Con los avances en los hábitos y servicios digitales a nivel de la banca y medios de pago, también ocurrió un salto en los desafíos de ciberseguridad para los usuarios y entidades financieras. ¿Habrá un final? ¿Hay alguna forma de anticipar los fraudes electrónicos?
“El delincuente siempre va a estar un paso adelante”, advirtió Facundo Renzini, gerente general de Fiserv en Centroamérica y el Caribe, quien insistió que la tecnología sí permite detectar los patrones de comportamiento anómalos tanto en casos de lavado de dinero y hackeo financiero.
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Fiserv es una empresa estadounidense de tecnología financiera con presencia global que ofrece soluciones y servicios de tecnología a una amplia gama de empresas e industrias.
En Costa Rica tiene instalado un centro de desarrollo de software para la región desde 2004. En 2016 la firma amplió la inversión en este centro local para servicios regionales. Ahora la firma anunció que está ofreciendo los servicios en el mercado financiero costarricense, con el objetivo de que las entidades brinden una experiencia unificada y de atención inmediata en sus transacciones, pagos, y consultas, para prevención de delito y blanqueo de capitales, y en su gestión contable.
EF conversó con Renzini sobre la evolución del mercado y los desafíos existentes.
¿Cuáles son los principales cambios regionales a nivel de la banca desde 2020?
Lo que vimos fue una explosión de comercio electrónico, obviamente, donde hemos apoyado y brindado servicios a los bancos afiliados. Vimos un cambio fuerte en el uso de tarjetas de débito y prepago, principalmente los usuarios finales que buscan mayor control en sus consumos y gastos.
Llevamos adelante muchos proyectos con nuestra tecnología para potenciar ese uso de tarjeta de débito y prepago. Realmente lo que marca la pandemia es la voracidad del sistema financiero para llegar con un mejor servicio al cliente final a través de una capa digital.
¿Hasta dónde se han posicionado los nuevos medios de pago en la región, más allá de la tarjeta?
Estamos trabajando con fintechs en Colombia y México. También estamos desarrollando algunas fintechs en Centroamérica. Principalmente para brindarles una plataforma que, de una forma paramétrica simple y ágil, puede llevar soluciones a producción.Brindamos más de 300 servicios en línea para que puedan integrar la capa digital.
El salto que hemos visto es el cambio al uso de débito y prepago, en contravía a las tarjetas de crédito, con una mayor bancarización, lo que empieza a generar posibilidades de servicios de financiamiento personal a ese a estrato del mercado.
Dentro de los servicios que manejamos está el módulo de tokenización, que permite tener el medio de pago en dispositivos como el reloj digital o el móvil tener la app para aceptación en los comercios de la región.
El empuje de la pandemia hizo que empecemos con una penetración muy fuerte del contactless (sistemas sin contacto), con este tipo de dispositivos. La gente se siente más segura, llevando la transacción a ese nivel sin tener que tocar el medio de pago. Avanzó mucho y va a seguir avanzando en dos vías: desde lo tecnológico y una mayor bancarización.
¿Cuánto ha impactado a la banca el desarrollo de las criptomonedas, los NFT y otros mecanismos que surgen?
Más allá del caso de El Salvador, vemos que todavía hay una brecha regulatoria. No todos los países han sabido llegar a regular los cripto activos. Hay una volatilidad muy grande.
Lo que se está llevando en en materia de medios de pago con criptomonedas es realmente una tarjeta de bandera que simplemente pueda tener algún tipo de recompensa en su uso con este con este cripto activo, ya sea bitcoin, ethereum o cualquier otra moneda.
No vemos que realmente se esté llevando estos cripto activos como casos de uso y como moneda de curso legal en la práctica, más allá de el caso del Salvador.
Se cuestiona que hay demasiada proliferación de criptomonedas y este tipo de herramientas.
Correcto. Hay más de 2.600 proyectos en vivo. Seguramente, como parte de la maduración de esa industria, van a terminar depurando y quedando los proyectos que tengan un caso de uso sólido, que justamente traigan a los usuarios finales una ventaja en nuestro día a día.
Hace más de cinco años uno de los retos que se detectaba para la banca era el cumplimiento de las normas y estándares internacionales, sobre todo a partir de la crisis del 2008. ¿Ya es una etapa superada?
Es un camino de ida, donde la regulación cada vez va a ir pisando más fuerte. Si vemos, por ejemplo, el caso puntual de la prevención de lavado de dinero, que hasta hace unos años no estaba tipificado como un crimen. Hoy en la gran mayoría de los Estados está tipificado como crimen y se está combatiendo a nivel global.
Tenemos a reguladores a nivel internacional y local, así como distintos consensos en las entidades financieras que comparten información justamente para llevar adelante esa lucha.
El reto hoy parece más el de la ciberseguridad, donde los delincuentes parecen ir siempre delante de la banca.
El delincuente siempre va a estar un paso adelante. ¿Qué es lo que buscamos desde la ciberseguridad o el combate al lavado dinero?
Lo que buscamos, con las soluciones a través de una inferencia avanzada y de forma automatizada, es encontrar e identificar los patrones y alertar de forma temprana situaciones que estén llevando un riesgo a la entidad financiera y al usuario final.
En prevención de lavado de dinero, por ejemplo, nuestra plataforma abarca cuatro etapas, que van de la integración de la información, la detección o monitoreo de comportamientos sospechosos, la investigación formal a través del analista en el banco o entidad financiera y finalmente la suspensión o el bloqueo. Esto último se concatena con lo legal.
La plataforma también permite, de forma nativa y automática, reportar a entes internacionales y a reguladores locales de acuerdo al compliance (protocolo de cumplimiento) que tenga cada entidad.