Las monedas virtuales están ganando cada vez más terreno frente al dinero físico, con el bitcoin como el principal protagonista de este cambio.
No obstante, ante el auge del dinero digital, varios bancos centrales de diferentes países alrededor del mundo no quieren quedarse atrás y han lanzado sus propias iniciativas de monedas virtuales.
Algunas de estas ideas ya se han concretado, mientras que otras se encuentran en fase de experimentación o en el desarrollo de un plan piloto.
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El Banco Central de Bahamas lanzó en octubre del año pasado su moneda virtual: el sand dollar, que ha sumado usuarios desde entonces.
La moneda es emitida a carteras digitales en poder de seis empresas autorizadas para transferencias de dinero y pagos. A través de ellas, las personas y los comercios pueden guardar y gastar sand dollars por medio de una aplicación.
La intención del país caribeño es facilitar el acceso a los servicios financieros a los 400.000 habitantes del archipiélago, cuya geografía de 700 islas dificulta la distribución segura de efectivo, según informó la agencia Reuters en diciembre.
En otras latitudes, China –un país avanzado en temas de pagos sin efectivo– trabaja también en el yuan digital, que espera tener listo para los Juegos Olímpicos de Invierno del año 2022, cuya sede será Pekín.
Aunque aún hay poca información sobre su alcance, posibles usos y la fecha misma de lanzamiento, lo cierto es que el banco central del gigante asiático ya se encuentra haciendo pruebas en varias ciudades del país.
Estados Unidos tampoco quiere quedarse fuera. La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, dijo a finales de febrero que el Gobierno de Joe Biden apoya la investigación sobre la viabilidad de un dólar digital para fomentar la inclusión financiera.
Estos son solo tres ejemplos que confirman la tendencia actual de otros bancos centrales que se aventuran en la carrera de las monedas virtuales.
Según un estudio del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), publicado en enero, el 86% de los bancos encuestados están activamente trabajando en algún proyecto de moneda virtual, lo que se traduce en 56 instituciones.
En el informe se incluyen bancos centrales de 21 países que el BIS llama “economías avanzadas”, como EE. UU., Francia o Australia, sumado a 44 economías catalogadas “emergentes”, tales como Rusia, México o Guatemala. Costa Rica no está incluido en el reporte.
De acuerdo con el BIS, existe una necesidad cada vez más fuerte de este tipo de iniciativas en las economías emergentes, pues siete de las ocho propuestas más avanzadas se desarrollan en estos países, en los que el foco está en los pagos domésticos.
El BIS diferencia dos tipos de moneda digital de bancos centrales (CBDC, del inglés central bank digital currency): las de retail, de uso general y dirigidas a ser un equivalente del dinero físico para usuarios finales, y las wholesale, que están diseñadas para el acceso de instituciones financieras exclusivamente.
El estudio indica que cada vez más bancos están migrando a un proyecto mixto o de uso general, dejando atrás las de acceso restricto a instituciones.
Las principales motivaciones para crear una moneda virtual radican en mejorar la eficiencia y seguridad de los pagos, así como la inclusión y estabilidad financieras.
El futuro de los pagos
“La digitalización de actividades es la norma mundial desde antes de la pandemia. Cada vez más y más transacciones se realizan sin utilizar efectivo”, comentó el economista Douglas Montero.
La pandemia de COVID-19 vino a acelerar el proceso de implementación de pago electrónico, con el fin de disminuir el uso del efectivo.
En nuestro país, un ejemplo notorio es la aplicación Sinpe Móvil, por la que se movió más de ¢1 billón en el 2020, un crecimiento del 742% con respecto al año anterior.
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Según Montero, existe una preocupación de los bancos centrales por digitalizar los pagos, punto en el que coincide Otto Mora, tesorero de la Asociación Blockchain Costa Rica.
“Los bancos centrales vieron su rol amenazado por el desarrollo del bitcoin y de otras plataformas que digitalizan el dinero que ya existe”, manifestó Mora.
El bitcoin ha registrado récords en su cotización entre finales del 2020 e inicios del 2021, superando incluso los $40.000 por unidad. Pero, ¿podrían estas monedas virtuales de bancos centrales quitarle terreno al bitcóin?
Para Montero, el bitcoin seguirá siendo atractivo por tener un stock limitado y porque la llegada de nuevos inversionistas genera más confianza.
Sin embargo, asegura que la ventaja que tienen las CBDC es que están respaldadas por los bancos y eso las convierte más fácil en medios de pago aceptados globalmente.
“Estoy muy seguro de que en un futuro cercano, las CBDC serán el dinero de uso común y serán usadas como se usa hoy la tarjeta de crédito”, afirmó el economista.
Mora, por su parte, se muestra aún escéptico del impacto que podrían tener las monedas digitales de los bancos centrales, aunque sí cree que le quitan terreno al bitcóin en términos de innovación.
“El rol que tiene el bitcoin como una reserva de valor se va a mantener. Es más como un complemento al sistema tradicional que tenemos”, dijo el representante de la Asociación.
¿Qué pasa en Costa Rica?
En Costa Rica la participación del Banco Central (BCCR) en el sector de las criptomonedas parece aún lejana.
La institución se ha referido al tema en pocas ocasiones y lo ha hecho para advertir que las transacciones hechas con estas criptomonedas no cuentan con el respaldo del Banco. Además, ha dicho que el uso de estos activos corre bajo el propio riesgo de cada usuario.
Ante una consulta de EF en diciembre del 2020, la institución reiteró su criterio.
Desde el Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif) aseguraron que mantienen el tema de las criptomonedas en el radar pero que actualmente no hay ninguna iniciativa en marcha.
Para Mora, esa posición del BCCR hace que el país pierda competitividad frente a otras economías que se están abriendo y están aceptando monedas virtuales, pero acepta que más allá de que el Banco Central desarrolle su propia moneda digital, lo más urgente es que se permita el uso de la tecnología blockchain para pagos de manera más formal.
Por su parte, el economista no cree que el país esté perdiendo algo por no contar con una criptomoneda del Banco Central.
“Costa Rica no es el único país que no tiene moneda virtual. Esto es un proceso y poco a poco se irán creando CBDC y en ese momento el BCCR probablemente implementará sus acciones. Por ahora, el boom del bitcóin no creo que lleve a cambiar su posición”, opinó Montero.