Costa Rica es actualmente uno de los países latinoamericanos que cuenta con un sector fintech emergente. Esa afirmación se desprende del reporte Fintech en América Latina y el Caribe 2022, un amplio estudio elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que describe el ecosistema de la tecnología financiera en la región.
Esta categoría califica a esos mercados cuyo ecosistema fintech aún es incipiente pero que experimenta tasas de crecimiento importantes y que marchan por detrás de los países líderes de la región.
Además de Costa Rica, hay otros cinco países emergentes: Perú, Ecuador, República Dominicana, Uruguay y Guatemala.
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El estudio del BID enlistó 44 emprendimientos fintech en Costa Rica para el cierre del 2021. Entre el 2017 y el 2021, este sector tuvo un crecimiento interanual promedio del 72%, el tercero más alto entre los países emergentes.
De este grupo, Perú es el país con más startups fintech, pero República Dominicana es el que ha tenido la mayor expansión.
Los seis países agrupan al 14% del total de empresas fintech de América Latina y el Caribe.
La industria fintech vive un momento de expansión en Costa Rica a través de ofrecer servicios a los mismos bancos y a usuarios finales, principalmente.
A pesar del potencial, diversas instituciones apuntan que persisten dos obstáculos: el financiamiento y la actualización de la normativa. No obstante, otros actores del sector son más escépticos de la necesidad de regulación en el país.
En entrevista con EF en mayo, Mario Hernández, CEO de Impesa, aseguró que el ecosistema fintech está creciendo de forma saludable en el país y que la parte regulatoria debe venir detrás del desarrollo y la innovación.
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En su informe, el BID menciona que en el país ya existe un neobanco. Se trata de la plataforma Wink, de Coopenae. No obstante, al estar registrado como cooperativa, legalmente no pueden usar el nombre de “neobanco”.
“Seguimos los mismos principios de un neobanco pero potenciándolo con los beneficios del cooperativismo”, dijo en entrevista reciente a EF Diego Loaiza, encargado de Wink.
El estudio destaca también que en Costa Rica abrió sus puertas el primer hub de innovación. El Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif) inauguró en abril de este año el Centro de Innovación Financiera (CIF), un espacio dirigido a las fintech que deseen recibir orientación dentro del marco de la regulación financiera costarricense, aunque Hernández criticó que se trata de un centro consultivo con opiniones no vinculantes.
De acuerdo al BID, el 71% de las fintech consultadas en Costa Rica dijo que no hay regulación específica y sí se necesita, mientras el 14% aseguró que la regulación es adecuada y otro 14% que no se necesita una regulación específica.
Además, el 57% indicó que hay una débil apertura al diálogo de los reguladores 57% y solo un 28% la catalogó como una apertura fuerte.
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Ecosistema en expansión
El ecosistema fintech en América Latina y el Caribe sigue creciendo rápidamente. En 2017 existían en la zona 703 organizaciones en este nicho, cantidad que se multiplicó casi 3,5 veces para el 2021, cuando se registraron cerca de 2.500 empresas.
Esa cantidad coloca a la región como un actor relevante a nivel global, pues concentra al 23% de las 11.000 fintech que operan en el mundo.
“Esto evidencia el dinamismo y expansión que la industria ha venido experimentando año tras año e indica que los emprendedores de América Latina ven oportunidades para atender la demanda insatisfecha de servicios financieros, así como los segmentos del mercado que permanecen excluidos”, reporta el banco regional.
Dentro de este escenario, hay cinco protagonistas que sobresalen del resto. Brasil y México siguen representando los dos mayores mercados fintech de la región, pues agrupan algo más de la mitad de empresas. A ellos le siguen Colombia, Argentina y Chile.
No obstante, el informe menciona que cada año este grupo de países tiene menos concentración, es decir, que existe una leve tendencia a la desconcentración de las fintech en la región, un indicador de que están apareciendo nuevos actores en otros mercados.
En el otro extremo, los países que cuentan con menos empresas de este sector son Nicaragua, con solo tres y El Salvador, con 14.
Las fintech latinas y caribeñas se dedican a cuatro sectores principalmente: pagos y remesas, préstamos, tecnologías empresariales para instituciones financieras y gestión de finanzas empresariales.
Todos los segmentos presentan un crecimiento sostenido y el sector da muestras de una progresiva madurez.
La tendencia de esta industria a nivel global es que está migrando del segmento de pagos hacia el de préstamos, algo que el BID prevé que se repita en América Latina en los próximos años cuando el segmento de préstamos ocupe el primer lugar.
