La presión de la Casa Blanca con insinuaciones contra el CEO de Intel, Lip-Bu Tan, desembocó el pasado 22 de agosto con la apropiación de 10% de sus acciones ordinarias. Es un episodio más de una crisis cuya conclusión no aparece aún.
“Intel está firmemente comprometida con garantizar que las tecnologías más avanzadas del mundo se fabriquen en Estados Unidos”, dijo Lip-Bu Tan.
El veterano de la industria asumió la dirección de Intel unos meses atrás y, tras los resultados financieros del segundo trimestre de este 2025, anunció una reestructuración que comprende el despido de una cuarta parte de la planilla y el cierre de la fábrica de Costa Rica (manteniendo otras operaciones como los servicios corporativos).
La crisis de la compañía recordó a otras empresas líderes en otros momentos, como Kodak y Blockbuster, fueron desplazadas por el avance tecnológico y la innovación.
Y recordó el destino de firmas emblemáticas como Silicon Graphics (operó de 1982 a 2009), cuya sede estuvo en los terrenos que hoy ocupa Google, de varias tecnológicas que ocupaban las instalaciones de la actual sede de Meta y la extinción de Sun Microsystems (1982 a 2010), adquirida por Oracle.
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Ímpetu innovador
Intel es un símbolo estadounidense y del Silicon Valley como protagonista de la revolución de las computadoras personales y al convertir los microcomponentes en el cerebro de cualquier aparato moderno, de electrodomésticos a automóviles y aviones.
Robert Noyce y Gordon Moore fundaron la firma después de salir de Fairchild Semiconductor en 1968. Salieron descontentos por la falta de inversión en innovación y crearon NM Electronics, bautizada luego como Integrated Electronics Corporation (Intel) tras pagar $15.000 a una cadena de hoteles que ya utilizaba ese acrónimo.
Noyce fue coinventor del circuito integrado e impulsó la incorporación del trabajo de equipos en los procesos operativos y una cultura empresarial enfocada en la creatividad y la productividad.
El horizonte lo marcó Moore con su famosa predicción de que el número de transistores en un microchip se duplica aproximadamente cada dos años, conduciendo a una mejora exponencial en la potencia de procesamiento y una reducción de los costos por componente.
Luego llevaron a Andy Grove, un ingeniero de origen húngaro que fue su CEO desde 1987 a 1997, impulsor de la transformación empresarial y el crecimiento sostenido. “Sólo los paranoicos sobreviven”, dijo alguna vez Grove.
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El impulso de los tres alcanzó hasta 2005 cuando Intel empezó a perder la ventaja.
El inicio estuvo marcado por el enfoque en la investigación y el desarrollo, pasando de los chips de memoria (unas láminas de silicio que almacenaban datos a corto plazo) a dispositivos de mayor capacidad. En 1981 su arquitectura x86 fue seleccionada por IBM para su primera computadora personal.
Eran los años de nacimiento y desarrollo del ecosistema informático en EE. UU. Luego vino el salto en los 90’s con la explosión de la computación personal, la ofimática e Internet, con un incremento de la productividad destacado por el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Alan Greenspan, en aquel momento.
Ya desde 1985 Microsoft diseñaba su sistema operativo Windows para procesadores Intel y ambas compañías —conocidas como Wintel— eran las más valiosas. La etiqueta Intel Inside aparecían por todo lado.
“La colaboración de décadas entre Microsoft e Intel ha abierto nuevas fronteras tecnológicas”, dijo Satya Nadella, CEO de Microsoft, a finales de agosto pasado.
Todos los indicadores de Intel (ingresos, utilidades, precio de acciones y beneficios por acción) ascendieron. La firma siguió invirtiendo con fuerza en nuevos y más potentes microprocesadores, algunos emblemáticos como Pentium, Xeon y Core. No se detuvo ahí.
A principios de la década del 2000, tras la crisis de las puntocom y el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de setiembre de 2001, su plataforma Centrino para computadoras portátiles dio impulso a las conexiones inalámbricas wifi en aeropuertos, cafeterías, hoteles y más tarde en empresas y hogares.
Intel expandió sus manufacturas a Europa (Irlanda), Asia (Israel, Malasia y Vietnam) y Costa Rica. Aquí fue clave en el giro a la atracción de inversiones directas externas y demostró que sus decisiones, como las de la industria estadounidense, se rigen por consideraciones de costos, utilidades y valor a los accionistas. En 2014 cerró por primera vez su planta de manufactura en Belén y trasladó esa operación a Malasia y Vietnam.
“Se necesita una industria estadounidense de semiconductores sólida y resiliente, y ninguna empresa es más importante para esta misión que Intel”, afirmó Michael Dell, CEO de Dell Technologies, también recientemente.
La compañía siguió con mejoras graduales que garantizaron su dominio hasta principios de 2020. Para entonces varios errores pasaron factura.
Desaceleración
La primera señal de pérdida de ritmo en la innovación, fue cuando Intel tuvo que conformarse como espectador en la revolución de los teléfonos móviles inteligentes.
