Hubo una vez, en un tiempo muy lejano, que usábamos la tecnología de redes móviles TDMA y se empezó a instalar el sistema GSM, de segunda generación (2G). Luego se pasó a 3G con HSPA y varios sabores que se fueron agregando. Al igual que las anteriores, con 4G fue casi que un simple cambio de sistema. ¿Cuál es la diferencia con 5G?
La carrera de los operadores en 5G no es por quién llega primero. Son fundamentales las reglas de juego que impulsen la competencia, el uso eficiente de espectro, los costos de inversión en las frecuencias y en el despliegue de las redes (se requieren otro tipo y cantidades de radiobases) y especialmente los servicios de valor para empresas, instituciones y usuarios.
“No estamos hablando, en este caso de 5G, de una transición como la que ocurrió con 3G y 4G”, advirtió Hannia Vega, ex directiva de la Superintendencia de Telecomunicaciones (Sutel) y ex viceministra de Telecomunicaciones, en un foro regional y virtual organizado por TeleSemana.
La urgencia de tener esos puntos claros se debe a que hay una carrera a nivel local e internacional por el despliegue de redes 5G, en este caso relacionada con la exportación de servicios y la atracción de inversiones de firmas que desarrollan soluciones para esta tecnología.
A nivel global ya se han instalado 259 redes 5G, de las cuales 14 se ubican en América del Norte y 28 en América Latina y el Caribe, según la organización 5G Americas.
En Costa Rica, el ICE está acelerando la instalación de su propia red y la Sutel prepara el precartel para el concurso de frecuencias que permitiría a otros operadores brindar servicios de 5G. Falta aún resolver la devolución de frecuencias que mantiene el Instituto y no usa.
Antes y lo que debería ser ahora
Las redes desplegadas desde hace más de 20 años, fueron más un asunto de competencia de los operadores, coberturas, velocidades, capacidades y facilidades a los usuarios.
Con TDMA solamente se tenían servicios de telefonía de voz y mensajes cortos de texto (SMS).
El paso a GSM fue muy publicitado por el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) debido a la cantidad de líneas habilitadas, aunque en ese momento en Costa Rica fue insuficiente para resolver la alta demanda.
Con esta tecnología, el principal cambio fue la introducción gradual de varios nuevos servicios, especialmente mensajes multimedia (MSM) e Internet móvil muy elemental con el agregado de unas tecnologías conocidas como GPRS y Edge.
La introducción de 3G fue un cambio más radical, que coincidió con la introducción de los teléfonos inteligentes (el iPhone de Apple y posteriormente las marcas que utilizan Android como sistema operativo), el boom de las apps móviles y una mayor capacidad para transmisión de datos.
Coincidió también, en Costa Rica, con la apertura del mercado y el ingreso de los operadores Claro y Telefónica-Movistar (actualmente Liberty). También ingresaron dos operadores virtuales que no lograron consolidarse.
El paso a 4G pasó más desapercibido, con excepción de alguna publicidad propia de cada firma. Sin embargo, el enfoque de los operadores había dejado de ser la promoción de velocidades de carga y descarga o las funcionalidades.
Las firmas se centraron en los planes y beneficios que ofrecen, incluyendo los paquetes de triple y cuádruple play, los que agrupan servicios domésticos o empresariales para Internet, televisión por suscripción y telefonía IP. A nivel de negocios se agregaron servicios, tanto para comunicación de colaboradores como aplicaciones diversas, incluyendo gestión de datos.
Con 5G hay varias diferencias, aparte de la necesidad de disponer de frecuencias de diferentes bandas para coberturas en eventos, zonas urbanas y zonas rurales y, por supuesto las mayores velocidades de transmisión de datos, de conexión (ping) y latencia.
La nueva tecnología habilita las posibilidades de los operadores, instituciones y empresas para desarrollos de Internet de las cosas (IoT), automatización de operaciones y ciudades inteligentes, entre otros. Actualmente varias de estas aplicaciones son posibles con 4G, pero con 5G las capacidades son mayores, incluyendo para autos inteligentes.
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Otra diferencia es la velocidad de adopción en la sociedad. En cuatro meses la red 5G desplegada por Telefónica Chile logró más de un millón de usuarios, lo que se puede comparar con lo que habría durado para alcanzar 500.000 con 4G: un año.
“La velocidad (de adopción) es completamente distinta”, destacó Mauricio Akio, gerente general de Tech IoT Big Data de Telefónica Chile.
El paso fundamental que se tendrá con la nueva tecnología es el uso que le den las empresas de diferentes sectores productivos, las universidades y las instituciones estatales.
En la región latinoamericana, tanto con 4G como con 5G, se están implementando iniciativas de pruebas piloto (“casos de uso”) en varios sectores productivos como minería, agricultura y ambiente. La estrategia de casos de uso también se desarrolla en España, donde Telefónica cuenta con más de 500 proyectos.
No se trata, empero, de tener empresas desarrollando las soluciones e implementando estas pruebas piloto. Posteriormente el ecosistema debe consolidarse a partir de ahí, especialmente con el uso de redes privadas corporativas. ¿Cómo se hace esto?
A la par del despliegue de la “red pública” de cada operador, sobre esa infraestructura, se desarrollan las redes privadas de las empresas.
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Un requerimiento es que el gobierno y las instituciones responsables (gobierno y reguladores) tengan el mismo ritmo que la industria, lo que incluye el disponer de reglas claras, especialmente cuando hay firmas locales que también desarrollan y exportan soluciones para mercados donde ya el despliegue comercial de la red y los servicios de 5G está en su curva de crecimiento.
Obligatoriamente el Estado debe cambiar la visión sobre los propósitos, la agilidad, las condiciones y la habilitación de los sandbox para el despliegue de las redes y servicios, incluso a nivel regulatorio, de ciberseguridad y para reducir las diferentes brechas digitales a nivel socioeconómico, de edad, de género y de geografía.
Para los operadores también hay cambios, pues ahora deberán acompañar a sus clientes —especialmente a nivel corporativo, institucional y de pequeños negocios— en los procesos de transformación digital, automatización y aprovechamiento de las soluciones de IoT, big data y otras tecnologías sobre redes de alta velocidad como son las de 5G orientados a incrementar la competitividad en sus mercados.
Por supuesto, la condición para todos los despliegues es básica la conectividad. “Sin infraestructura no podemos hablar de las capas que se construyen encima para generar valor”, advirtió Christopher Casarrubias, de la firma Aalto Haps de México.