La desinfección de instalaciones y superficies –con sistemas de luz ultravioleta, ozono y aspersión– es una de las medidas que las empresas deben contemplar en sus protocolos de seguridad frente al COVID-19.
Antes que se declararan las medidas de emergencia en marzo pasado, Antonio Robinson y su equipo en Geos Telecom se enfocaron en hallar un sistema amigable con el ambiente, efectivo, probado, económico y accesible.
“Todos los indicadores nos fueron moviendo hacia los equipos de desinfección mediante luz ultravioleta (UV)”, dijo Robinson.
La firma empezó a importar los componentes y a crear las lámparas con la marca Killing Light.
La UV es utilizada desde 1878, incluso para desinfectar agua potable, laboratorios y hospitales.
La ciudad de Nueva York anunció en mayo anterior el uso de UV para limpieza del metro y los autobuses entre sus medidas contra el COVID-19. En China se usa también en los mismos medios de transporte.
Las normas de ISO (15858, 29464:2017 y 17025) y CIE S 017 establecen las condiciones para empresas que desean certificarse en la aplicación de UV.
Tendencias
Para las empresas el reto es retomar operaciones con el mínimo riesgo. Los esfuerzos se deben concentrar en la detección a tiempo de la temperatura corporal, controles de acceso y desinfección.
Para lo primero existen sensores que se instalan en cámaras térmicas, termómetros infrarrojos y dispositivos móviles para identificar variaciones térmicas, los cuales ofrecen lecturas de temperatura de hasta 16 personas, brindan análisis e incluyen filtros para proteger la privacidad de las personas.
La segunda medida es sustituir los lectores de huellas digitales por controles de acceso sin contacto físico (de reconocimiento facial o detección del iris).
Para la desinfección de espacios, en Costa Rica se ofrecen sistemas de UV, ozono y aspersión.
La firma Be Clean ofrece sistemas de ozono, donde se introduce la máquina en el área a limpiar, selecciona el tiempo (de uno a 15 minutos) y se evacua el espacio, pues no debe haber presencia de personas.
La firma sostiene que no se utilizan químicos, que el sistema es automático y que el ozono es un gas que se descompone en oxígeno.
El Grupo Q anunció un servicio para vehículos de las marcas Hyundai, Chevrolet e Isuzu, el cual se basa en un sistema de sanitización para vehículos con lámpara de ozono, el cual tiene una turbina para pasar el aire y acabar con gérmenes, bacterias y virus.
El proceso de desinfección implica cambiar el filtro de la cabina, usar espuma desinfectante en los ductos del aire acondicionado, y limpiar la cabina con amonio cuaternario (limpiador desinfectante).
Tanto Be Clean como Grupo Q destacaron que la Organización Mundial de la Salud (OMS) califica el ozono como un desinfectante eficiente contra virus, bacterias, hongos y causantes de malos olores y contaminaciones químicas.
La firma Soluciones iGC ofrece un sistema automatizado de enfriamiento evaporativo o aspersión por presión que se aplica en superficies inertes (transporte público, clínicas, hospitales, escuelas, restaurantes, y camerinos deportivos, entre otras) y cápsulas para nebulización de manos (supermercados, gimnasios, hospitales y entidades públicas).
También utilizan sistemas automatizados y móviles para desinfección de espacios en alta presión.
El Ministerio de Salud asegura que “los sistemas de luz ultravioleta y sistemas de ozono pueden ser utilizados para desinfección de objetos, no de personas ni animales”.
Al mismo tiempo sostiene que no se cuenta con evidencia suficiente sobre la eficacia de los túneles de desinfección de ropa y zapatos para prevenir el COVID-19, por lo que no autoriza su uso.
La entidad agregó que algunos túneles utilizan sustancias químicas que son recomendadas para limpieza y desinfección de superficies, pero no de personas por riesgos en la salud. Agregó que la OMS advirtió que los túneles no son efectivos para inactivar el virus del COVID-19 en humanos.
“Entendemos las directrices del Ministerio de Salud”, afirmó Franklin Gutiérrez, director de estrategia de Soluciones iGC.
Gutiérrez advirtió que hay muchos sistemas que carecen condiciones para una desinfección adecuada y realizan mezclas, concentraciones y dosis incorrectas que ponen en riesgo la salud.
Ultravioleta
Las lámparas de UV pueden destruir virus, bacterias, hongos, levaduras y moho según la intensidad, la distancia y el tiempo (hasta 4 minutos) en que se apliquen.
“Los destruye de adentro hacia afuera”, explica Robinson, de GPS Telecoms. “La luz penetra el organismo y empieza a destruir las partes más profundas”.
Para confirmar su efectividad se puede usar un medidor de higienización antes y después de la aplicación de la UV. Sin embargo, en estas mediciones no se detallan cuáles son los microorganismos que estaban presentes y que se elimnaron.
Los sistemas de UV utilizan la radiación C, onda de luz más corta y enérgica, muy dañina para las personas y la cual es absorbida por la capa de ozono.
Hay otros dos tipo: la A se recibe del sol y causa arrugas y manchas en la piel; la B puede dañar el ADN y provoca quemaduras y hasta el cáncer.
Por el rápido daño que puede provocar la radiación C, la OMS no recomienda aplicarla a manos ni piel. Además, su uso debe hacerlo personal preparado.
Las dudas que existen es sobre si la UV-C es efectivo contra el COVID-19.
La Food and Drug Administration (FDA, de Estados Unidos) incluyó, en marzo anterior, su uso en las políticas para desinfección de dispositivos y equipos de purificación de aire durante la emergencia.
Las universidades de Columbia y Nebraska realizan investigaciones sobre la efectividad de la UV contra el COVID-19.
Un estudio de la Universidad de Boston y Signify, que desarrolla dispositivos de UV, halló resultados positivos y una efectividad del 99,9999% en aplicaciones de 25 segundos.
Parte de estos avances fueron tomados en cuenta por el equipo de Geos Telecom, conformado por 10 colaboradores, que incluyen especialistas en electrónica, software, ingeniería industrial y microbiología pues se utilizan tarjetas y sensores que deben programarse.
El primer producto lo tuvieron listo a principios de mayo anterior y desde junio están en la comercialización.
Robinson afirma que los costos de su lámpara más grande son cinco veces menores que las que se venden en EE. UU. y que sus dispositivos han sido adquiridos en Costa Rica por agencias aduanales, oficinas legales, laboratorios y hasta un grupo de casinos.
Actualmente está a la espera de respuestas de compras en Panamá y también confìa concretar ventas en Ecuador, Perú, Guatemala y España.
Luz desinfectante |
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Opciones para empresas y hogares (precios sin incluir IVA): |
Torre de 2 metros de altura y 7 bombillos: para desinfectar en un radio de 20 metros a la redonda en seis minutos ($8.500). Se pueden emplear en áreas amplias en empresas, hoteles, restaurantes y de tránsito. |
Torre de 1,60 y 8 bombillos: para desinfectar 17 metros a la redonda en cinco minutos ($6.500). Se pueden emplear en áreas amplias en empresas, hoteles, restaurantes y de tránsito. |
Lámpara de 21 pulgadas: para instalar en ascensores, vestidores, restaurantes, habitaciones, oficinas y baños como lámpara fija, pues cuentan con sensores que la activan cuando no hay personas ($220). |
Lámparas manuales: Tres modelos (16, 12 y 8,5 pulgadas) con precios de $348, $310 a $299, respectivamente. Pueden utilizarse en almacenes fiscales para desinfectar documentos, en viviendas, en oficinas y en vehículos por personas preparadas. |
Fuente: Geos Telecom. |