Con los precios de paneles a la baja, la generación de energía solar gana popularidad en el mundo, pero en Costa Rica representa solo una pequeña parte de la matriz energética.
Esta situación podría cambiar conforme las condiciones de la generación distribuida se flexibilicen y la inversión en la instalación de los sistemas en casas y empresas sigan bajando. La Cámara Costarricense de Generación Distribuida estima que hay cerca de 2.400 proyectos de este tipo de generación en el país.
El cambio sacude desde ya al negocio de la generación y distribución de electricidad.
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Precios a la baja
El acceso a paneles solares nunca ha sido tan barato como ahora. El precio de los módulos se ha reducido al menos 94% desde el año 2008, según PV Magazine. El valor promedio de venta ha pasado de $4,12 por watt a $0,17.
Esta caída en los precios para los consumidores es resultado de una reducción también de los costos de producción. La energía solar es una de las fuentes de electricidad más barata, según publicó la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) en su informe del 2020.
“Un sistema entero cuesta menos de lo que costaba solo un módulo hace siete años. Eso básicamente se debe a la mejora en la tecnología, mejores eficiencias, economías de escala… Todo esto ha contribuido a que el costo de la energía solar baje”, aseguró Ignacio Mesalles, consultor y gerente de ventas de Canadian Solar.
El sector solar ha pasado de depender de subsidios, principalmente en Europa, a competir con otras fuentes de energía, en parte debido a la entrada de China en el mercado, explicó Mesalles.
La potencia asiática ha dado un giro a su empresa estatal de energía, enfocándose en energías renovables. En el 2017, el país formó China Energy Investment Corp., al fusionar dos compañías estatales, y ahora tiene una capacidad de 40 gigavatios provenientes de renovables, según Bloomberg.
De acuerdo con la misma publicación, cuatro empresas están liderando este negocio actualmente a nivel mundial: la italiana Enel, la española Iberdrola, la estadounidense NextEra y la danesa Oersted.
En el caso de Costa Rica, si bien el país cuenta con una matriz eléctrica mayoritariamente renovable, la energía solar es la que menos aporta.
Según el informe del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) 2019, de la generación solar se obtienen 9,6 gigavatios hora (Gwh), lo que representa un 0,08% del total de la producción total.
Por el contrario, las fuentes que más electricidad producen son la hidroeléctrica, la eólica y la geotérmica.
La generación distribuida
En el país la generación distribuida representa cerca de 58 Mw instalados repartidos en 2.400 proyectos, que suman una inversión de $60 millones, según William Villalobos, director ejecutivo de la Cámara Costarricense de Generación Distribuida (CCGD).
“La generación distribuida ha venido con un crecimiento exponencial. Es una realidad no solo de Costa Rica. Cada vez estamos enfrentándonos a un rediseño en la forma clásica y cíclica en que el suministro eléctrico ha sido brindado”, comentó el director.
Los datos oficiales, a cargo del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae), indican que para el 21 de setiembre del 2020 la institución contabilizaba 2.007 sistemas de generación distribuida para autoconsumo.
Uno de estos es el de Ronald Méndez, quien hace poco más de un año tiene instalados ocho paneles solares en el techo de su hogar para una familia de seis miembros en Cartago. La inversión inicial llegó a cerca de ¢3 millones, sumando el costo del equipo, la instalación y los trámites ante la Junta Administrativa del Servicio Eléctrico Municipal de Cartago (Jasec).
La producción particular de energía solar ha venido creciendo a través del sistema de generación distribuida, cuyo reglamento data de 2015.
Un nuevo reglamento se redactó durante el 2020 y está a la espera de la firma de la ministra de Ambiente y del Presidente de la República, que todavía no se ha concretado.
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EF consultó a un grupo de empresas distribuidoras para conocer la situación de la generación distribuida en sus redes, pero solo se obtuvo respuesta de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL).
La institución afirmó que tiene 902 clientes de generación distribuida y que ven ventajas en este esquema, pero agregaron que deben darse reglas claras, principalmente en la “distribución de los costos y en las necesidades de inyección de esta energía”.
Irrupción en el mercado
La generación distribuida significa una mayor independencia de los usuarios frente a las empresas eléctricas, lo que plantea la pregunta de cuál debería ser el modelo “ideal”.
Para Guillermo Zúñiga, socio especialista en energías y recursos naturales de Ecija Legal, en países como Chile o Colombia, las distribuidoras han aprovechado este cambio como una oportunidad, por lo que ahora ofrecen ellas mismas la instalación de sistemas fotovoltaicos. En Estados Unidos el caso más conocido es el de SunRun.
“El futuro del negocio es que yo como empresa distribuidora apunte a crear nuevas necesidades a los consumidores ofreciéndoles productos que respalden la generación distribuida”, comentó Zúñiga.
Mesalles agregó que estamos entrando en una nueva era y que las empresas deben adaptarse y tomar nuevos roles, como optimizar el uso de la red y contribuir a través de su infraestructura y gestión.
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En la CNFL estiman que con la reducción de las tarifas de la energía eléctrica, el avance de estos sistemas se va a ralentizar. Aun así, dicen estar siguiendo una estrategia “para obtener el máximo provecho de los sistemas instalados y brindar otros servicios a estos clientes”.
Por su parte, en la Cámara de Empresas Distribuidoras de Energía y Telecomunicaciones (Cedet) aseguraron estar trabajando por quienes no pueden hacer este tipo de inversiones y que bajo la normativa actual ya se ha logrado un sistema de convivencia “ordenado”.
Agregaron también que el crecimiento desmedido de la generación distribuida puede traer problemas al sistema, por la fluctuación de la producción.