Fue una conversación entre titanes de la industria tecnológica. Uno, Bill Gates, que fue protagonista indiscutible durante la expansión de la computación como fundador de Microsoft. El otro, Sam Altman, CEO de OpenAI y creador del ChatGPT, del actual boom de la inteligencia artificial generativa (IAG).
En el episodio del pasado jueves del podcast Unconfuse Me de Gates, ambos confesaron sus preferencias.
El primero dijo que era el Office. “Soy un tipo de correo electrónico a la vieja usanza”, comentó Gates.
El segundo se decantó por… Slack, la aplicación que Salesforce adquirió en 2020 para comunicación colaborativa y que ya incorporó la tecnología de la IAG.
Y también se inclina por iMessage, la aplicación de Apple para mensajes de textos, fotos o vídeos, entre dispositivos iOS.
“Me gustaría poder decir ChatGPT”, le dijo Altman a Gates.
La revelación no pasó desapercibida porque quienes hablan no son improvisados.
Por la novela que vivió Altman en el 2023 con su destitución y su posterior restitución al frente de OpenAI.
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Porque la firma fundada por Gates, Microsoft, ha invirtido $13.000 millones en esta startup.
Y porque Altman confesó también que usa Google Meet y no Microsoft Teams para videoconferencias.
La conversación profundizó sobre la rápida evolución de la IA, sus implicaciones para la sociedad y su preocupación por la brecha entre el rápido avance de la tecnología y la adaptación de las industrias, las empresas y los trabajadores.
“Cada revolución tecnológica es más rápida”, advirtió Altman.
¿De dónde salió Slack?
Slack fue creada por Stewart Butterfield, quien había impulsado Flickr, la plataforma para compartir imágenes y fotografías, y luego siguió trabajando en videojuegos en Tiny Speck.
En esta empresa, mientras desarrollaba el juego en línea Glitch, se creó una herramienta interna. Esa aplicación evolucionó y se la llamó Slack, acrónimo de Searchable Log of All Conversation and Knowledge.
Se lanzó al mercado a mediados de 2013 y realizó su primera oferta pública en 2019, con un valor de mercado de $19.500 millones.
Al año siguiente, Salesforce adquirió al “chat corporativo” por $27.700 millones. Fue la mayor compra tecnológica de ese año a nivel global.
La compra entraba en la lógica de Salesforce, una reconocida firma que comercializa una solución de gestión de las relaciones con los clientes o CRM (por sus siglas en inglés), pues permitía cubrir todos los puntos clave en comunicación y atención de consumidores.
Le permitía, además, competir contra Microsoft, SAP, Oracle e IBM en soluciones corporativas de CRM y comunicación. En este último campo también con Google, Apple y Meta (dueña de Messenger y WhatsApp).
“Combinamos el CRM número uno y la plataforma digital pionera para trabajar en cualquier lugar del mundo”, dijo Marc Benioff, presidente y director ejecutivo de Salesforce, en ese momento.
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Cómo funciona
Slack es una herramienta en la nube de mensajería y trabajo colaborativo para empresas que facilita reuniones, tareas y proyectos en equipo de manera “conectada, flexible e inclusiva”. Su principal objetivo es simplificar los flujos de comunicación interna y externa.
Los usuarios pueden enviar mensajes a otras personas y todos los colaboradores pueden trabajar en espacios dedicados (denominados canales).
También permite compartir documentos y archivos, administrar proyectos, rastrear el progreso de los equipos de trabajo y compartir información importante en toda la empresa.
La comunicación puede ser asincrónica, sin importar la ubicación, zona horaria o actividad de cada persona.
Tiene más de 2.400 integraciones, incluyendo Google Docs.
Según la misma Slack, cuenta con más de 12 millones de usuarios activos diarios, que pasan un promedio de 10 horas semanales en la plataforma.
Ofrece planes sin costo y desde $6,67 a $12,50 por mes, así como un combo personalizado para empresas muy grandes o pertenecientes a sectores regulados.
Slack con IA
Salesforce destaca que la incorporación de la IA en Slack mejora la eficiencia y productividad automatizando y optimizando tareas.
Por ejemplo, con IA, Slack puede predecir y sugerir acciones, facilitando la gestión del tiempo y recursos, generando resúmenes de reuniones, transcribir audios enviados entre colaboradores (detecta automáticamente el idioma) en tiempo “casi” real y así facilita saber si un mensaje es importante.
Este es un área clave para las firmas. El uso de herramientas basadas en IA aumenta la productividad en un 40%, según un estudio de Harvard Business School, The Wharton School, The Warwick Business School y MIT Sloan.
Desde el surgimiento del ChatGPT surgieron otros chats basados en IAG, como Bard de Google. También se desarrollaron una gran cantidad de aplicaciones y herramientas que utilizan IAG a partir de la tecnología GPT de Open AI, firma que incluso inauguró su propia tienda de aplicaciones.
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Google recientemente dio a conocer su plataforma Gemini de IAG con el mismo propósito de facilitar a los desarrolladores la creación de aplicaciones basadas en su tecnología.
Microsoft, entre tanto, usa la tecnología de Open AI para sus propios desarrollos, como el chat Copilot. La firma también incorporó la plataforma a sus soluciones informáticas corporativas y de ofimática.