El costarricense Alejandro Dobles conoció a Federico Derby, oriundo de México, y a Juan Carlos Sarmiento, de Colombia, en el curso de orientación para estudiantes internacionales al ingresar a la Universidad de Stanford, en California.
Aunque estudiaron áreas diferentes, al tercer año coincidieron en un curso y presentaron un proyecto que con el paso de los años se convertiría en su proyecto de negocios, en el cual se apunta a una alta ambición.
“Nos fue bastante bien”, cuenta Alejandro, cofundador de Somos, una startup que desarrolló una tecnología basada en aprendizaje profundo (deep learning) para realizar análisis de riesgo y comprar créditos de consumo a entidades financieras en Estados Unidos y otros mercados.
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La startup muestra que el universo de posibilidades para la creación y desarrollo de emprendimientos y, en particular, de emprendimientos de base tecnológica (startups) puede ser ilimitado, tanto en áreas de negocio, productos y servicios como en mercados.
Alejandro, que se había graduado de secundaria en el British School of Costa Rica, estudió matemáticas en Stanford, la reconocida firma ubicada en el Silicon Valley, el área donde se ubican varias de las firmas tecnológicas más importantes a nivel global.
Juan Carlos y Federico estudiaron Management Science and Engineering, una disciplina que integra ciencia de sistemas, administración, matemáticas, economía, ciencia del comportamiento, métodos de ingeniería y combina tecnología de la información.
El proyecto final del curso de tercer año fue un modelo de riesgo crediticio enfocado en pequeñas y medianas empresas. El buen resultado obtenido los animó a continuarlo cuando se graduaron en 2019.
La experiencia en Silicon Valley no se limitó a la universidad. Alejandro aprovechó para realizar una pasantía en ingeniería en software en Google, entre otras compañías del área, pues además había iniciado un máster en ciencia de computación.
Antes de pensar en el negocio de quantitative underwriting, Federico, Juan Carlos y Alejandro empezaron a probar su modelo en consultorías en entidades financieras, especialmente en México, pues la plataforma permite predecir el riesgo de una persona que solicita un financiamiento: indica si va a pagar o no. La plataforma aprovecha los grandes volúmenes de datos (big data), el deep learning (una tecnología de inteligencia artificial) y los servicios en la nube de Microsoft Azure.
El reto era mayor: aprovechar la tecnología para analizar una cartera, comprar los créditos de menor riesgo y ayudar a las entidades a obtener liquidez en forma inmediata para que puedan continuar brindando más créditos. La rentabilidad del negocio proviene de las mismas tasas de interés de los créditos adquiridos.
Los tres habían realizado una prospección del mercado y habían contactado a dos fintech (startups que brindan servicios financieros basados en alta tecnología) de EE. UU. La firma se domicilió en ese país y, con recursos propios, adquirió una pequeña cartera activa en 2019.
Lo que venía ahora era convencer a inversionistas para crear un fondo con capital para comprar más carteras. A los inversionistas este tipo de operaciones les permite diversificar su portafolio y obtener un alto rendimiento. Se programó una recaudación de fondos para marzo de 2020. Los inversionistas, acostumbrados a apostar a firmas innovadoras, hicieron una pausa ante la incertidumbre generada por el covid-19 sobre lo que podía pasar con la economía y con el pago de los créditos.
Todas las alertas estaban encendidas, pues se esperaba una avalancha de impagos. La crisis financiera y crediticia del 2008 todavía se recordaba claramente. “Pasó al revés”, dice Alejandro.
Sucedió que al estar metidos en las casas por el confinamiento, sin gastar en exceso en consumo y cuidando cada centavo, la mayoría de los deudores mantuvieron el pago de sus créditos en EE. UU. La industria financiera implementó programas par arreglos de pago en casos de fuerza mayor. Así solamente el 16% de las cuentas requirieron un ajuste. De los créditos de la cartera que había adquirido Somos aplicando su propia tecnología, apenas fue el 8%. Fue una demostración del modelo, su prueba de fuego.
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El impulso de los inversionistas de EE. UU., Canadá y de América Latina, que Somos había contactado, se detuvo momentáneamente. Pasaron varios meses en pausa y en octubre de 2020 se retomó el proyecto. Cuatro meses después, Somos recaudó $5 millones con con inversionistas a los que se les había conversado y otros nuevos. Con esos recursos se compró una cartera de créditos de alto rendimiento y recién otorgados de las fintech Lending Club y Prospers.
Los deudores siguen pagando ante esas entidades que les otorgaron el financiamiento, evitando complicaciones, y las fintech, que iban a recuperar esos dineros en el largo plazo, obtienen dinero para volver a prestar a nuevos clientes y seguir creciendo. “A nosotros nos sirve porque Somos se enfoca en el largo plazo. Escogemos a quiénes el modelo nos dice que serán buenas pagas y construimos un portafolio de buen rendimiento”, explica Alejandro.
Somos mantiene el servicios para análisis de riesgo a bancos y entidades financieras, pero son más selectivos y eligen únicamente aquellos contratos que llaman la atención. Tienen claro que en América Latina hay necesidades de buenos modelos de análisis de riesgo como el que diseñaron y desarrollaron, especialmente por la calidad de los datos y el desarrollo de información de historial crediticio.
Las perspectivas no dejan de ser favorables. Un estudio de Juniper Research indicó que el valor de los préstamos emitidos utilizando plataformas de inteligencia artificial aumentaría desde los $24.000 millones estimados en 2020 a $315.000 millones en 2025, pues las entidades financieras aprovecharán los modelos para evaluar y mitigar con mayor precisión los riesgos que representan los consumidores y las empresas, así como lograr operaciones más sostenibles.
Alejandro, Federico y Juan Carlos actualmente trabajan en forma remota y cada dos meses realizan sesiones de trabajo. Alejandro se encuentra en Costa Rica y eso también le permite integrarse a foros de startups, como uno de emprendedores jóvenes organizado por Carïcaco en octubre de 2020, para compartir experiencias.
Los planes apuntan a lo alto. Somos quiere mantener un crecimiento estable del fondo, aunque no se descarta un aumento repentino (en forma de J), y acercarse primero a inversionistas individuales y familiares; luego a inversionistas, fondos y cooperativas de mayor tamaño; seguir con inversionistas, aseguradoras y fondos de inversión más grandes; y lograr el aporte de inversionsitas institucionales de alto volumen. La meta es alcanzar $1.000 millones en cinco o diez años.