La política estadounidense en materia de chips durante la administración demócrata en curso del presidente Joe Biden ilusionó a varios países de América Latina, entre ellos Costa Rica, con la posibilidad de sacar rédito de su potente impulso a la industria de los semiconductores.
Estados Unidos busca reducir la dependencia de su sector tecnológico en la producción y la distribución china, y ha plantado iniciativas como la Ley de Ciencia y Chips (Chips Act), por medio de la cual se plantean inversiones multimillonarias para ese fin.
Hablamos de un paquete que, entre otras cuestiones, incluye $52.700 millones en subsidios para la producción e investigación de semiconductores, incluidos $500 millones de un Fondo Internacional de Innovación y Seguridad Tecnológica para atraer inversiones relacionadas con el desarrollo y la producción de semiconductores en países vecinos como Costa Rica, Panamá, Brasil o México, entre otros.
Sin embargo, la potencia norteamericana se prepara para unas nuevas elecciones presidenciales en noviembre y, al menos hasta este momento, el expresidente Donald Trump domina las encuestas; mientras que el oficialismo, representado por el Partido Demócrata, empieza a reconstruir su campaña luego de la tardía renuncia de Joe Biden a su lucha por la reelección.
¿Supone el posible regreso de Trump a la Oficina Oval un riesgo sobre la continuidad de la política actual de los Estados Unidos en la industria de los semiconductores? EF revisó la información disponible hasta este momento en busca de respuesta. Estas son algunas de las principales conclusiones hasta el momento.
Proteccionismo y estrategia
El regreso de Trump a la presidencia de los Estados Unidos es una posibilidad real.
El nominado por el Partido Republicano ya aventajaba por 3 puntos porcentuales a Joe Biden en el promedio de las encuestas hasta el 20 de julio pasado, según el sitio especializado Real Polling; y un estudio de opinión publicado a inicios de mes por la agencia Reuters (en colaboración con la firma Ipsos) también determinó que el expresidente tendría una ligera ventaja si la contendiente demócrata fuese la vicepresidenta Kamala Harris, como se espera que ocurra tras la renuncia del actual mandatario a buscar un segundo mandato.
Ante esta situación, medios de comunicación y empresas internacionales realizan múltiples estudios sobre el posible impacto que tendría el triunfo de uno u otro bando sobre la economía mundial y sus componentes, incluida la industria de los semiconductores.
Por ejemplo, la firma de inversión Global X consideró desde abril como “poco probable” que la Ley de Ciencia y Chips sea “objeto de esfuerzo legislativo alguno de derogación”, por tratarse de una iniciativa que ya está en ejecución y que ya contó con el respaldo de demócratas y una porción adicional de senadores y congresistas republicanos, por su valor en materia de comercio y seguridad nacional.
La empresa proveedora de fondos cotizados en bolsa añadió en su publicación que, “en un contexto de intensificación de las tensiones geopolíticas, la importancia estratégica de mantener el liderazgo en IA nunca ha sido más pronunciada”; y que por eso “es probable que los esfuerzos gubernamentales para impulsar la investigación y el desarrollo (I+D) y la fabricación de semiconductores mantengan un fuerte apoyo bipartidista”.
Esta observación es clave para Costa Rica, que fue seleccionado como “socio estratégico” de esa ley, tomando en cuenta que desde hace más de 25 años opera en el país Intel: un gigante estadounidense de ese sector; entre otras ventajas.
Sin embargo, siempre existe un margen de incertidumbre cuando se trata de presagiar las actuaciones del expresidente Trump.
En una entrevista con Bloomberg, a inicios de este mes de julio, el republicano afirmó que Taiwán “se queda con aproximadamente el 100% de nuestro negocio de chips” y que, por ese motivo, debería de pagar a Estados Unidos por su defensa.
Esta declaración generó dudas en el sector, pues, asediado por China, Taiwán es un territorio clave para la producción mundial de chips y hasta ahora ha sido beneficiado por recursos estadounidenses, como un aliado.
Según la firma especialista en el análisis de mercado de industrias tecnológicas TradeForce este tipo de declaraciones podrían sugerir la posibilidad de “ajustes” a los subsidios planteados en una eventual administración del republicano. La empresa citó declaraciones del académico taiwanés Liu Da-nian recogidas por el diario Economic Daily de China, según el cual podrían surgir presiones por parte de Trump para que una mayor parte de la cadena de suministro tenga su sede estrictamente en Estados Unidos.
En materia comercial, la mayor puja de Trump ha sido para eliminar los déficits de la balanza comercial estadounidense con otros países y regiones.
De hecho, la Unidad de Inteligencia de The Economist recientemente publicó un informe sobre los principales factores de riesgo que traería consigo un regreso de Donald Trump a la Casa Blanca para los países con mayores relaciones comerciales con la potencia y, entre ellos, destacó la visión proteccionista de Trump. Sin embargo, los analistas observaron pocos riesgos para un país como Costa Rica, que más bien importa más de lo que exporta en su relación con Estados Unidos; aunque sí observaron altos niveles de exposición a en campos como seguridad y migración, en los que la administración republicana podría replegarse.
Oportunidad para Costa Rica
El ministro de Comercio Exterior, Manuel Tovar, y la gerente de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), Laura López, comentaron en un reciente foro organizado por EF que Costa Rica puede sacar múltiples beneficios de la inversión estadounidense para crear cadenas de suministro más favorables a sus intereses en relación con la industria de los semiconductores.
Señalaron que las posibilidades para el país van desde el establecimiento en territorio costarricense de nuevas plantas como la de Intel, hasta de suplidores de otros materiales relacionados con este sector o la obtención de mayores recursos para la capacitación de personal, un reto que actualmente tienen todos los países del mundo.
A pesar de que Costa Rica es un país pequeño, observaron, ofrece estabilidad política y económica para una potencia como Estados Unidos y que, precisamente por su tamaño, tiene una mayor capacidad de coordinar acciones en poco tiempo y entre pocos actores.
En ese sentido, Tovar subrayó que es esencial que el país continúe realizando esfuerzos conjuntos entre sectores para aprovechar el entorno, que, desde su punto de vista, ofrece más oportunidades que nunca.
Según Timothy Scott, director de Asuntos Gubernamentales de Intel, el reto no solo está en competir con otros países que también empiezan a correr por atraer la inversión estadounidense en esta materia; sino también en determinar cuál es la principal fortaleza del país para ofrecer productos o servicios diferenciados, que no precisamente sean los mismos que los del resto en la región.
“Nunca Costa Rica ha tenido un reto tan grande de velocidad y articulación”, avisó López sobre la ventana oportunidad que ya está abierta.