El aceleramiento de la transformación digital en las empresas e instituciones, para atender a clientes más digitalizados y exigentes, también provoca modificaciones tanto en las firmas fabricantes globales de equipos y sistemas como en los intermediarios o integradores, encargados de la comercialización de los productos y servicios de varias marcas.
En la firma local Control Electrónico S. A. (CESA), con casi 50 años operando y sede en el Centro Corporativo El Tobogán, se replanteó un cambio de cara a las tendencias del mercado. “Queremos que nos vean como una compañía de servicios que le brinda una solución”, explicó Juan David Rothe, presidente de Grupo CESA.
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El ejecutivo llegó a la firma como consultor en 1989, se integró por iniciativa del fundador Arturo Artiñano. Recientemente, en conjunto con su familia, adquirió la totalidad de las acciones, cambio que se acompaña con una reestructuración y la incorporación de sus hijos María Fernanda como CEO de CESA y Juan David en el área financiera.
Tras una revisión de los atributos de la compañía, que cuenta con unos 300 colaboradores, y del mercado, CESA redefinió su plan estratégico con miras a fortalecer su legado en el mercado, modernizar los procesos con nuevas certificaciones y metodologías, ofrecer soluciones y colaborar con sus clientes en la transformación digital de sus negocios y operaciones.
En Costa Rica, la empresa es uno de los principales proveedores de tecnologías de información y comunicaciones, tanto a nivel privado como público. En el sector estatal ha estado a cargo de unos 150 proyectos para diferentes instituciones en los últimos cinco años, los cuales suman más de ¢20.531 millones, de acuerdo con datos de la Contraloría General de la República y confirmados por CESA.
En la conversación de Juan David Rothe con EF también participaron la CEO de CESA, María Fernanda Rothe, Fernando Sánchez, Chief Technology Officer, y Marcelo Meza, responsable de la Unidad de Ciudades Inteligentes, que recalcaron que las empresas e instituciones enfrentan desafíos tecnológicos, de liderazgo, culturales y de gestión del cambio.
Entre los propósitos de CESA se encuentra incursionar en dos mercados más, especialmente en República Dominicana y Estados Unidos.
¿Para cuándo estarían ingresando ahí y cuál sería el propósito, sobre todo en un mercado como EE. UU.?
En un año deberíamos estar iniciando la apertura de las sociedades en República Dominicana, que es un mercado atractivo con mucha inversión en tecnología. En EE. UU. podemos tener un nicho importante, con la ventaja que ofrece el talento latinoamericano. Aquí tenemos que definir en cuál Estado ingresaremos. Es una apuesta para tener un crecimiento importante.
CESA cuenta con una amplia cartera de clientes en el sector privado y en el público, pero había pérdido protagonismo. ¿Cuál es el objetivo ahora?
Estos años tuvimos un crecimiento en Centroamérica que nos ha ocupado mucho tiempo y en Costa Rica estabámos a cargo de proyectos en varias instituciones como el Banco de Costa Rica (BCR), la automatización de la Comisión Nacional de Préstamos para Educación (Conape) o en el Instituto Nacional de Electricidad (ICE). A raíz de la pandemia vimos que teníamos que transformanos, hacer una CESA 4.0, para ofrecer soluciones innovadoras.
¿Cómo tratan de ubicarse en el mercado de integradores, especialmente por los cambios en la industria y la consolidación del cloud computing a nivel de infraestructura, plataformas y sistemas?
Contamos con la experiencia, servicios focalizados de infraestructura, consultoría y ciudades inteligentes, gerentes en cada país para cada uno de esos portafolios (lo que fue parte de la reestructuración), equipos especializados y actualizados ante la rápida evolución de las tecnologías y tenemos empatía con nuestros clientes: sabemos que somos corresponsables del éxito de las inversiones tecnológicas que ellos realizan.
Queremos que nos vean como una compañía de servicios, que sabemos de backend, de infraestructura o de almacenamiento. Pero, en especial, que brindamos una solución, para llevarlos a la nube y para ayudarlos en la transformación digital. La diferencia es que hoy en día podemos hacer las cosas de manera más ágil porque hemos implementado nuestra propia transformación. No se nos puede aplicar aquello de “en casa de herrero, cuchillo de palo”.
¿Las empresas realmente entienden que deben avanzar hacia el cambio digital o nada más están reaccionando ante la situación?
Es un poco de todo. Los clientes han venido reaccionando a la urgencia de la pandemia, con el teletrabajo por ejemplo. De ahí que nuestro foco en transformación digital para el automatización de procesos es vital para estas empresas. La región necesita abrir los ojos. Se necesita ver qué tiene que cambiar, porque no puede seguir en lo mismo. De lo contrario las empresas se quedan atrás. Las compañías tienen que orientarse a transformarse.
En ciudades inteligentes se pueden hacer muchas cosas. ¿Cuál es la situación? ¿Qué está faltando? ¿Qué deberíamos hacer para dar un empujón hacia una ciudad inteligente, de la que venimos hablando desde hace dos décadas?
Algunas instituciones públicas y municipalidades han avanzado en algunos proyectos, como parquímetros. Pero hay mucho más. El portafolio es más amplio. Hay disponibles soluciones que permiten a la ciudadanía tener tecnología al alcance y facilitarle la vida, hasta con aplicaciones diseñadas para necesidades como el cuido de mascotas. Hay que hacer ver a los alcaldes y a los encargados de tecnología de cada una de estas instituciones que existen muchas opciones que pueden escoger.