El mundo de sistemas instalados y centros de datos ubicados físicamente en las empresas, todavía está ahí. Pero el crecimiento de la computación en la nube (cloud) viene acelerado, tanto por sus menores costos como por la agilidad que tienen las empresas para responder a nuevas demandas de sus mercados y clientes.
Algunos sectores, en particular, lo viven así: el comercio al detalle, la banca y las telecomunicaciones. “Cambian o mueren”, dijo Luiz Meisler, vicepresidente ejecutivo de Oracle América Latina. “El reto para cada empresa depende de la necesidad del negocio, si hay o no competencia. Esta presión es fundamental”.
Este es un resumen de la conversación con EF a través de videoconferencia desde Brasil sobre los cambios de la firma, en la tecnología y en las industrias de la región.
¿Cuánto cambió Oracle? Persiste la imagen de una firma que ofrece equipos de bases de datos y aplicaciones corporativas para instalar.
Oracle cambió completamente. Es como hablar de otra compañía completamente diferente. Si tuviéramos una foto de hace cuatro años y tomamos otra ahora, serían dos fotos bien diferentes.
Nos consolidamos en América Latina en cloud y con un crecimiento de tres dígitos. Los ingresos por cloud han crecido en la región, con aplicaciones e infraestructura. Hicimos un cambio muy importante, transformándonos en una empresa de servicios y con un cambio cultural muy grande. El foco es cloud.
El cliente elige. Puede que el 100% de sus sistemas no estén en cloud, pero van a llegar a la nube —quieran o no quieran, pronto o más tarde— debido a las necesidades de su clientes y mercado. Algunas industrias (retail, banca, telecomunicaciones) cambian o mueren. Otras industrias no tienen tanta presión y van más lentas, como la minería.
¿Eso cambió la cartera de productos y la relación con clientes?
Las empresas antes nos cerraban la puerta en la cara cuando los visitábamos para hablarles de la nube. Tampoco se hablaba de multiplataforma, servicios, conexión, multicanalidad. Hay un cambio brutal. Hoy se sabe que hay que vender por Internet o por el teléfono igual que se vende por la tienda física. Con la pandemia todo se volvió importante y urgente.
Oracle estaba preparado porque venía en proceso. Eso es un diferencial relevante. Durante los últimos años habíamos adquirido compañías e invertimos millones de dólares. Más que comprar marketshare y productos, compramos inteligencia. La gente que vino nos ayudó a rediseñar, reprogramar y que contemos un cloud más disruptivo, rápido, tecnológico, de calidad y barato.
Más que agregar las diferentes aplicaciones, reescribimos todo. Oracle se preparó mucho para este momento. El gran desafío es entender mejor el negocio del cliente y ayudarle para que funcione.
“La restricción mayor es humana. Todo el mundo dice que debemos cambiar, pero nos mantenemos en la zona de confort. Así estábamos antes de la pandemia del covid-19″.
— Luiz Meisler, vicepresidente ejecutivo de Oracle América Latina
El mundo de la distribución también cambia totalmente, porque en lugar de vendedores o revendedores de productos en cajitas, tenemos socios de servicios que ganan en el valor agregado. Es un cambio en proceso, en unos lugares más avanzados.
Hace seis años redefinimos el propósito y nos planteamos empoderar a las personas a través de la innovación, conectando tecnología con personas, considerando el impacto de la tecnología en las personas, como en el empleo. Tenemos la responsabilidad de capacitar a las personas para ese mundo. Cada vez que vendemos algo se debe ver cómo se actualiza a la gente y se certifica para un nuevo tipo de empleo.
Oracle anunció una integración sus líneas de negocio. Antes se tenían las soluciones, el middleware y los sistemas y equipos de bases de datos. ¿Cómo es ahora?
En el mundo antiguo el cliente compraba sus productos y cada uno montaba su Lego. Hoy en el cloud todo está integrado: infraestructura, base de datos y aplicaciones. Este es el mundo nuevo. Se ofrece un proceso integrado. Así, el cliente se enfoca en su negocio. Oracle tenía las herramientas segmentadas por producto y por industria. Ahora, incluyendo en América Latina, estamos ofreciendo soluciones integradas.
¿Hablamos también de soluciones a nivel de infraestructura, plataformas y software en la nube como servicios?
Exactamente. Por ejemplo, en sistemas gerenciales ERP cloud tenemos 8.500 clientes en el mundo y todos con la última versión. Esta es una diferencia importante.
¿Es tan clave reescribir el software para la nube?
Fundamental. Hace siete años atrás, empezamos a utilizar lo que compramos. Pero conectarlos o resolver con urgencia un problema en un proceso de misión crítica es casi imposible, es muy complicado. Si no se reescribe se tiene una colcha de retazos. Reescribir todo nos llevó casi una década. No fue sencillo. Son sistemas que tenían 30 años y había que reescribir millones de líneas de código.
La decisión no fue sencilla. Hay que repensar todo. Es como ver el motor de un coche normal y luego ver el motor de un Tesla. Y el cliente puede utilizar el mejor servicio sin problemas y solo hay que conectarse.
Eso obliga también a los fabricantes y a los distribuidores a brindar mayor valor agregado, porque el mercado es más competitivo y más ágil.
Claro. El valor agregado es cómo el negocio se diferencia. La energía no se desgasta en el sistema o en el equipo. Al cliente le interesa la latencia, no dónde está el sistema. Aunque muchos piensan que todavía deben tener el centro de datos a la par.
Hace 15 años había mucha resistencia al cloud. El crecimiento en la nube era lento y constante. La pandemia alteró eso. ¿Cuánto se aceleró realmente el cambio mental o cultural?
Mucho. Total. La resistencia es bajísima ahora. Depende del país y el nivel de competencia. Por industrias: el comercio al detalle que tiene rivales con nuevos modelos de negocios, la banca que tiene la competencia de las fintech. La tecnología viabilizó nuevas empresas y modelos de negocios.
¿Y las instituciones públicas?
Van más lentas. Se tiene la mentalidad de que el centro de datos tiene que estar físicamente a la par. Pero las soluciones de nube son más económicas, mucho más.
Tenemos que tener claro que ambos mundos coexistirán.
¿Cuál es el reto: cultural o de acceso a la tecnología?
Hoy no tenemos ninguna limitación tecnológica para hacer absolutamente nada. La tecnologías es más avanzada, menos costosa, con más opciones y mejor.
La restricción mayor es humana, en la mente. Todo el mundo dice que debemos cambiar, pero nos mantenemos en la zona de confort. Así estábamos antes de la pandemia del COVID-19.