Intel Costa Rica anunció que la inversión para la planta de ensamble y prueba que empezará a operar en este segundo semestre aumentará en los próximos tres años de los $350 millones previstos inicialmente a $600 millones.
La cantidad de puestos para la misma operación se triplicará a 600 y se mantienen las contrataciones para las otras dos áreas que tiene la firma en San Antonio de Belén: el Centro de Investigación y Desarrollo (I&D) y el Centro de Servicios Globales.
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Thimothy Scott, gerente de asuntos gubernamentales de Intel Costa Rica, conversó con EF sobre el anuncio realizado este 21 de julio en la mañana.
¿Cuáles son las razones de este aumento en la inversión y el empleo para la planta de ensamble y prueba?
La demanda sigue creciendo e Intel tiene que aumentar su oferta en toda la cadena, incluyendo ensamble y prueba para Costa Rica. Hay también otros componentes, que son nuestros centros de I&D y de Servicios Corporativos Globales. Solo ensamble y prueba pasa a 600 personas y la inversión a $600 millones en tres años. Es una respuesta a la demanda de nuestros productos. Debemos recordar que ese era el número de colaboradores (2.700) que teníamos en 2014. Para nosotros marca un hito muy especial.
En algún momento vamos a ver un freno en la demanda de componentes. ¿Hasta cuándo ocurrirá este fenómeno en la industria?
Hay estudios de organizaciones de semiconductores a nivel global que dicen que la demanda actual no podrá ser satisfecha hasta por lo menos 2023 o 2024. Todavía queda rato. Eso es lo que estamos viendo. Además del impacto que tuvo la pandemia con mucha gente trabajando y estudiando desde casa, cada vez hay más productos conectados y cada vez nos conectamos más a la nube. Cada vez tenemos menos información en los dispositivos y más lo que tenemos en la nube.
Eso quiere decir que tenemos que aumentar la capacidad de aquellos procesadores que están en la nube. Justamente el área de servidores es dónde se va a concentrar la operación en Costa Rica.
Intel decide reabrir la planta en Costa Rica y abrir nuevas plantas en Estados Unidos. Ahora además aumentamos la planta en San Antonio de Belén. ¿Cuáles son las razones de Intel propiamente?
Nuestro proceso de manufactura tiene diferentes etapas. Las inversiones que anunciadas principalmente en EE. UU. son en fabs, las megafábricas que crean desde cero la oblea de silicio y que están principalmente en Oregón y Arizona. Una vez creada las obleas de silicio, se cortan y se envían a ensamble y prueba, que es donde entramos nosotros a jugar en la ecuación.
En Costa Rica los ensamblamos y los probamos, nos aseguramos que están en las condiciones requeridas por nuestros clientes y las enviamos. Entonces un incremento en las fabs debería traer un incremento en el siguiente eslabón de la cadena productiva, que son los ensambles y prueba, que por ahora los únicos en este lado del mundo somos en Costa Rica.
Si aumenta la capacidad en las fabs, debería aumentar la capacidad aquí. Nuestro centro de I&D también se tiene que ampliar, porque está antes de la etapa de fabricación o dentro de los experimentos que hacemos para asegurarnos que nuestros microprocesadores van en las condiciones adecuadas.
Obviamente todo lo que hace nuestro equipo del Centro de Servicios Globales en finanzas, en recursos humanos, en tecnología de información y en mercadeo y ventas tiene esa asociación respecto al incremento de la demanda. Por eso también se realizó una inversión de $40 millones en tecnología y en equipos para nuestro centro de I&D.
¿Cuándo empiezan a operar las plantas nuevas que se habían anunciado en EE. UU.?
Estos son procesos bastante largos. Normalmente una de estas fabs lleva de tres a cuatro años para empezar a operar.
¿Significa que cuando empiecen a operar de ahí vendrán insumos también para la planta de Costa Rica?
Depende de lo que pase a nivel global. Esta es una inversión muy apetecida. Hay que ser transparentes. Hay muchas operaciones internas en el mismo Intel que están compitiendo por tener estas operaciones que sirven como siguiente eslabón en la cadena a las fábricas. Tenemos que mantenernos competitivos.
