En los negocios el instinto manda, pero hay que tener visión, una estrategia y estar abierto a lo que necesiten los clientes actuales o potenciales, así como a la recomendaciones de los mentores, especialistas e inversionistas de capital de riesgo para rehacer el rumbo, descubrir oportunidades y aprovechar nuevos potenciales de crecimiento.
Gabriela Herra, cofundadora y gerente de operaciones de Artifact Tech, estudió ingeniería de sistemas en la Universidad de Costa Rica (UCR). Desde que se graduó en 2002 trabajó en el Banco de Costa Rica y en Can Capital (una firma estadounidense que mantiene aún operaciones en el país).
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Ahí se encontró con Alex Siles, también cofundador y CEO de Artifact Tech, quien también es ingeniero en sistemas de la UCR, había trabajado desde 2002 en una empresa de desarrollo de software llamada Dinsa (dedicada a sistemas financieros bursátiles), en el BCR y en Can Capital.
En 2010 ambos se casaron y Alex pasó de vivir de Orosí de Cartago, de donde es oriundo, a Mercedes Norte de Heredia. Dos años antes, Alex había salido de Can Capital y en lugar de buscar empleo en una transnacional quería iniciar su propia empresa. “Algunos de los clientes que había conocido antes me preguntaban que porqué no tenía mi propia empresa y le daba servicios”, recuerda Alex.
Alex tenía confianza en sus propias capacidades y fundó Quality Development Consulting (QDC) dedicada a brindar servicios de software financieros bursátiles, atendiendo puestos de bolsa y fondos de inversión. La empresa alcanzó una planilla de ocho colaboradores permanentes y, como suele ocurrir en la industria, se contratan unos cuatro externos para proyectos puntuales.
Entre 2018 la Cámara de Tecnologías de Información y Comunicación (Camtic) y el Ministerio de Ciencia, Innovación, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt) convocaron a un programa llamado BWS Business Without Strings para impulsar empresas tecnológicas. Participaron doce desarrolladoras y entre ellas estaba QDC.
La idea de Alex y de Gabriela, que ya se había incorporado a la empresa como gerente de operaciones, era impulsar el crecimiento de la empresa. Pero ocupaban la guía para escalar, pues no estaban seguros de cómo hacerlo. El primer paso era enfocarse.
Entre los productos que tenía QDC había un sistema de atención de riesgos y otro de gestión de fondos de inversión. Eligieron uno.
Durante 2019 realizaron la investigación de mercado entrevistando a encargados de bancos y entidades financieras de América Latina para identificar “los dolores” que se necesitaba aplacar en cada país.
Realizaron 60 entrevistas. A las personas las contactaban por medio de la red profesional Linkedin y luego los llamaban por teléfono, WhatsApp, Skype y empezaron a usar Microsoft Teams. Todo eso confirmó que iban por buen camino.
En las evaluaciones realizadas detectaron que el sistema de atención de riesgos tenía potencial de comercialización en América Latina. A las entidades bancarias y financieras les sale muy costoso cumplir con los requerimientos y reglas, adaptar los sistemas existentes a los cambios normativos e integrar datos de diferentes fuentes de información. Pero, había un pero.
QDC era conocida por sus servicios y sistemas para el sector bursátil, lo que se convertía en una barrera o limitación a la hora de presentarse ante los clientes actuales o potenciales de la industria financiera. En el programa BWS los mentores recomendaron crear una empresa enfocada en sistemas de gestión de riesgos. No fueron los únicos. Otras personas especialistas, a las que también consultaron, les dijeron lo mismo.
Así fue como, en diciembre de 2019, Gabriela y Alex crearon Artifact Tech, que desarrolló la plataforma conocida como Snap Compliance. La solución permite tener una visualización holística del cliente desde el inicio de una operación, genera los respectivos reportes a las autoridades reguladoras de banca y financieras, seguros, valores y pensiones, y facilita la gestión de prevención de lavado de dinero.
Otra ventaja que brinda la solución son las evaluaciones de modelos de madurez, donde se detecta el conocimiento que se tiene en la organización sobre las reglas y medidas para prevención de lavado de dinero, ciberseguridad e incluso de los servicios y productos.
El sistema también permite la gestión de las listas internacionales de chequeo generadas por diferentes organismos mundiales que incluyen personas, entidades o empresas sancionadas a nivel global o de alta exposición.
“La plataforma gestiona el conocimiento del cliente, las alertas y las matrices de riesgo a la hora de dar un servicio”, dice Alex.
