Federico Di Capua Díaz tenía su trabajo profesional y se dedicó al emprendedurismo, experiencia en la cual supera dos crisis y ahora se enfila con su Marroquinería DiCapua a la diversificación de su portafolio de productos, mercados y negocios.
“Estoy enfocado en los productos en cuero y en 2023 quiero meterme en cocina”, dijo Federico.
Él estudió economía en la Universidad Latina y trabajó en entidades financieras como analista de crédito, entre otros puestos, y también en una empresa protectora de crédito (que brinda récords de los clientes de entidades financieras), donde incluso fue ejecutivo y gerente de servicio al cliente.
En 2007 dio un giro a su vida y emprendió con una cafetería en Guanacaste, pero tuvo que cerrar por el impacto en el turismo por la crisis hipotecaria de esos años. Pasó a trabajar en un hotel en la misma provincia y en el negocio de una hermana de celulares y computadoras. En eso surgió una oportunidad.
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A su padre, Oscar y que tenía una marroquinería, le propusieron un negocio. Pero Oscar se lo delegó a Federico. Ahí se fue metiendo más. En 2011 participó en un festival nacional de artes que se realizó en Siquirres, donde las ventas sumaron ¢2 millones, que alcanzó para seis meses. Eso le sirvió para mantenerse activo.
Durante ese tiempo siguió produciendo y vendiendo en diferentes lugares, especialmente en tiendas de souvenirs. En 2012 se vino a vivir a San Pedro de Montes de Oca. No sería el único cambio en ese año.
En el festival internacional de las artes que se realizó en La Sabana en marzo lanzó la marca de su marroquinería, DiCapua, en tributo a su padre, que ya estaba enfermo y fallecería tres meses más tarde.
Ya con la marca empezó a participar en ferias y cursos de diferentes entidades, incluyendo el Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC), el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) y la Universidad de Costa Rica (UCR). Uno de esos programas le permitió empezar a colocar productos en puntos de venta de Café Britt. Las oportunidades siguieron surgiendo.
En 2014 participó en un evento organizado por Walmart para pymes que quisieran ser proveedoras de los supermercados de la cadena. Ahí solo le dieron información de los requisitos. Pero no fue el único resultado.
Los contactos con Walmart siguieron con los ejecutivos encargados del área de productos para caballeros y en noviembre de ese mismo año realizó la primera entrega. En ese momento solo le pedían para dos temporadas: día del padre y navidad. Además participó en tres ferias de la compañía. “La pasión, la persistencia y la fe”, responde Federico cuando se le pregunta sobre la clave para mantenerse. Y obtuvo más frutos.
En 2016 se queda como proveedor fijo, entregando y vendiendo productos ya en forma permanente, e ingresa al departamento de damas. En ambas áreas vendía fajas delgadas. El avance iba paso a paso, poco a poco. El cierre de la cafetería había quedado una década atrás y se concretaban nuevas posibilidades.
Con el apoyo de Walmart avanzó para hacer las entregas y cumplir los estándares establecidos por la cadena y en facturación, en especial cuando se introdujo en el país la factura electrónica. Además, fue buscando nuevos proveedores con la meta de obtener mejores acabados y tonos de color que elevaran el atractivo de sus productos.
En junio de 2018 incluso Federico obtuvo el premio a la excelencia que otorga Walmart a sus proveedores. Walmart cuenta actualmente con 170 proveedores en su programa de manufactura.
Ese año se concreta la propuesta de introducir más productos en Walmart: fajas reversibles, fajas anchas y bolsos de mujer y billeteras. Concretar el acuerdo llevaría más tiempo de lo pensado, pues los tiempos eran difíciles.
La crisis fiscal y luego la pandemia parecían confabularse una detrás de otra. Federico tenía otros clientes en Guanacaste, Heredia y San José.
Las ventas de Marroquinería DiCapua ahora son mayores que antes de la pandemia. De hecho, a través del programa Una Mano para Crecer de Walmart, aumentaron 57%.
— Marroquinería DiCapua
Con el confinamiento de marzo y abril de 2020 todo se paralizó y ya para mayo y junio no hubo pedidos a la marroquinería. La ventaja era que Federico no estaba endeudado y tampoco lo tentó refinanciar el único crédito que tenía.
Su hijo Máximo, que vive con él en Desamparados y trabaja en una firma de zona franca, le ayudó a sostenerse. Federico, que también tiene dos hijos más, no se quedó con las manos cruzadas. Empezó a vender por redes sociales unos sujetadores de cuero para mascarillas.
Los entregaba personalmente si la entrega era en algún punto del Área Metropolitana o, si era de afuera, lo enviaba por Correos de Costa Rica. “Literalmente fue para sobrevivir”, recuerda Federico. Los vientos empezaron a cambiar en los meses siguientes.
El secreto es mantener y renovar la pasión, la constancia y mucha fe.
— Federico Di Capua
Para final del año 2020 le llegó un pedido de Walmart y las ventas de los productos tradicionales de la marroquinería empezaron a venderse de nuevo. El proyecto de introducir nuevos productos se concretó en agosto de 2021 y las primeras entregas para 14 supermercados del formato Walmart se hicieron en octubre. En números concretos no era decepcionante.
Las ventas ahora son mayores que antes de la pandemia. De hecho, a través del programa Una Mano para Crecer, aumentaron 57%. Además, sigue vendiendo en redes sociales, a los clientes que tenía antes de 2020 e incluso a dos tiendas más en Guanacaste. Nuevos sueños empiezan a tomar forma de planes y proyectos.
Federico está trabajando en nuevos diseños de otra colección de accesorios para mujer con acabados finos (actualmente vende pulseras y llaveros en tiendas de souvenirs), está en proceso de lograr un acuerdo con un cliente que tiene seis tiendas dirigidas a turistas y es posible que él mismo abra una tienda en una playa del Pacífico en el segundo semestre de este 2022.
¿Le queda tiempo? Ahora la ventaja es que, igual que con el trabajo remoto, los negocios se pueden gestionar y avanzar desde distintos lugares del país. Además, los pedidos de Walmart le permiten tener la mitad del mes para producir para sus otros clientes y mantener la diversificación.
“El secreto es mantener y renovar la pasión, la constancia y mucha fe”, responde Federico.