Los celulares nos facilitan enormemente la vida, incluso están dispuestos a responder nuestras interrogantes. Basta con un “Ok, Google” o un “Oye, Siri” para que el asistente de voz del equipo acuda a nuestro llamado. Pero ¿qué tanto nos escuchan estos aparatos móviles? ¿Están atentos a nuestras conversaciones cuando no los usamos?
Hay personas que juran que de la nada su celular comenzó a mostrarle anuncios publicitarios sobre algún artículo sin que haya hecho búsquedas de ningún tipo, pero que mencionaron en alguna conversación presencial. ¿Es esto posible realmente?
La empresa de ciberseguridad NordVPN propone un experimento para que los usuarios puedan comprobar si sus teléfonos móviles aprovechan esta escucha activa para sugerir publicidad al usuario.
Durante la prueba del experimento, llevada a cabo con tres empleados de NordVPN, cada participante colocó su teléfono móvil sobre una mesa, a una distancia adecuada pero dentro del alcance del micrófono. A continuación, cada uno habló sobre temas específicos, utilizando palabras clave como “Alaska” o “Volvo”, abordando desde viajes a dicho destino hasta detalles sobre autos de esa marca.
Tras tres días analizaron los resultados: las conclusiones obtenidas “no son claras”. Es decir, no se encontró una correlación directa entre las conversaciones y el contenido de los anuncios. Solo se observó un caso en el que un trabajador recibió anuncios de la marca de autos cuando aseguró que no había hecho búsquedas de eso.
La empresa de ciberseguridad Wandera también llevó a cabo un experimento similar en el que aislaron dos teléfonos móviles —uno Android y otro iPhone— en una habitación durante 30 minutos, mientras se reproducía publicidad relacionada con comida para gatos y perros. El objetivo era analizar si existía alguna correlación entre la publicidad mostrada posteriormente en los dispositivos y el contenido de audio reproducido durante la prueba. La conclusión fue clara y contundente: no se encontró ninguna correlación.
¿Nos espían nuestros celulares?
La respuesta parece ser que no. No de la manera convencional. Al menos con esos dos experimentos, cuyo muestreo es de todas formas muy pequeño, no se dispone de pruebas concluyentes que indiquen que los teléfonos estén grabando o escuchando nuestras conversaciones de forma continua. Sin embargo, nuestros dispositivos recopilan una cantidad significativa de datos sobre nosotros, incluso sin necesidad de utilizar el micrófono. Los metadatos de nuestras actividades en Internet, que incluyen detalles sobre nuestra ubicación, las páginas web visitadas y nuestras interacciones en redes sociales, pueden proporcionar una cantidad considerable de información sobre nuestras vidas.
Las empresas que desarrollan tecnología móvil dicen que no guardan las grabaciones de voz, pero que usan los datos para entrenar sus sistemas y brindar un mejor servicio. Aunque aseguran que la información es anónima.
Google explica en su política de privacidad que las grabaciones y transcripciones de voz se almacenan de manera cifrada, pero una pequeña fracción de ellas puede ser escuchada por personal humano. No implica que alguien esté escuchando constantemente las conversaciones del celular, sino que ocasionalmente —aproximadamente un 0,2% de los audios analizados, según Google— un equipo de personas los revisa con el propósito de mejorar la comprensión del sistema. Es importante destacar que esta información es anónima y no se encuentra vinculada a una persona en particular. De nuevo, según Google.