Y empezaron a tocar puertas en los sectores bancario, financiero y de fintech incluso. Aunque los seguían viendo como QDC, el principal problema no fue ese.
La pandemia iniciada en 2020 detuvo todas las conversaciones, incluyendo algunas que tenían adelantadas en Perú. Al mismo tiempo, la pandemia abrió nuevas oportunidades y formas de contactos.
Con la necesidad del confinamiento y del teletrabajo creció la urgencia de las empresas de todos los sectores, incluyendo de banca y finanzas, de tener los sistemas bajo el modelo de computación en la nube, que tienen la ventaja de su adaptación al tamaño de las organizaciones, su costo por servicio, su implementación fácil y rápida, y que se alojan en centros de datos que aseguran la continuidad ante cualquier contingencia.
International Data Corporation (IDC) señala que —a medida que las empresas pivoten hacia una economía que priorice lo digital, mayor eficiencia, flexibilidad e innovación más rápida— la nube seguirá desempeñando un papel cada vez mayor e incluso dominante. La firma prevé el gasto en nube completa (servicios en la nube, componentes de hardware y software, servicios administrados) superarán los $1.300 millones para 2025, con un crecimiento anual de casi 17%.
Los contactos, las negociaciones y los acuerdos también empezaron a establecerse a través de las plataformas en línea. La actitud de los ejecutivos había cambiado. “Había más aceptación”, dice Alex. Incluso las implementaciones se podían realizar en línea y no había que viajar tanto.
En ese año Gabriela y Alex también aplican y participan en el programa De.Mentes, organizado por Cercanos Consultores y la Agencia Universitaria para la Gestión de Emprendimientos (AUGE), de la UCR, y en el INCAE Entrepreneur Award, en los cuales —además de dar a conocer la solución— obtienen retroalimentación de mentores y jueces, así como capacitación de alto nivel en diferentes áreas.
A través del programa Crear de AUGE, de hecho, recibieron $12.000 del Sistema de Banca para el Desarrollo, que les permite financiar la incursión en México, Chile y Perú.
Conforme el panorama se fue aclarando —los contagios de covid-19 seguían aumentando a nivel regional, pero las firmas se adaptaron a la nueva realidad para operar— empezaron a concretarse contratos durante la segunda mitad del 2020 y el 2021. Este año también lo aprovecharon para participar y completar un programa de aceleración de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer) conocido como UpLoad.
A través de esta iniciativa, realizada en conjunto con la aceleradora Numa New York, donde participaron cinco empresas de tecnología con proyecciones de crecimiento en el mercado estadounidense, cumplieron un proceso de aceleramiento de tres meses, el cual incluyó reuniones con mentores y posibles inversionistas con el fin de buscar la incorporación en ese mercado.
Actualmente Snap Compliance ya tiene 30 clientes en cinco países (Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Venezuela): el 95% en la nube y el resto, después de alguna resistencia inicial, “ya están visualizando pasarse”.
Se espera que en 2022 se concreten las negociaciones en Perú, en México (en este caso con una fintech) y en Chile (donde están creando una subsidiaria). En Chile también se integraron al programa de aceleración de Dadneo, que les ha permitido evaluar los diferentes mercados potenciales y afinar la estrategia para crecer a nivel latinoamericano.
La visión es que para el 2025 Snap Compliance sea reconocida en el sector bancario y financiero, local y en otros mercados internacionales, por su solución de gestión de riesgos y de gobernanza (de cumplimiento de las regulaciones y estándares exigidos a esta industria). En EE. UU. incluso tendrían que crear el holding, tarea en la que —cuenta Alex— ya están dando pasos.
La internacionalización implica tener más que un software con las capacidades y funcionalidades requeridas y superar la imagen de fintech o de regtech (firmas de tecnología regulatoria). Hay que diferenciarse. Alex dice que esperan que la plataforma permita la gestión de riesgos en forma colaborativa entre las diferentes entidades.
Para eso también aprovechan diferentes plataformas donde puedan darse a conocer. En octubre anterior Snap Compliance fue seleccionada por BID Lab, Google for Startups, WeXchange y Centraal (un hub de emprendimiento mexicano), entre un total de 300 empresas postulantes de 30 países, para participar en el programa LAC Women Founders Accelerator, que culminó los pasados 1 y 2 de diciembre con un DemoDay en el Marco del WeXChange Forum 2021.
“Conforme hemos ido madurando vemos las ventajas y sabemos que podemos llegar a más países y empresas”, afirma Gabriela.