Intentó introducir procesadores para celulares, y su CEO, Paul Otellini, rechazó una solicitud de Apple para fabricar los chips para el primer iPhone, considerando que el precio ofrecido era muy bajo.
Su sucesor, Brian Krzanich, intentó revertir la situación, pero tras su renuncia —a incumplir normas internas obligatorias para los altos ejecutivos al mantener una relación con una colaboradora— Intel finalmente vendió a Apple la tecnología.
La computación en la nube, que empezó desde 2005, dio respiro con las ventas de chips para servidores y casi duplicaron las ventas para el 2013. Pero esa fue su maldición.
Concentrada en computadoras y servidores, Intel descartó desarrollar unidades de procesamiento gráfico (GPU, por sus siglas en inglés) y dejó a firmas como Nvidia su fabricación, en ese momento considerados claves para equipos de videojuegos.
Nvidia, fundada en 1993 por su presidente y CEO, Jensen Huang, invirtió con fuerza en GPU desde 2006 y mantuvo siempre el ritmo. Intel luego intentó crear un GPU, pero no lo logró y abandonó el proyecto.
Otro traspié fue cuando quedó atrás en la fabricación de semiconductores, debido a atrasos “en el perfeccionamiento” de sus nuevos procesos de producción y fue superada por Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) y Samsung Electronics.
Incluso firmas como Amazon, Microsoft y Alphabet (propietario de Google) optaron por chips de arquitectura ARM, apartándose de la arquitectura x86 de Intel. Meta y Apple hicieron lo propio. No es una batalla secundaria.
Matt Garman, CEO de Amazon Web Services (AWS), resaltó recientemente la inversión y el rol de los semiconductores de vanguardia como base de toda tecnología de IA y la plataforma en la nube.
El knock out
Cuando explotó la demanda de equipos para trabajo y educación remota en la pandemia, la oportunidad parecía servida.
Los problemas en la logística internacional, especialmente desde Asia, llevaron a Intel a reabrir la planta en Costa Rica, fortalecer y abrir otras fábricas en EE. UU. y crear dos más en Alemania y Polonia.
Pat Gelsinger, un antiguo alto ejecutivo, fue llamado y asumió el cargo de CEO. Su ambicioso plan y su lobby para impulsar la Ley Chips de la Administración de Joe Biden, con $50.000 millones para revitalizar la fabricación de chips en EE. UU., parecían ir por el carril correcto.
Hasta que el lanzamiento del ChatGPT y el repentino auge de la IA lo rebasó. La demanda de GPU se disparó. Nvidia y otros fabricantes tenían la ventaja. Intel se desplomó.
Cuando al fin anunció sus chips con capacidad de procesar aplicaciones de IA, era tarde. Gelsinger fue despedido y sustituido por Tan, que desde el inicio anunció la reestructuración, reducción de puestos, reubicación de la producción y búsqueda de clientes para productos orientados a la IA. El valor de Intel había caído a $108.000 millones.
Nvidia sustituyó a Intel en el Índice Dow Jones (estuvo ahí 25 años seguidos) y se convirtió en la empresa más valiosa del mundo ($4,3 billones), mientras AMD acaparaba nuevos contratos con los chips en segmentos claves (portátiles, servidores y computadoras de escritorio), erosionando la base histórica de Intel.
El avance de los rivales no fue por inercia. TSMC, AMD y Nvidia implementaron agresivas estrategias de precios, innovación tecnológica, modernización operativa, integración de productos y visión de mercados.

Medidas extremas
Aunque los reportes indican una recuperación de Intel en varios mercados, la publicación de los resultados del segundo trimestre del 2025 venía acompañada del anuncio de medidas extremas.
El plan incluye reducción de personal (con “optimización” de la mitad de niveles directivos), el retorno al trabajo presencial en oficinas, la capacitación de ingenieros y la disciplina financiera enfocada en incrementar la velocidad de innovación, recuperar cuota de mercado e impulsar un crecimiento rentable a largo plazo.
“Estamos tomando decisiones difíciles, pero necesarias”, dijo Tan en ese momento.
A nivel estratégico Tan prometió centrar los esfuerzos en IA, con proyectos a nivel de silicio, sistemas y software, en áreas que puedan ser disruptivas y diferenciadoras (como agentes IA para automatización), al tiempo que se trabaja por atender las debilidades en la oferta actual.
Otro paso anunciado por Tan es el incremento de la producción de nodos de Intel 18A e Intel 18A-P, para la fabricación de semiconductores avanzados y miniaturizados para obtener mayor densidad y eficiencia energética en los transistores. Se generaría así volúmenes significativos de obleas “para la próxima década” y “empezando a finales de este año”.
En fabricación se incluye el desarrollo del Intel 14A, un nodo orientado a atender necesidades específicas y abordar segmentos más amplios del mercado, la revitalización del ecosistema de la arquitectura x86 para aumentar las ventas en servidores y el empuje a los procesadores Panther Lake (fabricados en el nodo Intel 18A) para portátiles de consumidores y empresas.
