"Mi vida puede transcurrir con normalidad sin efectivo", dice Annie Innecken, una joven de 26 años que tiene en su billetera solo sus documentos personales, tarjetas de débito y crédito y ¢5.000 que retira en su única visita al cajero durante todo el mes.
Los pagos de servicios públicos los realiza a través de la aplicación del banco donde se encuentran sus cuentas, y las compras las efectúa en comercios que aceptan tarjeta sin problema.
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El momento en el que choca con la barrera del efectivo es al cancelar los parqueos. En caso de que no use su vehículo, la primera opción que llega a su mente es Uber, el servicio que prefiere por las facilidades de pago en línea.
Lo mismo sucede si tiene que solicitar comida a domicilio; no lo piensa y entra a su celular para solicitar UberEats.
Los ¢5.000 se quedan en su billetera para responder a cualquier percance o bien para comprarle frutas al vendedor que llega a su oficina.
Así de esporádico es el uso de efectivo en esta joven, quien considera que tiene una vida más tranquila al pagar con sus tarjetas. Ella tiene una vida cashless.
Hacia este concepto de "cero efectivo" es que se dirige el futuro del dinero, el cual le traer ahorros al país, más higiene, seguridad y conveniencia para el usuario.
El "cashless" podrá madurar solo si se logra que más personas tengan una cuenta bancaria (esto en un futuro cercano), o bien que proliferen más sistemas de pago que le permitan a las personas no bancarizadas hacer transacciones digitales.
Un ejemplo es la aplicación Tu Progreso en Colombia, la cual ofrece créditos a todos los ciudadanos, incluso los que no tienen relación con ninguna entidad financiera.
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La persona interesada en un crédito tiene que descargar la aplicación, registrarse y escanear su cédula. El estudio de crédito se hace a través de unos algoritmos que luego se cruzan con las centrales de riesgo. Así se verifica que el usuario es apto para recibir dicho crédito.
El crecimiento de las transacciones en línea en territorio nacional es una realidad y así lo muestra el Informe Estadístico del Sistema Nacional de Pagos 2017, del Banco Central de Costa Rica (BCCR), el cual confirma que se pasó de 64,2 millones de transacciones en línea en 2010 a 150,8 millones en 2017.
Pagos digitales inclinan la balanza
Decirle adiós al efectivo es una de las metas del BCCR, y no solo con el uso de tarjetas, sino también al efectuar transacciones en línea.
Esta entidad estima que al país le cuesta alrededor de $500 millones al año la gestión del efectivo. A esto se unen otro tipo de problemas, como de salud (virus que se transmiten por monedas y billetes), de seguridad (el crimen internacional utiliza el efectivo para lavar sus ingresos, las personas que se movilizan con efectivo son un objetivo más sencillo para delincuentes), de trazabilidad (lograr un sistema financiero transparente y eficiente), e incluso de desarrollo, ya que en los países con bajo nivel de bancarización, los costos de transacción en los sistemas de pagos son mayores para las personas de escasos recursos.
Una vida cashless depende de la bancarización y se catapulta con el uso de aplicaciones y demás servicios en línea que ofrecen las entidades financieras.
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Roberto González, gerente de Visa Costa Rica, considera que las tarjetas continuarán coexistiendo y evolucionando junto a la multiplicidad de plataformas de pagos digitales que se han venido desarrollando en los últimos dos años.
Un ejemplo, es la forma en que está cambiando la necesidad de tener plásticos a efectuar pagos invisibles donde se mantienen las credenciales de pago en ambientes seguros como es el caso de iTunes, Netflix y Uber, plataformas donde no se necesita tener un plástico para pagar, pero si las credenciales.
Lo mismo sucede con los pagos de servicios o transacciones en línea, donde no se necesita directamente del plástico para efectuar movimientos financieros.
Entre las operaciones que más efectúan los costarricenses por Internet están las transferencias, el pago de servicios, préstamos y tarjetas.
Según los datos del BCCR, en términos de valor, la banca digital movilizó ¢182,6 billones, que son el equivalente a 5,6 veces el Producto Interno Bruto (PIB) del 2017.
"Estamos a las puertas de otro cambio en la omnipresencia de los pagos. Casi cualquier dispositivo conectado puede transformarse en un lugar donde ir de compras e incluso pagar. Esta es la nueva era del comercio conectado, movido por consumidores cada vez más exigentes y con más alternativas para desplazar o eliminar pagos con efectivo", aseveró González.
Al hacer un zoom en la cantidad de Puntos de Venta (POS) más conocidos como datáfonos, se muestra un crecimiento en los últimos cinco años.
En el 2017 se registraron 177.000 unidades instaladas en el territorio nacional, en las cuales se procesaron 348 millones de transacciones (un 8,4% más que en 2016).
