaciones económicas, como en nuestra comunidad”, justificó Francisco Urcuyo, tesorero de la Asociación.
Urcuyo agregó que la idea del Hub es también impulsar emprendimientos mediante el acompañamiento para la inscripción en el Ministerio de Hacienda y en la Caja Costarricense del Seguro Social, los registros de marca, logo y productos, y la diferenciación de mercado.
El Hub se construyó con recursos aportados por la Dirección Nacional de Desarrollo Comunal (Dinadeco), la Municipalidad de Santa Ana y de la misma Asociación, que obtiene fondos propios con el alquiler del Salón Comunal en actividades y eventos.
La meta es que el centro sea autosostenible mediante membresías que pagan los usuarios, pero para personas de menores recursos se propone otorgar becas. Las becas se financian con donaciones que se reciben mediante GoYupi. Asimismo, las donaciones ayudan a financiar la asesoría de especialistas a las personas emprendedoras, incluyendo estudios de registro de marcas y de mercado.
La Fundación Tierra de Animales se creó y se registró legalmente hace nueve años para el rescate de perros y gatos en abandono en la zona de Heredia. En ese tiempo ha rescatado unos 7.000 animales.
Actualmente tiene unos 50 animales distribuidos en una red de 30 casas cunas y un hotel de mascotas, en este caso para perros y gatos que deben estar aislados por problemas en la piel o algún virus. La Fundación no tiene refugio propio.
Marlem Morales, fundadora de Tierra de Animales y quien trabaja junto con otras dos voluntarias, explica que recurren a familias que le dan abrigo a las mascotas en forma voluntaria. En el hotel de mascotas y en las veterinarias les brindan un menor costo por hospedaje, alimentación, atención y medicinas. Los costos en que se incurre se cubren con donaciones desde ¢1.000 hasta ¢20.000, que cada persona define. “Sin las donaciones no sobrevivimos”, afirma Marlem.
En ambos casos David se acercó a las personas a cargo. Escuchó sobre el proyecto de la Asociación desde el año anterior, cuando personas allegadas le plantearon cómo ayudar. En el caso de Tierra de Animales fueron él y su esposa María quienes se acercaron a la Fundación motivados por el amor a las mascotas. “Somos veganos”, dijo David.
Las campañas de donaciones de ambos proyectos se activaron al mismo tiempo hace un mes. Actualmente se buscan otras dos ONGs pues la idea es lanzar campañas de dos en dos, por lo que valoran iniciativas en campos de personas sin hogar, educación, infraestructura de centros educativos y ambientales.
David afirma que las ONG en la región de tamaño pequeño y mediano no tienen las estructuras para realizar en forma estratégica sus campañas de recolección de fondos, por lo que la meta es crecer a nivel de América Latina, aunque todavía no han visualizado qué apoyo podrían recibir de centros de incubación de startups, especialmente en el campo social.
“Por ahora recibimos apoyo de personalidades y profesionales de la comunidad que en forma voluntaria ayudan a promover el proyecto”, indica David.