Para los informáticos, Red Hat y sus soluciones a nivel corporativo, especialmente a nivel de servidores para apoyar diferentes procesos, y su esquema de comercialización (suscripción para soporte y sistemas que se adquieren sin costos) no son desconocidas.
Para las gerencias de las empresas cada vez es más obligatorio tener en cuenta su propuesta, tanto por la urgencia de contar con plataformas que le brinden agilidad para implementar aplicaciones y servicios digitales a los clientes como porque la firma –muy reconocida en la comunidad de código abierto– está fortaleciendo su presencia en la región.
“Hoy las compañías requieren servicios más rápido y están más dispuestas a las soluciones de código abierto”, afirmó Martha Ardila, gerente regional de ventas de Red Hat.
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En Costa Rica la compañía cuenta con varios distribuidores locales, como PBS, Nexsys y Licencias Online, a las cuales se unió GBM después que la firma IBM adquiriera a Red Hat en $34.000 millones en julio del 2019.
“La presencia de Red Hat era limitada”, indicó Andrey Tumarov, arquitecto de soluciones empresariales de GBM. “Ahora se tiene más músculo para abrir más mercado”.
En Costa Rica las soluciones de código abierto se utilizan mucho en el sector financiero, en gobierno, en manufactura y en telecomunicaciones, entre otros, a nivel de infrastructura tecnológica.
El paso a una mayor presencia local y en Centroamérica venía ocurriendo silenciosamente con una mayor inversión en recursos regionales y locales para la atención de clientes y soporte de servicios.
Esquema abierto
La propuesta de open source es distinta a la de software por licenciamiento, pues son sistemas creados, desarrollados y mejorados en la comunidad abierta de informáticos. No tiene limitaciones o costos por derechos de autor ni de patentes.
En la industria, la opción de software libre siempre fue acusada de no ser tan gratuita como se promete, pues implica costos en equipos, soporte y mantenimiento.
El desarrollo de los sistemas y aplicaciones la comunidad de open source se basa en la colaboración y a su alrededor se formó una constelación de compañías que ofrecen soluciones para brindar soporte y respaldo.
El argumento es que en la comunidad se hallan soluciones a problemas y se logran mejoras en forma colectiva, en una cultura abierta basada en la participación, la transparencia, la inclusión y la adaptabilidad para generar ideas y conocimiento.
Aparte, se evitan costos en licencias, que se estima pueden alcanzar un tercio del presupuesto de tecnología de una empresa.
“No se venden licencias”, recalcó Ardila.
Red Hat Software fue fundada en 1994 en pleno auge de la informática para oficinas y el hogar. Nació desarrollando un proyecto de seguridad para el Departamento de Defensa de Estados Unidos.
En 1999 ingresó a la bolsa de valores y se situó en la octava posición en ganancias en Wall Street. Así se dio a conocer fuera de la comunidad de informáticos en la víspera al estallido de la burbuja de las puntocom.
En ese año incluso adquirió a una firma pionera del open source, Cygnus Solutions, que había mostrado ser sostenible y rentable con una propuesta de software libre, y en 2003 decidió concentrarse en el mercado corporativo con Red Hat Enterprise Linux.
Fue cuando se fusionó con el proyecto Fedora Linux, que estaba orientado a usuarios y cuyo código base sirvió de punto de partida para soluciones de cliente final y empresarial.
Respuesta al cambio
Red Hat comercializa servicios para las empresas que deciden utilizar su sistema operativo para servidores y computadoras con miras a mantener la continuidad del negocio.
La firma adapta, mejora y empaqueta las soluciones creadas en comunidad para que las empresas o entes lo usen. Con Red Hat establecen un acuerdo de nivel de servicios (por suscripción), ya sea estándar o premium. Si luego se decide no renovar el acuerdo, puede seguir usando el sistema.
Su portafolio, de unos 30 productos, incluye plataformas para sistemas operativos, virtualización (diferentes sistemas que comparten recursos de una máquina), contenedores (contiene los componentes necesarios para ejecutar un software), nube privada y automatización, que permiten correr todo tipo de aplicaciones.
El almacenamiento definido por software también es parte de su oferta. Se orienta a crear granjas o grupos de servidores, conforme se requiera más equipos para más datos, los cuales se gestionan como uno solo. Sería la alternativa a los grandes equipos tipo storage, donde en caso de escalamiento habría que adquirir otros equipos similares.
La estrella son los productos de automatización de tecnología de la información, junto con la gama de sistemas de integración y middleware orientadas a facilitar a las empresas la toma de decisiones de negocios.
“Es el nuevo boom, porque los sistemas open source tienen ciclos más cortos de desarrollo, al ser generados en comunidad”, destacó Tumarov, de GBM.
La agilidad ya era estratégica antes de la pandemia del COVID-19, pero se volvió crítica para responder con rapidez a eventos que no están bajo el control de las empresas y entidades.
Requiere una cultura abierta de colaboración, diversidad del talento, flexibilidad para generar conocimiento, con procesos distintos y compartidos, aprovechando metodologías de programación ágiles, plataformas en la nube y la computación distribuida (edge computing), donde se logran procesos informáticos cerca del usuario.
La apuesta es a un aceleramiento en los próximos cinco años del cambio digital en sectores de banca, telecomunicaciones y gobierno: por el empuje de las iniciativas financieras y tecnológicas (fintech); la implantación de las redes de quinta generación (5G); y los servicios públicos digitales, respectivamente.
Para todos los sectores será de vida o muerte apalancar sus procesos y servicios en lo digital. “Se requiere poner en producción (en uso) servicios y aplicaciones en forma rápida. No se podrá durar años. Los productos ayudan a orquestar esa rápida disponibilidad”, dijo Ardila.