Una estadística que respalda esta proyección es que en el periodo 2017-2021 el segmento con mayor crecimiento promedio anual fue el de bancos digitales o neobancos, con un 57%.
El término neobanco, también conocidos como challenger banks, se utiliza para referirse a las fintech que ofrecen servicios bancarios digitales, principalmente a través de aplicaciones móviles.
El estudio del BID dedica un capítulo completo a este nicho a causa de su crecimiento. La entidad identificó 60 bancos digitales en América Latina. De nuevo, México y Brasil lideran el segmento de bancos digitales actualmente activos, pues tienen 44 entre ambos países.
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“La banca digital en Brasil tiene una mayor madurez y ha alcanzado ya importantes niveles de adopción. Por ejemplo, Nubank, el ahora gigante banco digital del país, ha acumulado más de 48 millones de clientes para el final de 2021, y es considerado una de las fintech de banca digital más grandes y valoradas del mundo”, indica el documento.
La gran mayoría de los bancos digitales (el 77%) se enfoca en ofrecer servicios financieros para consumidores, mientras que el 23% restante diseña soluciones de banca digital para empresas.
A nivel general, se registra una creciente demanda de soluciones de software de banca digital, soluciones digitales para combatir el blanqueo de capitales y el financiamiento del terrorismo.
Otros datos que describen las fintech de la región son:
- El 35% está en expansión y crecimiento y el 27% están listas para escalar.
- Casi la mitad tiene 10 empleados o menos. Solo el 6% tiene más de 100 trabajadores.
- El 70% opera en un solo país, mientras solo el 1% opera en siete.
- El 37% tiene menos de dos años de operación, otro 37% tiene entre dos y cinco años y el restante 26% cuenta con más de cinco años de vida.
- Los principales retos que enfrentan las fintech son: escalar, el acceso a financiamiento y lanzamiento de un nuevo producto o servicio.
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Relación “colaborativa”
La relación entre las empresas fintech y las instituciones financieras tradicionales se define como mayoritariamente “complementaria y colaborativa”, según el estudio.
Las fintech irrumpieron en el sector financiero y, en cierta medida, retan a los bancos tradicionales a incorporarse a las nuevas tendencias, algo que parece ser difícil para algunos de ellos.
No obstante, se estima que el 58% de los emprendimientos fintech de la región colabora de alguna manera con instituciones financieras, pero estas empresas perciben que la calidad del diálogo con las instituciones es “bastante débil”.
El 45% de las fintech está en alianza comercial (cliente o proveedores) con un banco, el 15% se encuentra en programa piloto y el 11% en prueba de concepto.
Sin embargo, un dilema que persiste para las instituciones financieras es elegir la mejor estrategia de integración de soluciones fintech en sus modelos de negocio.
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Esto ha llevado a algunos bancos a incursionar en el sector con inversiones en emprendimientos fintech. El reporte menciona el caso del banco español Santander, que ha inyectado capital en más de 25 startups fintech en todo el mundo, incluyendo cuatro en América Latina.
Para el BID, el escenario ideal de la interacción entre instituciones financieras, emprendimientos fintech y reguladores es que todos propicien un entorno de negocios ágil que posicione a la región por su potencial y por la consolidación de soluciones fintech con modelos de negocios disruptivos.
Crecimiento empuja regulación
El dinamismo de la industria fintech y el incremento en el uso de servicios financieros digitales ha empujado a varias de las autoridades financieras de la región a realizar reformas de políticas y regulaciones.
El BID desarrolló un mapa interactivo que muestra el estado de la emisión de regulaciones fintech relevantes en los países de la región.
Este incluye temas verticales como criptomonedas o finanzas abiertas. El mapa expone, por ejemplo, que cuatro países (Bahamas, El Salvador, México y Venezuela) han expedido regulación relacionada a criptoactivos.
Sobresale la apuesta de algunos países por dos tipos de innovaciones: los hub y los sandbox regulatorios.
Un hub es una innovación regulatoria que se implementa como una dependencia dentro del regulador o supervisor financiero con la intención de permitir un diálogo abierto e informal. En América Latina y el Caribe existen ocho formalmente creados.
Por su parte, un sandbox va más allá, pues se trata de un espacio de experimentación que permite a empresas innovadoras operar temporalmente bajo ciertas reglas. De estos hay nueve en la región.
Un 38% de las fintech encuestadas dice que la regulación es adecuada 38%, mientras un 28% manifiesta que no hay regulación específica y sí se necesita.