El arte costarricense empieza a extenderse por el metaverso. La apuesta proviene del artista Diego Esquivel, conocido como [ctrl_v], quien desarrolló un proyecto arquitectónico dentro de este espacio virtual.
El proyecto se denomina Ktdrl y su objetivo es demostrar las posibilidades que ofrece el mercado costarricense en experiencias de metaverso.
La palabra metaverso se usa para denominar entornos virtuales compartidos. Por ejemplo, se aplica en ocasiones para describir mundos de videojuegos en los que una persona interactúa con otros usuarios a través de un personaje o avatar.
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El concepto se está popularizando rápidamente en la industria tecnológica, especialmente por el impulso de Meta, casa matriz de Facebook.
Arte sacro y catedrales
El proyecto Ktdrl consiste en un espacio escultórico flotante, el cual puede ser recorrido por medio de avatares digitales en la galería virtual inmersiva Underscores, que además actúa como una incubadora de proyectos de Web3 y token no fungibles (NFT, por sus siglas en inglés).
Su diseño está inspirado en el arte sacro, concretamente en la obra La última cena, de Leonado Da Vinci, y evoca la esencia de las catedrales tradicionales pero llevadas a la contemporaneidad con formas y texturas en el medio digital.
El concepto de catedral surgió luego de la observación de Esquivel de que en Europa algunas de estas iglesias se están usando como galerías. En el espacio virtual se observan algunos rasgos característicos de las catedrales, como la escalinata y el altar.
Aunque no se considera una persona religiosa, Esquivel creció en un contexto religioso tanto a nivel familiar como del país. Una Biblia ilustrada de su mamá fue el primer contacto con el arte sacro de artistas como Miguel Ángel o el propio Da Vinci.
“Me llamó la atención vincular estas tecnologías nuevas con el arte y tratar de reproducir la visión que esos artistas tuvieron en su momento”, contó el artista.
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La idea del espacio arquitectónico en el metaverso llegó casi orgánicamente, luego de que Esquivel experimentara anteriormente con técnicas como el videomapping o la realidad aumentada.
Dentro de la exposición se encuentran esculturas virtuales y una colección de NFT desarrollados por medio de inteligencia artificial.
Al entrar a Ktdrl, la persona tiene la opción de crear una cuenta para personalizar su avatar. Luego podrá explorar el espacio a través de movimientos del mouse y direccionales del teclado para avanzar o girar, por ejemplo.
Además, están habilitados varios comandos del teclado para ejecutar ciertas acciones. Por ejemplo, la tecla C para aplaudir o el número 2 para saludar con la mano.
El proyecto explora también el concepto clásico de la máquina como creación del ser humano, pero en un escenario contemporáneo donde se le integran realidades extendidas (XR) e inteligencia artificial a la “máquina”, para su mejoramiento al servicio del hombre.
En este espacio se exhibirá una colección de 24 imágenes digitales creadas por medio de inteligencia artificial, que pueden ser compradas en formato de NFT y una escultura digital también disponible para adquirirse en formato físico, impresa en madera. La versión física, además, se entregará acompañada de su versión en realidad aumentada para ser visualizada en dispositivos móviles.
Esquivel mencionó que el proyecto está en una primera etapa y eventualmente se irán adicionando otros recintos vinculados a las catedrales pero adecuadas al espacio digital.
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Nuevo espacio
El arte virtual en Costa Rica está dando sus primeros pasos. Uno de los primeros actores en este espacio es el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), adscrito al Ministerio de Cultura y Juventud.
El MADC abrió las puertas al arte digital desde el 2020, tras las restricciones por la pandemia que imposibilitaron la visita a sus instalaciones.
A raíz de eso surgió la Sala 0, un espacio virtual enfocado en proyectos que nazcan, se conceptualicen y se desarrollen completamente desde la virtualidad, sin asociaciones con lo físico.
La MADC tiene un convenio con la plataforma inglesa Vortic, con la cual se generan exhibiciones más clásicas, pero con un manejo de los digital.
También la galería Underscores ha trabajado en otros proyectos virtuales. Dos de ellos es la colección de NFT Paper Glimpse del artista Ale Rambar y el proyecto colección de cerveza Imperial.
Esquivel, al igual que otros artistas, está en medio de un proceso de aprendizaje de este entorno y ve nuevos alcances.
“Estoy en una etapa de experimentación y estoy empezando a entender los alcances. Siento que permite llegar a públicos que no son de tan fácil acceso por medios tradicionales”, aseguró el artista.
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