Nació en Colombia pero creció en Costa Rica. La vida lo ha llevado también a Estados Unidos y a Brasil. En este último país cofundó hace 10 años Nubank, hoy la fintech y banco digital más prominente de la región y del mundo. También ha sido catalogada como un unicornio, palabra que se usa cuando una compañía logra una valoración superior a los $1.000 millones. A pesar de esta trayectoria internacional, David Vélez recuerda Costa Rica con cariño y se presume tico.
“Yo soy tico. Tengo pasaporte tico, cédula tica. Soy orgullosamente tico”, dice Vélez convencidamente al final de nuestra conversación por videollamada a tres horas de diferencia entre Costa Rica y Brasil.
El empresario afirma que mantiene un vínculo fuerte con Costa Rica, donde viven amigos y parte de su familia. La última visita al país fue hace mes y medio, cuenta.
A unos días del décimo aniversario, EF conversó con Vélez sobre la trayectoria de Nubank, las metas de la compañía y la situación del ecosistema fintech en la región y en Costa Rica.
Este año marca el décimo aniversario de Nubank. ¿En qué momento está la empresa?
—En 10 años hemos pasado de ser una startup de tarjetas de crédito digital en São Paulo a ser el banco digital más grande del mundo en número de clientes, con más de 80 millones en Latinoamérica, y una de las instituciones financieras más grandes de la región. Hemos ido de un producto a ser un banco digital múltiple con diferentes productos. Tenemos también más de dos millones de pequeños negocios en nuestra plataforma bancaria y estamos en el proceso de tomar el paso siguiente que es expandirnos a otros verticales con lo que hemos denominado nuestro marketplace y vernos cada vez más como una plataforma de consumo.
¿Es esa la principal meta de la compañía en este momento?
—La principal meta continúa siendo la expansión en servicios financieros en los tres países en los que operamos. Apenas estamos en ese proceso fuera de servicios financieros y será una prioridad grande en los próximos 10 años.
Usted ha dicho que la tecnología de Nubank es propia, no de terceros. ¿Cómo ha sido el desarrollo de la tecnología de la mano de nuevos productos?
—Seguimos invirtiendo mucho en desarrollar nuestra propia plataforma y tecnología. Es una decisión que, al principio, lo hace a uno más lento en la capacidad de lanzar productos en nuevas geografías pero, a largo plazo, lo hace a uno más rápido, permite lanzar productos con más calidad. Estamos finalmente llegando al punto donde nos empezamos a beneficiar de esas decisiones tecnológicas.
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En los últimos años ingresaron a México y a Colombia, que son grandes mercados regionales. ¿Vislumbran ingresar a un nuevo país y está Costa Rica también entre ellos o no?
—Por ahora no. Al menos en 2023 y 2024 estaremos hiperenfocados en estos tres países; hay mucha oportunidad de crecimiento. A largo plazo sí tenemos intenciones de expandirnos a otros países, posiblemente en América Latina o en otros continentes. Estaremos entendiendo qué países provén una oportunidad de mercado grande y qué países permiten regulatoriamente la entrada de jugadores como nosotros.
¿En qué basan ustedes la decisión de entrar a un nuevo mercado y, en el caso de México y Colombia, qué fue lo que les llamó la atención?
—Principalmente el tamaño de mercado. Brasil es el mayor de América Latina, el segundo es México. El tercero hubiera sido Argentina, pero la situación económica y política no lo permitió y decidimos parar nuestros intentos, y ahí fuimos para Colombia.
El segundo factor es lo que llamamos el dolor del consumidor existente. En muchos países la penetración de servicios financieros es muy baja, por ejemplo en México la penetración de tarjetas de crédito es solamente 12%. Ahí hay una falta de inclusión y de acceso financiero que significa una demanda por productos que nosotros vendemos. Usualmente eso existe porque hay mucha concentración en servicios financieros, hay pocos bancos.
Yo diría que lo tercero es la regulación existente. Estuvimos estudiando Chile, pero desafortunadamente ese país pasó varias medidas adversas creando más regulación y eso nos hace casi inviable poder entrar a estos países y competir.
“Me siento muy orgulloso de Costa Rica, es un gran ejemplo para muchos países en muchas áreas y tengo un vínculo muy fuerte con el país”.
El tema de la concentración bancaria es algo que usted reseñaba en su momento sobre Brasil también. ¿Es una característica general de la región?
—Sí, en general es una característica común en mercados emergentes. Por varias décadas muchos bancos crecieron vía adquisiciones, comprándose unos a otros. Al final de ese juego quedaron cuatro o cinco bancos que son dueños del 80% a 90% de todo el sistema financiero. Son oligopolios grandes y fuertes donde hay poca alternativa para el consumidor. Ahí es cuando nosotros venimos a competir, siendo 100% digitales, y empezamos a ofrecer alternativas nuevas para esos consumidores.
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Diferentes estudios han expuesto el rápido crecimiento del sector fintech en la región. ¿Hacia dónde ve usted que se está dirigiendo este nicho?
