Andrea Kaver hizo un viaje a Nueva York con su hija Ariana, entonces de once años, en octubre de 2019. En abril de ese año había fallecido su esposo y padre, el periodista José Enrique Rojas.
En el itinerario incluyeron la visita a un restaurante de la Gran Manzana, famoso en redes sociales por su salsa, y que Ariana estaba decidida en conocer. Y se dieron el gusto.
Al regresar, inspiradas, Andrea y Ariana empezaron a crear salsas propias para carnes y ensaladas. Luego, ya con su empresa, Karoa, ampliaron la gama de productos a postres, jars dulces (en un vasito de vidrio) y los treat cones de categoría gourmet, artesanales y completamente producidos en la cocina de su casa. “Tienen que probar”, dice Andrea, segura de la calidad, el sabor y el gusto de los productos.
Andrea es administradora de empresas graduada de la Universidad Latina de Costa Rica y egresada de la maestría de Fundepos. Durante dos décadas había trabajado en el área financiera y como consultora en sistemas gerenciales de la firma alemana SAP, llegando incluso a dirigir el área de operadores para la implementación de los software. Estuvo en P&G y luego con las informáticas GBM, durante 15 años, y actualmente en Seidor.
A Andrea le gusta la cocina, que heredó a Ariana, y tenía el sueño de mostrar sus habilidades. Quienes probaron sus primeras creaciones sugirieron que porqué no hacía para vender.
Para iniciar el proyecto pidió una licencia en el trabajo. En agosto de 2021 formalizó la empresa y empezó a ampliar su portafolio con más salsas y otros productos, después de perfeccionarlos durante meses.
Las salsas están pensadas para carnes como pollo, de res, pescado y mariscos. Creó cuatro sabores: Chicken Dipping, Guayaba Marinate, Whiskey Marinate, Confetti Tomato. A ellas ahora agregó la Pinapple Chili. También pueden aderezar ensaladas y papas. La Confetti Tomato puede aprovecharse con tacos, empanadas, tamales y papas.
Otra creación suya son los toppings (salsas para decorar platos, pasteles y repostería) con nuevos sabores, como Manjar Negro y Butter Caramel, especiales para crepas, galletas y queques. “Son dulces”, dice Andrea.
Hay que sumar los postres, como cheesecake (relleno de crema de chocolate y chantilly), tres leches, Chocolate Dinamita (queque de chocolate), Birthday Cake (queques de diferentes sabores y con chispas de colores), Strawbarry Shortcake (queque con fresas) y los treats cones (de cornflakes o rice krispies), que son postres individuales y listos para llevar o disfrutar.
Con su esposo siempre había tenido la idea de crear un negocio. “En todo esto he venido aprendiendo”, dice Andrea. Ahora junto con Ariana hace el producto, afina los detalles (como el envasado, el etiquetado y el sellado) con la idea de ofrecer un producto único.
Las ventas actualmente las realiza a través de redes sociales y en ferias, donde concoce la reacción y las opiniones de las personas que le compran. Incluso, en estos días del 19 al 24 de noviembre participará en una feria del Paseo de las Flores, en Heredia.
Para esta Navidad preparó un postre hecho a base de queque navideño con ciruela y chantilly, así como unos kits que incluyen un Christmas Jar (un cocktail similar al rompope) de melocotón o de frutas, una salsa y un implemento de cocina (ya sea para agarrar ollas calientes, cortar papas o aisladores).
Las perspectivas son positivas. El mercado global de postres, que se mantuvo estable desde 2013 a 2019, pegó un saltó en el 2020 y en particular durante los meses de confinamiento, de acuerdo con las firmas Statista y Nielsen. Las compras en supermercados de materiales para postres, que habían caído en algunos momentos de 2020, registran incrementos durante el 2021 respecto al 2019 en algunos países de la Unión Europea.
De acuerdo a Parker Products, una firma de alimentos y bebidas con sede en Texas, Estados Unidos, a la par que adoptan una alimentación adecuada a su estilo de vida y dieta, los consumidores también se inclinan por “indulgencias permisibles” para recompensarse o darse un capricho y, en especial, se enfocan en la experiencia y el deleite sensorial de disfrutar una comida o un postre.
Las tendencias globales tarde o temprano se replican en el mercado local.
Andrea dice que un cliente le consultó, hace unas semanas, si hacía jars (productos que se también se ofrecen en envases para consumir) con galletas como ingredientes. En ese momento, no. Pronto, sí. “Estamos introduciendo un nuevo producto: Cookies Mix & Jar”, anticipa Andrea.
Fiel a su sentencia de que hay que probar los productos, Andrea espera abrir su tienda en diciembre próximo en Santa Ana, para que lleguen los clientes y escojan diferentes opciones. Solamente está esperando los últimos permisos.
El negocio empieza a ocupar más tiempo y va creciendo. Incluso contrató a dos colaboradoras que le ayudan en la cocina. Su meta es que el próximo año pueda vender en diferentes puntos, incluyendo sitios turísticos y supermercados, al público que se inclina por la calidad de los productos gourmet.