Cuando los socios de ClearLeaf, una compañía local dedicada a soluciones no tóxicas de protección de plantas y cultivos actualmente, observaron varios cafetos afectados por roya en el lote ubicado al frente de su oficina, cruzaron la calle y le hicieron la propuesta al propietario del terreno de probar su solución.
Inicialmente era un producto de protección de la piel. Pero los resultados en el cafetal del vecino le dieron un giro y un impulso a la empresa.
ClearLeaf se registró en Estados Unidos como holding, formalizó allá dos patentes ante la Patent and Trademark Office de ese país, está tramitando procesos en otros 101 países (en Japón ya se registró) y pronto concluirá su segunda ronda de financiamiento.
Este último es el paso para ganar atractivo ante el capital de riesgo en EE. UU. y Gran Bretaña y pensar en el futuro hasta una fusión o la cotización en la bolsa de valores.
“Somos una empresa tecnológica, una special deep tech, enfocada en la agricultura”, dijo Lawrence Pratt, cofundador, presidente y Chief Ejecutive Officer (CEO) de ClearLeaf.
La firma es reconocida como una de las principales en este segmento, junto a otras como Establishment Labs, dedicada a la salud estética y reconstrucción mamaria, o Speratum, empresa de biotecnología que realiza investigaciones y desarrolla terapias moleculares para el tratamiento del cáncer.
ClearLeaf comercializa cuatro tipos de productos con la marca GotaBlanca para el manejo de plagas en pre y post cosecha, los cuales utilizan formulaciones con insumos naturales y la promesa de no ser dañinos para los agricultores, entre otras.
Los productos de este tipo se desarrollan como una alternativa a los agroquímicos tradicionales que generaron la llamada “revolución verde”, al impulsar un incremento de la productividad agrícola, pero cuyos efectos ambientales, en los mismos cultivos y en la salud son cuestionados desde hace décadas.
La tendencia actual es la integración de soluciones basadas en nuevas tecnologías de información y comunicación junto con la sostenibilidad ambiental y el bienestar de las personas.
“Los pioneros buscan diferenciarse con el uso de tecnologías emergentes para catalizar su crecimiento, impulsar la sostenibilidad y la innovación”, indica el informe de tendencias de 2024 de la firma Deloitte.
A viejos problemas, una solución avanzada
ClearLeaf inició en el año 2000 como BioTD creando medicamentos y dispositivos médicos en el campo de la salud humana. Su primer paso fue diseñar un producto para la protección y cura de la piel de las personas. También producía dispositivos médicos y tenía pruebas de otro producto para cáncer cervical.
Los productos estaban registrados ante la Food and Drug Administration (FDA) de EE. UU. La industria médica global, sin embargo, es compleja.
Fue cuando vieron el brote de roya que sufría un cafetal en Ulloa, de Heredia, en 2015. Dos años después Pratt, Robin Wiscovitch, Agustin Buchert, Nestor Zuniga, Stephan Rechstaffen y Alejandro Martinez formalizaron la creación de CleanLeaf. A ellos se les une Carlos Lara, actual director de mercadeo y ventas.
Durante un tiempo trabajaron con laboratorios externos. Llegó el momento de dar el paso para producir en escala e se instalaron en Ochomogo, donde realizan la formulación del ingrediente activo.
“Estamos usando un ingrediente con más de 6.000 años de historia: la plata”, explica Pratt.
El un metal que se caracteriza por ser blando, dúctil y maleable. Se utiliza en joyería, monedas, electrónica, energética, medicina, odontología y óptica.
ClearLeaf tiene proveedores en diferentes países, que le abastecen de proveedores de plata elemental (según sus especificaciones: pureza en particular).
Luego ClearLeaf la procesa y genera el ingrediente activo, a través de un proceso patentado y secreto, que envía a fabricantes bajo contrato en una mezcla de microparticulas estabilizadas.
