Jeff Bezos, quien anunció que pronto dejará la gestión diaria de Amazon, es un hombre determinado, que se convirtió en multimillonario tras fundar un imperio desde su garaje.
De naturaleza bastante discreta, Jeffrey Preston Bezos, de 57 años, aseguró que seguirá "vinculado" a las grandes decisiones del grupo que creó en 1994, cuando ceda su puesto de director ejecutivo a Andy Jassy en el tercer trimestre del año.
Pero no le faltará actividad: también es propietario del diario Washington Post y de la sociedad espacial Blue Origin, además de creador de las organizaciones filantrópicas Day 1 Fund y Bezos Earth Fund.
El éxito mundial de Amazon, y su consiguiente ascenso en el mercado bursátil, le permitieron convertirse en el hombre más rico del mundo, un puesto que se disputa desde comienzos de este año con el director ejecutivo de Tesla, Elon Musk.
Su fortuna le hizo acaparar titulares de la prensa rosa en 2019 cuando anunció públicamente que se divorciaba de MacKenzie Scott, su esposa por 25 años y con quien tiene cuatro hijos.
Por esas fechas, el multimillonario se encontró también en medio de un escándalo en cuya trama había extorsión, fotos íntimas y una amante, todo y su enemistad con el entonces presidente Donald Trump como telón de fondo.
Amenazado, según él, con la publicación de fotos íntimas con su amante por el tabloide National Enquirer, controlado por un aliado de Trump, Bezos contratacó revelando él mismo detalles del asunto.
A la Luna
Conocido por su atronadora risa, siempre ha dado una imagen de hombre común pese a su fortuna, estimada el martes por la revista Forbes en $196.000 millones.
Reveló que lo que le ha permitido hacer de Amazon una de las más grandes empresas del mundo son su fuerte carácter y una determinación a toda prueba.
Simple librería en sus inicios, con sus finanzas por largo tiempo en rojo, el grupo es hoy en día un gigante con enormes tentáculos, que domina el comercio electrónico, la informática a distancia (cloud) y los asistentes vocales conectados.
¿El método Bezos? Invertir en todo y perturbar sectores económicos completos al bajar los precios, al punto que ha sido bautizado como el "perturbador en jefe".
Después de los libros, la ropa, los muebles, el streaming; en el otoño boreal pasado se fijó en un nuevo campo: los medicamentos, con el lanzamiento de un servicio de farmacia en línea.
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Sus éxitos, sin embargo, le han valido ser considerado como una apisonadora sin escrúpulos de cara a la competencia y con respecto a las condiciones de trabajo de sus propios empleados.
Interesado por el “gran periodismo”, compró el Washington Post en 2013 y desde entonces aseguró que dejaría al famoso diario mantener su independencia editorial.
El hecho de ser dueño de este periódico contribuyó en gran medida a la hostilidad que Trump mostró hacia Bezos mientras estuvo en la Casa Blanca.
Bezos, gran amante de la ciencia ficción, también ha sido conocido por sus curiosas pasiones: por ejemplo, construyó un reloj de 150 metros de alto, que se supone funcionará por 10.000 años y que simboliza "el pensamiento a largo plazo".
También financia Blue Origin, con la que quiere enviar turistas al espacio y que tiene como objetivo construir una nave y un módulo lunar capaces de garantizar entregas de suministros y de módulos de habitación en la Luna.
Nacido Jeffrey Preston Jorgensen, fue adoptado de niño por su padrastro Miguel Bezos, un inmigrante cubano.
En una reciente audiencia en el Congreso, repasó su nacimiento −de una madre adolescente y un padre inmigrante−, su infancia humilde, la creación de Amazon en un garaje.
Después de estudiar en Florida y en la prestigiosa Universidad de Princeton, trabajó varios años en Wall Street antes de lanzar su propia empresa, impulsado por su fascinación por internet.
En una carta en la que anunció su salida a los empleados de Amazon, Bezos les pedía el martes “seguir inventando”. Y, añadía: “No se desesperen cuando la idea parezca una locura al principio”.