Había solicitado un crédito para instalar un negocio y no sabía ni a qué dedicarse. Pensó en una sala de entrenamiento de cross fit. Pero un amigo le aconsejó que fuera algo que no fluctuara tanto con los ciclos económicos. Pensó, entonces, en una barbería (al fin y al cabo la mayoría de la gente se corta el cabello todo el tiempo).
"Lo resolví en un fin de semana", recuerda Patrick Guerra, propietario de El Barbero en Santa Ana y de la franquicia que ha generado una cadena de barberías en en Pinares, Alajuela y Heredia con servicios e instalaciones novedosas para este tradicional sector.
Guerra ya planea vender artículos especializados creados con la marca a través de Amazon y llevar su franquicia a Estados Unidos, empezando en Florida. "Tenemos varios puntos vistos", aseguró.
Cuando en el 2014 obtuvo el préstamo –a través del departamento de crédito para empleados de Citibank, donde trabajaba– estaba en una situación desesperada.
Vivía alojado por un amigo pues por una situación personal recibía apenas ¢50.000, que no le alcanzaba para nada. Incluso aprovechaba al máximo los días de teletrabajo que le daban para no tener que gastar.
Su familia radicaba en Florita, EE. UU., desde 1985. Él se había decidido regresar a Costa Rica en el año 2001.
Aquí empezó a trabajar en empresas de servicios en línea, en el centro de servicios de la firma IBM y luego en Citi.
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Negocio en crecimiento
Guerra definió el negocio y el concepto, pues como había estudiado diseño –aparte de banca y finanzas– él mismo se encargó de darle forma a la idea que tenía para decorar el local y la línea de productos y servicios que agregaría.
Lo suyo no sería una barbería convencional.
Encontró un local en Tres Ríos y cuando estaban haciendo los trabajos de remodelación la gente les preguntaba sobre qué iban a abrir ahí. Él les contaba y así creció el interés.
Quienes más le ayudaron desde el inicio fueron las mujeres, que llevaban a sus amigos, hermanos, novios o esposos. A la fecha una buena parte de la comunicación digital se dirige a ellas, pues son el 46% del total de sus seguidores y son más receptivas a los servicios que se darían para diferenciar el negocio.
Al incio compartía las tareas en Citi con las del negocio. Después del trabajo se iba a la barbería. Luego se dedicó completamente a la barbería y a crear la de Santa Ana, ubicada subiendo a El Alto de las Palomas, por la carretera vieja hacia Escazú.
Allí abrió en mayo del 2015. Luego siguieron las aperturas en Heredia y Alajuela, dada la gran cantidad de clientes que vivían en estas ciudades, y la reubicación de la barbería de Tres Ríos en Pinares en 2017.
Las barberías de Alajuela y Pinares actualmente son propiedad de un exsocio que comercializa los servicios bajo la marca Vork Barbier. Su separación se produjo por diferencias entre ambos.
La de Heredia se abrió y opera con el modelo de franquicia.
Guerra indicó que la inversión en las barberías va de los $500 a los $600 por metro cuadrado, incluyendo decoración y mobiliario, a lo que hay que sumar la franquicia: $20.000 por el derecho de marca.
"Se da la llave en mano", dijo Guerra, lo que significa que él y su equipo se encargan de la conceptualización, la construcción, la decoración y la capacitación del staff.
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Servicios no tradicionales
Más allá del tradicional corte de cabello y barba, se brindan servicios de retoque, corte y tinte de barba y cabello, alaciado, espuma, toalla caliente, pedicure y manicure, colonia y perfume e incluso limpieza de zapatos.
Por mes se llegó a atender hasta 1.800 clientes. Tal demanda llevó a crear una aplicación móvil para que los clientes –muchos de ellos, ejecutivos y empresarios– soliciten y programen las citas.
También se apartó de la típica decoración de las barberías. En Santa Ana, por ejemplo, la decoración es rústica.
A los clientes le ofrecen café, gaseosa, whisky o cerveza ("la idea es que se relaje, no que se embiague") y eso generó que muchos programen citas también para sus amigos y lleguen en grupos.
En las barberías también comercializan geles, aceites, jabones, puros, café y kits de cuidado personal (de hasta ¢38.000).
"Viene gente desde Puntarenas, Jacó y Guanacaste", aseguró Guerra. "Aprovechan un mandado o un negocio que tienen que hacer en San José y pasan a la barbería".
Actualmente está pensando en abrir en otros puntos.
Amazon y Florida
Actualmente Patrick se apoya en un equipo colaboradores, la agencia de publicidad y los encargados de redes sociales.
El plan de crecimiento es retador.
Él quiere también ceder El Barbero de Santa Ana en franquicia y dedicarse a la gestión de la marca, la comercialización de los productos en Amazon y la expansión a EE. UU., pensando abrir la primera barbería el próximo año 2019 en Florida.
El proyecto de vender a través de Amazon se está impulsando con el apoyo de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer).
"El Barbero ya ha hecho una investigación sobre los productos para caballeros que se ofrecen en Amazon y ha notado que hay un potencial", explicó Erick Ulate, subdirector de exportaciones de Procomer. "Estamos seguros que puede tener gran éxito en la plataforma".
Al mismo tiempo Patrick Guerra trabaja para aprovechar un espacio en el local de Santa Ana y crear ahí un restaurante, con una terraza desde donde se pueda admirar el paisaje, comer y esperar el momento de su cita en la barbería.
"La idea es que el cliente tenga una experiencia completa", recalcó Guerra.