Los emprendimientos pueden ser individuales, con varios socios o impulsados por comunidades, como el caso de La Bajura Guanacasteca, ubicado en Rosario de Nicoya en el refugio nacional Mata Redonda.
“Las familias del Rosario de Nicoya, han tenido que buscar otra alternativa de ingresos para poder cubrir sus necesidades esenciales”, dice Ana Ester Ureña Mata, coordinadora del consorcio La Bajura Guanacasteca. El proyecto cuenta con página en Facebook y sitio web.
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La iniciativa se propone atraer turistas resaltando la identidad guanacasteca como la comida típica, el intercambio cultural a través de diversas actividades, arte local y un tour en el cual se resalta el patrimonio material e histórico, la belleza escénica, la flora y la fauna, y el estilo de vida comunal en la región.
Aprovechando la cercanía con el río Tempisque y el Refugio Nacional de Vida Silvestre Mata Redonda se realizan caminatas al humedal, observación de aves, cabalgata, tour al proceso de producción de lechería artesanal, queso y cuajadas, y degustación y venta de productos. Hasta la fecha solo se han recibido estudiantes de la UNA.
El proyecto nació como parte de los esfuerzos de la asociación conformada por las 20 familias de esta comunidad, localizada en la Cuenca Baja del Río Tempisque, desde donde se plantearon propuestas de mejoramiento de ingresos y de calidad de la vida dado el contraste entre los bajos índices de desarrollo humano, la vulnerabilidad de los ecosistemas y aumento de riesgos ante fenómenos climatológicos extremos, por un lado, y la belleza ambiental de la zona, por el otro.
Ana Ester indica que la población de la zona vive en un ecosistema muy frágil y depende del mismo para subsistir. Además, los cambios en los ecosistemas, producto de la variabilidad climática, obliga a trabajar en la gestión local y a empoderamiento para tomar decisiones de sostenibilidad a corto, mediano y largo plazo.
La preocupación ante esta situación llevó a la conformación de un comité de gestión de riesgo como primera línea de respuesta ante una situación de emergencia, el cual participa en la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias.
Al mismo tiempo se impulsan procesos y campañas sobre protección y uso racional de los ecosistemas del humedal, estrategia de desarrollo social, económica, productiva y ambiental, e implementación del plan de gestión local, que incluye rehabilitación de espejos de agua, esteros y drenajes naturales y recuperación forestal.
Las preocupaciones sociales, económicas y ambientales son parte integral de los proyectos de turismo rural. Según la Organización Mundial del Turismo la sostenibilidad del turismo en las zonas rurales solo es posible si se adopta y ejecuta una estrategia de planificación global e inclusiva, basada en un enfoque participativo de todos los agentes interesados.
En el Rosario se planteó en 2018 impulsar el proyecto de turismo rural, después de la capacitación recibida de diferentes entidades públicas y con el acompañamiento de las universidades Nacional (UNA) y de Costa Rica (UCR). Desde ese año se realizaron actividades de educación ambiental con los 75 estudiantes de las escuelas de Rosario, Roblar y Pozo de Agua de Nicoya.
Las asociaciones de desarrollo de Pozo de Agua y Rosario iniciaron proyectos de manejo de residuos sólidos, incluyendo la negociación con la municipalidad para su recolección, al tiempo que el grupo de pequeños ganaderos empezó con la reforestación, cuido y riego de cuatro áreas (La Lomita, Las Compuertas, Tapón y Los Corrales) junto con el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), la UNA y el proyecto HuriTe.
Antes de iniciar el proyecto de turismo rural comunitario, se realizaron capacitaciones (servicio al cliente, diseño de servicios, aspectos nutricionales, identificación de aves, trabajo en equipo, entre otros) y las primeras actividades de prueba.
En el 2020 se conformó propiamente el consorcio con el apoyo del programa Crea-C de la UCR con tres agrupaciones productivas: Lácteos el Abuelo Humberto (queso y lácteos), Aromas La Bajura (jabones, shampoo y acondicionador naturales) y Rosario Tours (turismo rural comunitario). Se trabajó, además, en el diseño y prototipado de la imagen del consorcio, la marca, capacitación y generación de nuevas ideas de negocios.
Crea-C es un programa de la Agencia Universitaria de Gestión del Emprendimiento de la Universidad de Costa Rica (Auge-UCR), que impulsa la formación de consorcios en varias áreas de actividad emprendedora.
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La pandemia impidió la atracción de turistas. Hasta los estudiantes de la UNA y la UCR, el visitante más habitual a la zona, dejaron de llegar por el cierre de los centros universitarios. Como alternativa se trabaja para desarrollar campañas de mercadeo con la meta de atraer otros públicos y atenderlo siguiendo las normas sanitarias.
Ana Ester dice que ya cuentan con la ventaja de la formalización legal y la identidad tanto del consorcio como de cada idea productiva, capacitación, herramientas de mercadeo digital y relaciones comerciales. Actualmente se avanza en los aspectos organizacionales para fortalecer sus bases, motivar a sus miembros e integrar a más participantes.
El consorcio también valora otras alternativas, incluyendo la participación en ferias del agricultor para comercializar productos, campañas de atracción de turistas y búsqueda de apoyos institucionales. Recientemente se fusionaron con exintegrantes de otro consorcio que hay en la zona, lo que daría más fuerza para alcanzar los objetivos comunes y, especialmente, el desarrollo de la comunidad.
Se cuenta a favor con el triple atractivo natural: la Cuenca Baja del Río Tempisque, la identidad cultural de la población y las actividades productivas rurales. “El tour es una experiencia nueva para la mayoría de los visitantes a esta zona rodeados de naturaleza”, resalta Ana Ester. “La belleza escénica del lugar, la paz y el estilo de vida de la comunidad de Rosario, los sabores, los colores y la experiencia en sí marcan positivamente a los turistas y las personas que trabajan en la iniciativa”.