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Con respecto a la inversión que se anunció ahora: ¿Eso implica que se van a construir más instalaciones en Belén?
Se va a utilizar al máximo las instalaciones que ya tenemos. Estamos adaptando todo lo que tenemos. Por efecto de la pandemia, cerca del 80% de los colaboradores y colaboradoras estamos trabajando desde casa. Esto nos dio el espacio para reacondicionar las instalaciones y estar preparados para lo que requiere la corporación.
¿El Centro de Servicios queda con trabajo híbrido o teletrabajo?
En Intel estamos empezando a trabajar en lo que denominamos el futuro del trabajo y en ese futuro habrá tres formas.
Uno es el esquema de trabajo desde el sitio, en nuestro caso desde Belén. Ahí van a estar las operaciones en que consideramos no teletrabajables, como las personas que tienen que estar en la planta o en algunos de nuestros laboratorios haciendo uso de los equipos que tenemos ahí.
Habrá un modelo híbrido para las personas que podemos trabajar desde casa o que podemos ir también uno dos o tres días a la operación en Belén. Y habrá muy pocos casos en los cuales habrá un modelo 100% remoto.
¿Cuántos van a estar en estas condiciones? ¿Cuántos días vamos a trabajar desde casa? ¿Cuántos días vamos a trabajar desde las oficinas de Belén? No sabemos, hasta que tengamos mejores noticias en relación con cómo nos va tratando la pandemia.
Lo que sí está seguro es que aquellas personas que tienen labores que no son teletrabajables seguirán trabajando desde Belén.
¿Qué tipo de puestos están pidiendo?
Es muy diverso. Cada centro requiere personas con perfiles bastantes diferentes. Hay varias vacantes por puesto.
En ensamble y prueba se requiere una gran base de personas con grado universitario y técnico (del Instituto Nacional de Aprendizaje o colegios técnicos) en áreas de electricidad, electrónica, mecatrónica que podrían estar trabajando en la planta. Los ingenieros son principalmente los líderes que trabajan con las personas técnicas.
En el Centro de I&D es donde hay más diversidad de ingenierías. Aquí son personas con grado académico universitario o incluso que están cursando sus carreras universitarias. Aquí también son ingenieros electrónicos, eléctricos, computación, software, electromecánica. Es una variedad mucho más amplia.
En el Centro de Servicios Globales son personas con capacidades en recursos humanos, finanzas, mercadeo y ventas y tecnologías de la Información. Es un espectro muy amplio.
¿Están consiguiendo el recurso que necesitan?
Sí hemos sido exitosos consiguiendolo. Sí tenemos que hacer un trabajo muy fuerte para conseguirlo. Hay dos partes de la ecuación.
Una parte es la oferta, a nivel universitario y técnico en las áreas de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), que es donde hay más trabajos para el futuro.
Está también la parte de la demanda, que es muy diferente a 1997 cuando iniciamos en Costa Rica. Hoy tenemos un ecosistema en donde muchas más empresas están buscando personas con las mismas capacidades. Las universidades deben aumentar sus cupos en STEM para tener una mayor oferta de capital humano.
También es muy importante inglés, porque sin inglés no van a poder ser exitosos al menos en Intel Costa Rica. Aquí todos los días trabajamos con personas que están en otras partes del mundo y el lenguaje que utilizamos es inglés.
Evidentemente esto pone presión también al mercado laboral costarricense.
Diría que le pone una bendición al mercado laboral, porque en las condiciones que estamos de desempleo no hay nada mejor que poder decir que Intel Costa Rica tiene hoy 2.700 empleos directos y más de 3.800 indirectos, que son los podemos contar, porque hay muchos más que no podemos contar y que son aquellos encadenamientos. Es una súper buena noticia para un mercado laboral que ha estado en niveles muy altos de desempleo. Ojalá esto siga caminando en esa dirección, porque son más oportunidades para Costa Rica.