—Estamos en el primer minuto del primer tiempo en términos de crecimiento de clientes, de productos, de oportunidades. A pesar de haber pasado más o menos 10 años de fintechs en la región todavía la concentración bancaria no ha caído mucho. En Brasil ya ha empezado a caer. Cuando iniciamos, los cinco grandes bancos tenían el 85% del mercado, hoy tienen el 70%. Calculamos que le hemos ahorrado más o menos $10.000 millones en comisiones al consumidor. Pero todavía faltan otros 10 años de más competencia, de ver fintechs entrando en todos los diferentes verticales, como seguros, donde todavía ha habido poca innovación. La inteligencia artificial va a ser una gran oportunidad para acelerar el paso y va a permitir una gran diferenciación.
¿Nubank está usando la inteligencia artificial?
—Tenemos varios años usando machine learning, principalmente en aplicaciones de crédito. Hemos empezado a utilizar algunos algoritmos de inteligencia artificial. Utilizamos bastante en el área de cumplimiento y antilavado de dinero. Somos un banco regulado entonces tenemos responsabilidad en esos temas. Hemos utilizado machine learning en atención al cliente. Tratamos de adivinar y resolver una pregunta o un problema antes de que nuestros clientes lo experimenten porque tenemos tanta información de esos 80 millones de clientes que podemos casi predecir el problema que puede tener un consumidor. Esta nueva generación de herramientas como ChatGPT crea una serie de oportunidades para nosotros, especialmente pensando en el consumidor final.
Muchas fintechs, al menos en Costa Rica, han experimentado cierto crecimiento al lado de la banca tradicional, dándoles servicios, y no tanto enfocados en el cliente final. ¿Es ese el camino ideal o ve necesario desligarse?
—En el contexto actual es lo que tiene más sentido. Cuando son fintechs que realmente quieren competir con los bancos se necesita una escala muy grande, por lo menos de cinco a 20 millones de clientes para volverse rentables. Eso es imposible en Costa Rica. Países pequeños como los centroamericanos, en un mundo ideal, encontrarían formas para que las fintechs puedan ver toda la región como un mercado común. Eso permitiría más escala. Es lo que se ve, por ejemplo, en la Unión Europea, donde hay licencias bancarias para todos los 27 países. Pero hoy cada país tiene su propia regulación, entonces se hace casi inviable para el emprendedor tratar de poder competir de esa forma.
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¿Es difícil para una fintech llegar a ser rentable?
—Sí, es dificil y requiere bastante escala porque parte de la forma en que compiten es que no cobran muchas comisiones. En nuestro caso no cobramos fees, pero sí una tasa de interés cuando nuestro cliente utiliza la tarjeta como financiamiento, también en préstamos digitales y cobramos una comisión de cada transacción que recibimos del comercio. Nosotros hoy somos completamente rentables. La dificultad de las fintech de consumo es la escala.
¿Qué visión tiene usted y Nubank sobre el ecosistema fintech en Costa Rica?
—Es un mercado incipiente. Se ven startups sofisticadas con emprendedores excepcionales. Hemos tenido conversaciones con emprendedores en Costa Rica, oportunidades de colaboración. Pero creo que países que tienen una escala tan pequeña tienen que bajar la regulación para hacer sus mercados más atractivos. A nosotros nos fascinaría operar en América Central, en Costa Rica, pero cuando vemos el costo-beneficio no sirve.
En este contexto y tomando en cuenta que fintechs como Nubank se han plantado como una fuerte competencia a los bancos, ¿cuál es el futuro y el rol que usted le ve a la banca tradicional?
—En los países donde claramente hay disruptores, los bancos o se reinvetan y terminan siendo una empresa de tecnología o van a perder el vínculo con el consumidor y cada vez van a ser menos menos importantes dentro del ecosistema financiero. En mercados más cerrados o pequeños todavía habrá bancos que sigan creciendo y sigan ganando un porcentaje de mercado sin ni siquiera tener que reinventarse porque la presión de la competencia no va a existir.
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En el caso de los mercados donde ustedes están, o al menos en Brasil donde tienen más tiempo, ¿cuál ha sido la reacción?
—Todos han reaccionado fuertemente. Ya llevan cinco o seis años compitiendo con nosotros. Los más exitosos están en el proceso de reinvención y han mantenido la relevancia para el consumidor.
Usted hablaba de la regulación. Muchos países están generando leyes fintech, también sobre criptomonedas y todo este ecosistema. ¿Cuál sería para usted la regulación ideal de esta industria?
—El país que ha hecho el mejor trabajo en regulación fintech es Brasil. Desde hace unos 10 años el Banco Central brasileño vio las fintechs como una oportunidad de traer más alternativas para consumidores, y no es que hayan quitado la regulación. Existe y continúa, pero es una regulación proporcional: a los pequeños se les regula poco, pero a medida que crecen se les regula más hasta el punto que cuando son grandes la regulación es igual para fintechs y bancos. Pero si se le pide a una pequeña que tenga todas esas regulaciones desde el primer día las mata, nacen muertas. Brasil e India son dos ejemplos a seguir en términos de infraestructura de pagos digitales. Por otro lado salieron regulaciones como la ley fintech en México que parecía que iba a ayudar pero terminó creando más regulación pesada para las fintech.