Intel suspendió el levantamiento de las instalaciones de Alemania y Polonia, redujo la velocidad de la construcción en Ohio y decidió el traslado de la fabrica de Costa Rica a Vietnam y Malasia con la idea de mejorar la eficiencia de su red global de manufactura.
“Este es un momento decisivo”, destacó Enrique Lores, CEO de HP, también en agosto anterior.
Tan asumió en medio de rumores de división de Intel o de su venta (incluso a TSMC). Sus medidas parecían un salvavidas.
En agosto recibió una inversión de $2.000 millones del banco japonés SoftBank Group, que semanas atrás anunció un acuerdo con el creador del ChatGPT, Open AI, para impulsar la IA.
Trump, empero, pidió la dimisión de Tan alegando que tenía inversiones en empresas chinas de semiconductores.
El 7 de agosto Tan respondió insistiendo en su apego a EE. UU., la relevancia de dirigir Intel y delatando cierta “desinformación” sobre sus anteriores puestos en Walden International y Cadence Design Systems.
“Durante más de 40 años en la industria, forjé relaciones en todo el mundo y siempre he actuado conforme a los más altos estándares legales y éticos. Mi reputación se cimenta en la confianza: hacer lo que prometo y hacerlo correctamente”, se defendió Tan, agregando que Intel y él colaboraban con la Administración Trump para la seguridad nacional y económica de EE. UU.
Luego tomó un vuelo a Washington y el 22 de agosto anunció que el gobierno de EE. UU. compraba el 10% de las acciones de Intel (433,3 millones de acciones ordinarias de Intel a un precio de $20,47 por acción).
Tenía que salvar recursos comprometidos: $2.200 millones en subvenciones ya recibidos y $5.700 millones prometidos de la Ley Chips, así como otros $3.200 millones del programa Secure Enclave para suministrar semiconductores al Departamento de Defensa. En total, $11.100 millones.
A cambio, el gobierno adquiere una presencia pasiva, sin representación en el consejo de administración ni otros derechos de gobernanza o información.
El siguiente capítulo fue la inversión de Nvidia, por $5.000 millones mediante la compra de acciones comunes también, anunciada el miércoles 17 de setiembre, con el objetivo de articular su colaboración para el desarrollo de tecnologías de próxima generación y de IA, en particular.
¿Será lo que requiere Intel? Por ahora sigue operando en su sede de Santa Clara, California.
Nota de redactor: información actualizada jueves 18 de setiembre.
Expansión y contracción |
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Datos sobre la evolución de Intel desde su fundación: |
1968: Robert Noyce y Gordon Moore crean Intel en Mountain View, California, el 18 de julio como NM Semiconductor. |
1971: lanza el primer microprocesador del mundo, el Intel 4004, una unidad central de procesamiento (CPU) de 4 bits para una calculadora. |
1972: lanza el Intel 8008 e inaugura su planta de fabricación en Penang, Malasia, el primer centro internacional de montaje y prueba. |
1974: lanza el Intel 8080 y crea un centro de investigación y desarrollo en Haifa, Israel. |
1978: lanza los procesadores 8086 (de 16 bits) y 8088 (de 8 bits), la base para la computadora personal 5150 de IBM en 1981. |
1985: lanza el procesador 80386 de 32 bits, adoptado por firmas ensambladoras de computadoras personale como Compaq, y se establece la planta de manufactura en Jerusalem, Israel. |
1989: lanza el Intel 80486 con 1,2 millones de transistores e inicia operaciones la planta de Irlanda, la cual es reubicada en el mismo país en 2006. |
1993: lanzamiento de la línea Pentium (seguida por las Pentium Pro, Pentium II y III) con incrementos de capacidad y velocidad de procesamiento; empieza a implementar la tecnología o instrucciones denominado MMX para procesamiento multimedia. |
1997: inicia operaciones la planta de ensamblaje y prueba en Belén, Costa Rica; al año siguiente sale al mercado el microprocesador Xeon para servidores de computadoras personales y Macintosh. |
2006: se empieza la fabricación y comercialización de los procesadores Core y construye la planta de manufactura de chips en Vietnam. |
2010: inicia operaciones la planta de Vietnam. |
2014: Intel cierra la planta de manufactura en Costa Rica, dejando un centro de investigación y desarrollo y un centro de servicios corporativos continental. |
2022: se firma la Ley Chips de la Administración Biden el mismo día de la inauguración oficial de la planta en Costa Rica; la firma tiene casi 132.000 colaboradores. La firma anuncia nuevas fábricas en Estados Unidos, Alemania y Polonia. |
2023: la planilla de Intel a nivel global alcanza casi 125.000; la firma lanza sus primeros chips para IA. |
2024: Intel recibió $7.800 millones en fondos por la Ley Chips los ingresos y utilidades se reducen, así como se inicia la disminución de la planilla (108.900). Intel despide a su CEO, Pat Gelsinger. |
2025: Intel nombra a Lip-But Tan como CEO, anuncia una reestructuración que comprende la reducción de puestos (con la meta de cerrar en 75.000 al final del año) y las inversiones de SoftBank Group de Japón, de la Administración Trump y Nvidia por aparte. |