Se crea así una solución que tiene la capacidad de dispersarse o dividirse en billones de partes y se aplica (en la hoja, en los tallos o troncos y en las raíces) en la superficie de la planta. Es lo que se define como protección por contacto.
El producto creado es de multiespectro, al funcionar como un protector o bloqueador contra casi una centena de patógenos, bacterias y hongos que atacan desde fuera a los cultivos. No tiene efectos en el suelo, el ambiente y las personas.
En cada país se registra según las regulaciones locales y en Costa Rica se hizo como un bioestimulante, que protege a la planta de los ataques externos y promueve su desarrollo. Puede aplicarse en diferentes tipos de plantaciones.
“Hemos probado el producto en 25 cultivos”, aseguró Pratt.
Pruebas de verificación |
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Aplicaciones realizadas en cinco productos agrícolas. |
Café: en control de la roya del café y antracnosis; la incidencia de la roya del café al inicio del ensayo fue del 11% y fue reducido al 1% en 15 días, así como se mantuvo baja por hasta 60 días. |
Banano: se realizaron pruebas de compatibilidad con resultados positivos en control de la sigatoka. |
Melón: se probó en pre y post cosecha y se obtuvo una tasa de germinación del 100%. |
Arroz: se controlaron diversos hongos y bacterias en el estado de floración, evitando pérdidas por voladura del grano. |
Tomate: en control de hongos y en acción preventiva contra patógeno. |
Flores: en control de hongos. |
Nota: pruebas semicomerciales de campo realizadas con GotaBlanca 500 en cultivos de agricultures. |
Fuente: ClearLeaf |
Pruebas y comercialización
La solución puede ser empleada contra enfermedades como roya en el café, sigatoka negra en banano y botrytis en las flores. Este último es un hongo que se alimenta de las plantas y produce toxinas y otros componentes dañinos.
Su presentación es como emulsión que se diluye en agua y se aplica igual que un fertilizante. La capacidad de protección se extiende hasta nueve meses, según las condiciones climatológicas.
La empresa actualmente está comercializando sus productos en Panamá (en una empresa de arroz en sustitución de otros tres productos), Nicaragua y Honduras. En Costa Rica los distribuye la cadena El Colono Agropecuario.
Rondas de inversión
Dado que la misión de la empresa es afinar y mejorar el producto, así como encontrarle más aplicaciones, ClearLeaf se define como una compañía tecnológica, que utiliza dos tecnologías patentadas de manipulación y estabilización de la plata y de los agentes de adhesión o copolímeros.
Esa es la diferencia con las deep tech propiamente, que son startups que crean soluciones basadas en la ciencia e ingeniería. Es un sector que recibe más atención a nivel global. En 2023 la Unión Europea creó un fondo de más de 1.000 millones de euros para este tipo de iniciativa empresarial. Fue el segundo. Con el primero financió a casi 160 startups.
Pratt también sostiene que su firma es distinta de las empresas de biotecnología, que trabajan con células vivas para la obtención y mejora de productos como alimentos y medicamentos.
El mercado agrícola tiene, además, un atractivo distinto: cuando un algo funciona, los productores lo siguen usando y lo recomiendan a sus vecinos.
Tras el aporte inicial de sus socios fundadores, ClearLeaf realizó una ronda de capital con la que se recaudaron $800.000 y se unieron 23 socios inversionistas, quienes aportaron a través de fondos de Friends and Family.
Actualmente se está cerrando otra ronda que incorporaría nuevos socios de Estados Unidos y Reino Unido, la cual permitiría recaudar otros $4 millones.
Los siguientes pasos se irían dando al ritmo del crecimiento de las ventas. Primero, la expansión a diferentes mercados como Colombia, Suráfrica, Australia, Guatemala y tal vez Vietnam. Después, explorar posibilidades en la industria de capital de riesgo, alguna fusión o realizar una oferta bursátil.
“Cada ronda se posiciona para la siguiente”, dice Pratt. “Estamos posicionándonos para una inversión fuerte de un fondo de riesgo que se especialice en la salida de la compañía en bolsa”.