El mercado evoluciona. Los clientes evolucionan. Y hay emprendedores que también lo hacen.
Pese a que Costa Rica es un país que se considera cafetalero, los consumidores no siempre encontramos cafeterías con un café y un servicio de calidad, en un espacio de comodidad para entretenerse, conversar, trabajar o hacer negocios incluso. Hasta hace algún tiempo, porque nuevos emprendedores se dieron cuenta.
En 2013 los propietarios del restaurante Kalú vieron la oportunidad de crear un espacio dedicado a la cultura de café, que ofrezca una bebida de especialidad y genere una experiencia de excelencia y conocimiento.
“Quisimos tener una biblioteca de café para que el consumidor aprenda de las diferentes variedades y del café de especialidad de diferentes regiones”, explica Camille Ratton, directora general de Cafeoteca. “Hay poco conocimiento. Incluso hay productores que no han probado el café que cultivan y cosechan”.
Desde hace poco más de dos décadas el mercado local pasó de ofrecer café comercial a premium y luego a café de especialidades, que es el que ofrece Cafeoteca. La diversificación es producto de los esfuerzos de varias entidades nacionales, empezando por el Instituto del Café de Costa Rica, para mejorar la oferta y modernizar el sector.
Camille explica que el café de especialidad tiene una nota de catación de más de 85 puntos (de un total de 100), proviene de microlotes o fincas pequeñas e incluye distintas variedades (por su proceso, perfil de taza y sabor) muy superiores a las que se consiguen en el mercado. La transformación no es únicamente a nivel de la oferta. También, en la demanda.
“El consumidor cambió. Ahora es más conocedor y está más enfocado en disfrutar la experiencia”, dice Camille. Y la experiencia no solo es beber un buen café.
El público quiere saber sobre el cultivo y la cosecha, la ética de los productores, la sostenibilidad ambiental de la producción, las variedades por zona. La idea de la biblioteca del café se complementará en el mediano plazo con otros proyecto de orden cultural, una especie de museo.
El proyecto se denomina Grano Dorado y se implementará luego de la actual etapa de transición, desde la pandemia hasta la nueva etapa de post pandemia. “Es una experiencia interpretativa del café de Costa Rica”, cuenta Camille. “Se irá implementando a lo largo de los próximos seis a doce meses”.
Cafeoteca inició en Barrió Amón como un espacio dentro del restaurante Kalú, que también había sido conceptualizado como un espacio de convivencia de la buena cocina, el arte y el diseño en una casa de estilo escandinavo de los años 50´s.
Kalú se transformó completamente en Cafeoteca en el 2020, integrando también el menú “con la misma cuchara” y adaptado a la realidad de pandemia, en horario de día y cumpliendo los protocolos de seguridad y aforo.
Ahora Cafeoteca está en Barrio Escalante, a 200 metros al este de la Antigua Aduana y frente al Banco Improsa. Ahí se ofrece 25 tipos de café o variedades botánicas de las ocho regiones cafetaleras del país, que pueden prepararse en diez distintas formas.
Se puede acompañar el café con desayunos y repostería, pero la esencia está en las actividades culturales, como talleres que se realizaban antes de la pandemia del Covid-19. Hasta aquel momento ya se habían convertido en una reconocida cafetería de especialidad.
La mira también está puesta en las ventas fuera del país, en especial a través de Amazon.
Cafeoteca aplicó para el Plan Alivio. Junto a otras 199 fue elegida para recibir fondos no reembolsables. Con el apoyo de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer) y Fundes están preparándose para comercializar su propia marca en Amazon.
El programa de Procomer para vender en Amazon ya contabiliza casi 100 empresas costarricenses que comercializan café tostado, piña deshidratada, chocolate, bebidas energéticas, salsas picantes, moldes de silicón para galletas y productos de cuidado personal, de madera, de moda (como vestidos de baño) y para decoración del hogar.
Los recursos permitieron estabilizar la empresa tras el cierre por el confinamiento hace un año, lo que les permitió pagar a proveedores y la planilla. Cafeoteca tiene 15 personas en total, incluyendo a sus cuatro directores. Tras lograr la estabilidad financiera se empezó el proyecto para exportar.
La idea de vender en el exterior existía desde hace tres años. En medio de la pandemia la posibilidad de exportar se volvió prioridad. Pero no es simplemente lograr canales para llegar hasta los compradores en Estados Unidos, en particular. Hay que innovar en la oferta y en los empaques.
Cambiaron el empaque por uno más llamativo y novedoso. Además, se eligió trabajar con una finca de cada zona cafetalera para exportar unos 16 tipos de café, en grano y molido.
Introdujeron un nuevo producto: una caja de degustación de café de monodosis, ideal para hoteles, paseos, viajeros y consumidores que desean tener a mano café de especialidad de forma conveniente. No se quedaron con eso. Otro nuevo producto es un chorreador por goteo.
Ya están realizando el primer envío, por lo que esperan que los productos estén en vitrina digital en la tercera o cuarta semanas de este mes de junio.
En forma complementaria, con cambio de empaque de por medio, se empezará a comercializar también en tiendas de hoteles y otras donde llegan los turistas, con la idea de tener la oferta en más de diez puntos antes de que inicie la temporada alta de este 2021.
Ya esto formaría parte de la tercera etapa del proyecto por el que recibieron recursos, la de aceleración empresarial.