En sus clases de artes en los colegios técnicos, Karla Peraza vio que los estudiantes llegaban con baja autoestima y les propuso pintar como una forma de enfrentarla.
Durante la pandemia su iniciativa se amplió a más personas y fundó Maalari Pintura Terapia, un emprendimiento que ofrece kits y talleres para quienes desean desarrollar sus habilidades con la pintura, que les permita reflexionar sobre diferentes situaciones de la vida y encontrar en el arte una forma de terapia. El servicio también está disponible para grupos y empresas.
“Con la pintura bajan el nivel de estrés, aumentan autoestima y la concentración, encuentran un equilibrio”, dice Karla.
Ella participará en la Feria Muestra Creativa, junto con otros 145 emprendimientos que se realizará el próximo 3 de setiembre en el Centro Comercial Combai, frente a Multiplaza Escazú, y que es organizada por De Todo un Poco, una iniciativa en redes sociales con más de 47.000 seguidores.
Karla estudió artes en el Conservatorio Castella y luego arquitectura en la Universidad Latina de Costa Rica, de donde es egresada. En 2012 empezó a brindar servicios en el campo del diseño arquitectónico, por lo que está acostumbrada a dedicarse a lo propio. En 2017 dio un paso que le abrió un nuevo camino.
Ese año ingresó como profesora en el Ministerio de Educación Pública y empezó a brindar clases en colegios técnicos. Para fortalecer su nueva labor, se matriculó en la licenciatura de docencia en la Universidad Central, la cual concluyó en 2018, pues le reconocieron muchas materias que había ganado en la Latina.
Dando clases en los colegios técnicos se dio cuenta que los estudiantes llegaban con muchos problemas de seguridad personal. Con la pandemia los problemas se profundizaron y se encuentra jóvenes que mantienen el uso de la mascarilla más por baja autoestima que para prevenir un contagio de Covid-19.
Las causas son múltiples. “es una situación social, colectiva, familiar”, explica Karla. “Nadie les dedica tiempo ni les dice nada sobre sus logros”.
Karla estudió qué se podía hacer y desde hace tres años estudia mucho desarrollo personal y psicología del arte para aprender a motivar a las personas y que el resultado de su trabajo sea el esperado, de forma que se sientan satisfechas.
La ciencia está en que puedan canalizar las emociones positivas, eliminar o reducir las negativas, descubrir sus habilidades y empoderarse, superando su propia subestimación. Con la pintura pueden reflexionar sobre sus experiencias y representarlas.
En los colegios empezó a ver resultados. Los estudiantes descubrían su capacidad, aprendían a presentar sus proyectos y a tomar confianza.
—Profe, sí me sale— cuenta Karla que le dicen los estudiantes.
—Profe, no sabía que yo podía pintar.
Las pinturas son expresión de sus emociones, sentimientos y situación, pues reflejan soledad, inseguridad y tristeza, entre otras. Y son una catarsis donde empiezan a ver el resultados de sus esfuerzos y capacidades.
A finales de 2019 la idea se amplió. Karla pensó que lo mismo podría hacer con públicos más amplios a través de un proyecto donde pudiera ayudar a otras personas.
Tenía claro que, cuando a los participantes de una clase o de un taller se les pide una pintura de tema libre, muchos tienen dificultades para pensar sus ideas, encontrar la que puedan expresar artísticamente y comenzar a pintar.
La solución era ofrecerles una guía en la cual estuviera dibujado un paisaje o unas flores, aplicar una metodología para que reflexionaran sobre una situación que les aflige y luego se pusieran a pintar. Así decidió crear Maalari, que significa pintor en finés, el idioma oficial de Finlandia junto al sueco.
La pandemia tuvo un doble efecto en su proyecto. Las personas estaban confinadas, lo que impedía realizar talleres presenciales. Al mismo tiempo, se incrementó la necesidad de espacios para no pensar en nada, ordenar las ideas, encontrarse con otras personas en situaciones similares.
Para lo primero empezó a ofrecer lienzos dibujados y las pinturas en redes sociales (tanto en Facebook como en Instagram), brindando orientación primero por medio de llamadas telefónicas y luego a través de videoconferencias.
Básicamente la gente le planteaba que necesitaban estar distraídos. Como todo, el proceso fue paso a paso.
Al principio era con amistades y familiares. Al inicio recibía un pedido por semana. Luego llegó a recibir cinco pedidos semanalmente. Cuando las personas tomaron confianza para asistir a actividades presenciales y grupales, llegó el momento de dar un paso más.
En noviembre o diciembre de 2021 Karla se planteó pasar a realizar talleres, sin dejar de comercializar los kits a pedido, y encontró un sitio en Sabana Norte.
Llegó a un acuerdo con el restaurante y cafetería Fusiones Gourmet. El primer taller fue en enero de 2022 y participaron 20 personas.
Les prometió un desayuno y luego conversaron sobre cómo uno debía manejar los problemas que enfrenta en la vida. Lo hizo utilizando la técnica de lo que hoy se denomina el storytelling, con una historia de una persona. A partir de la reflexión, empezaron a pintar ayudados por un lienzo.
“Fue muy lindo”, dice Karla. “La gente salió contenta. Al final no es pintar por pintar, sino que también es la reflexión”.
Karla ofrece, a través de Maalari, tres modalidades: trabajo en casa, talleres de pintura creativa y día de pintura libre.
Para el trabajo en casa la persona compra el kit (incluye caballete, paleta, pinturas, pinceles y caballete) cuyos precios varían según el tamaño del lienzo (desde 25X25 centímetros hasta 80X120 centímetros entre ¢5.000 y ¢18.000) y que se entrega a domicilio. En algunas ocasiones, las personas envían fotos de lo que quieren pintar (artistas, paisajes o mascotas, por ejemplo) y Karla les prepara el dibujo.
Los talleres de pintura creativa se realizan un día especial por mes y en ellos se brinda acompañamiento. Durante la actividad se escoge el tema (el miedo, el estrés o el desarrollo personal), reflexionan y luego se pinta un cuadro alusivo. Los costos varían de ¢16.000 a ¢25.000 por persona, dependiendo del tiempo y modalidad de alimentación.
La tercera modalidad es el día de pintura libre, donde cada quien elige su tema. Se realiza todos los sábados desde mediodía a 5 p.m. Los costos van desde ¢5.000 según el tamaño del lienzo más ¢5.000 por materiales. Se ofrece un menú variado, donde cada quien pide lo que guste y paga aparte. Normalmente los grupos son de 20 a 30 personas en los talleres y los sábados es variado.
Se realizan, además, actividades privadas como cumpleaños, eventos empresariales y grupos con hasta 100 personas, las cuales pueden ser en Fusiones Gourmet o en el sitio en el que deseen (con el costo adicional del transporte).
“Muchas personas tienen ganas de pintar, pero les da miedo hacerlo solos. Se les da asesoría para que pinten en el tamaño que desean”, dice Karla.
Ella formalizó el emprendimiento al iniciar los talleres a principios de 2022. Pero no se ha detenido para ofrecer más facilidades.
Por ejemplo, está en proceso de obtener un datáfono para recibir pagos por medio de tarjetas de débito o crédito tanto de clientes personales como empresariales, un segmento donde espera crecer incluso con ofertas de talleres que los hoteles puedan ofrecer a los turistas. La demanda no se detiene.
A nivel corporativo ya ha realizado actividades con seis empresas en este tiempo. Y a nivel individual o de grupos las solicitudes continúan. El pasado miércoles 3 de agosto recibió un grupo de trece docentes de educación especial y cada persona trabajó en un tema libre.