En Costa Rica se registran sismos todos los días, pero pocos son percibidos por la población. Aunque factores como el tamaño del país dificultan que haya un sistema oficial de alerta como lo tiene México, sí existen dos aplicaciones que avisan a los usuarios de teléfonos celulares sobre la llegada de un sismo.
El Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori) de la Universidad Nacional (UNA) y el Laboratorio de Ingeniería Sísmica de la Universidad de Costa Rica (LIS-UCR) han desarrollado sus propias aplicaciones que funcionan como alerta temprana de terremotos para Costa Rica.
Aunque para el usuario solo significa una notificación ante la llegada de un sismo, usualmente unos segundos antes dependiento del epicentro, las ‘apps’ conllevan un trasfondo científico y tecnológico. Explicamos cada una de ellas.
Attac
La aplicación del Ovsicori lleva por nombre Alerta Temprana de Terremotos en América Central (Attac), pues es parte de un proyecto que reúne a Costa Rica, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Cada país tiene su propia versión.
La app es gratuita y está disponible en las tiendas de Google y Apple.
La aplicación Attac es automatizada y usa instrumentos y algoritmos para emitir alertas tempranas. Esto es diferente a predecir el movimiento sísmico, algo que es aún un enigma por resolver para la ciencia.
“Los sistemas de alerta temprana de terremotos no son una predicción. Es una anticipación a las ondas de un sismo que ya ha ocurrido y que viene de camino”, precisó Marino Protti, director del Ovsicori.
Esto funciona gracias a las ondas P. Cuando ocurre un sismo, la fuente del movimiento emite ondas P y ondas S. Las ondas P viajan más rápido y son menos potentes; estas son las que permiten a los científicos localizar el origen del sismo y cuantificar su magnitud, así como anticipar la llegada de las ondas S que son más destructivas.
La red de estaciones sismológicas que el Ovsicori tiene desplegada en todo el país hace posible que el sistema funciona eficientemente. Las estaciones más cercanas al epicentro detectan las ondas, valoran sus características y emiten la alerta cuando las ondas todavía se están propagando.
Sin embargo, solo es efectivo dentro de un rango de distancia: menos de 50 km no da tiempo para lanzar la alerta y más de 150 km es innecesaria porque la fuerza será menos perceptible. El intervalo entre la notificación de la alerta y el arribo del sismo va de tres a 30 segundos.
La aplicación Attac provee tres tipos de alertas, de acuerdo a la Intensidad Mercalli Modificada (IMM). Esta es una medida del movimiento del suelo causado por la ocurrencia de un evento sísmico y del grado con que la vibración es sentida y registrada en una determinada localidad. La escala IMM se extiende del grado I al XI.
Cuando la IMM es superior a V se trata de un sismo fuerte. La app dará tres señales: emitirá un mensaje de voz con la palabra “sismo”, vibrará y enviará un mensaje de texto.
Si la IMM va de III a V, se habla de un sismo fuerte pero sin daños previsibles. Aquí el celular vibrará y el usuario recibirá una notificación.
Por último, en temblores de IMM inferior a III, la app solo notificará que el sismo ocurrió.
La plataforma podrá cumplir su propósito solo si el usuario le asegura los permisos necesarios. Entre esos están compartir la ubicación, permitir que la app controle el volumen, entre otros. Protti afirmó que los usuarios son administrados por el sistema como anónimos y la información es confidencial.
LIS-UCR
La aplicación del LIS lleva por nombre el mismo del laboratorio. Es parte de un sistema de registro y aviso de movimientos sísmicos que actualmente cuenta con otros dos canales de difusión: un canal de Telegram y por medio de la red X (antes Twitter).
Esta aplicación está disponible también an ambas tiendas virtuales de ‘apps’.
Para notificar sobre los sismos, el LIS tiene repartidos por todo el país entre 110 y 120 equipos de medición sísmica que registran la intensidad de los movimientos del suelo, desde las vibraciones que genera un camión que transite cerca hasta los sismos.
Sin embargo, para que los investigadores consideren al movimiento como un sismo se deben presentar dos requisitos: que supere una intensidad mínima y que se registre en, al menos, tres estaciones cercanas, con el fin de confirmar que se trata de un movimiento amplio.
Una vez se haya cumplido ese proceso, el sistema lanza la alarma por medio de la aplicación. El tiempo entre el registro del sismo y el envío de la alerta puede oscilar entre los cinco y los diez segundos.
El sistema del LIS utiliza la escala japonesa JMA, que son las siglas de Japanese Meteorological Agency, es decir, la agencia meteorológica japonesa. Esta escala va de 0 a 7 niveles o shindos, donde el 0 significa un sismo imperceptible y el 7 un terremoto destructivo. Esta escala es similar a la Mercalli, pero tiene mayor complejidad.
“Cuando la escala supera un nivel 2, que representa que se empiezan a mover las cosas dentro de las viviendas y la gente percibe que está temblando, aunque es un sismo leve, se activa el sistema”, afirmó Diego Hidalgo, coordinador del LIS.
El sistema realiza cálculos cada cinco segundos por lo que la intensidad inicial de 2 puede aumentar a otros niveles.
No obstante, existe la posibilidad de que un sismo no se registre debido al poco radio de afectación y la densidad de equipos.
La antelación con la que llegue la notificación al usuario depende de dónde se ubica la persona con respecto a la zona del sismo. Puede darse el caso de zonas en las que no existe el tiempo suficiente para enviar la alerta antes del sismo, por lo que probablemente el aviso llegó cuando ya se estaba percibiendo el movimiento.
Hidalgo explicó que este tipo de sistemas no se equipara al de México, donde las sirenas alertan de la llegada de un sismo y permite a las personas evacuar con antelación. Esta aplicación busca servir como un aviso para que las personas se preparen y tomen las medidas necesarias para prevenir mayores riesgos, preferiblemente con base en simulacros que deberían ensayarse periódicamente.