La cantidad de pagos recibidos por cada dispositivo, pasó de 1.300 en 2010 a 1.970 en 2017. Un crecimiento del 51%.
"Este indicador, unido al incremento de la cantidad de tarjetas de pago por habitante, es indicio del cambio en los hábitos de pago del consumidor hacia el pago de transacciones con el uso de tarjetas de débito y crédito en sustitución del efectivo", afirma el BCCR.
Jorge Fernández, gerente de Aceptación Mastercard Centroamérica, aseveró que la gente de hoy está más conectada, conoce de la tecnología y es más móvil, factores que estimulan la innovación en los sistemas de pago en todos los canales y dispositivos.
El aumento del uso de las tarjetas también van de la mano del crecimiento en la cantidad de transacciones en línea.
Para el cierre del año pasado se registraron 150,8 millones de transacciones efectuadas a través de banca digital, esto es, un 8,2% más que en el 2016.
¿Qué se necesita para acelerar el paso al cashless?
Hasta este momento el país muestra un avance importante con la aceptación de las tarjetas y transacciones en línea, ¿pero qué pasará con los no bancarizados?
Según el BCCR en Costa Rica hay un nivel de bancarización que ronda el 75% de la población. El Banco Interamericano de Desarrollo lo había calculado en 65% hace dos años. Sea cual sea el porcentaje correcto, para que el país pueda aspirar a una vida cashless este tiene que subir.
Para que se dé una idea, en los países europeos se superan rangos de bancarización de un 95%.
Entre las acciones del país está el fortalecimiento de las cuentas de expedientes simplicados, es decir, que se pueda aperturar una cuenta bancaria con solo presentar la cédula. Con este mecanismo se han creado un millón de cuentas en el último año.
Se calcula que alrededor de un 30% de las transacciones de efectivo están relacionadas con el pago del transporte público, por lo que en el último año se ha impulsado el proyecto del pago electrónico en autobuses, el cual se espera que comience a andar el próximo año, según afirmó el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT).
Con esta tecnología, las personas podrán pagar sus pasajes con solo colocar al frente de un lector su tarjeta de crédito o débito. Este es un sueño que ha tardado más de 20 años en hacerse realidad.
La alternativa a elevar la bancarización es el surgimiento de alternativas fintech que faciliten las transacciones digitales sin la intervención de un banco.
Es lo que se ha visto en Colombia, un país en donde cinco de cada diez ciudadanos tienen un producto financiero formal. De los 49,6 millones de ciudadanos, apenas 26,6 millones están bancarizados.
En un país tan grande, y con tanto movimiento económico, han surgido firmas tipo que han desarrollado aplicaciones para cubrir a quienes no están vinculados de manera forma la sistema financiero.
La plataforma Tu Progreso es una de ellas. A través de esta app se aprueban créditos en menos de cinco minutos con la ayuda de algoritmos de Inteligencia Artificial que indican si una persona es apta o no para un préstamo, sin que sea un requisito tener una cuenta bancaria.
La misma Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) reconoció a las fintech como entidades que ayudan con la inclusión financiera de las personas que suelen quedarse por fuera del sector por los medios tradicionales.
Muchas personas se quedan por fuera de facilidades como créditos y herramientas de ahorro por la necesidad de requisitos formales como tener un patrono registrado.
Para utilizar Tu Progreso no se requiere de un codeudor. El interesado solo debe entrar a la aplicación y escanear su cédula con la cámara del celular, luego elige el monto y el periodo del préstamo (máximo 12 meses). Con estos datos se hace la validación en las diferentes centrales de riesgo y se determina si se aprueba o no el trámite.
En caso de ser aprobado el crédito, el dinero es desembolsado en una cuenta bancaria o en caso de no tenerla también existe la opción de habilitar un monedero electrónico.
Un aspecto a considerar es que estos microcréditos tienen una de las tasas de interés más altas en el mercado colombiano. Tu Progreso, cobra el 3,72% mensual (el porcentaje más alto es del 3,73%).
El uso de estas aplicaciones será cada vez mayor, así como la integración de otros dispositivos como medio de pago como lo son los celulares, pulseras, bandas e incluso anillos.
En este punto entra a jugar un papel importante el Internet de las Cosas (IoT), los proveedores y los comercios con el fin de aumentar las posibilidades de pago y así dejar atrás el efectivo.
Se espera que el número de dispositivos conectados al IoT alcance los 20.800 millones para el año 2020, según la firma especializada Gartner, lo cual brinda una enorme oportunidad para que los pagos seguros estén presentes en prácticamente cualquier dispositivo.
Innecken comentó que desde que era una adolescente su madre le abrió una cuenta bancaria y ya contaba con su propia tarjeta, una acción que le demostró que puede llevar su vida sin efectivo.