El patrón de consumo de los hogares en Costa Rica ha cambiado y ahora, gastan más en servicios como Internet, telefonía, servicios de comida y bebida y menos en bienes como alimentos, prendas de vestir, equipos eléctricos y otros como refrigeradoras, cocinas y artículos para el hogar.
Hace poco más de 20 años, los residentes del país distribuían el 43% de sus egresos en servicios, el 38% en bienes no duraderos que eran principalmente alimentos, 14% en bienes semiduraderos como prendas de vestir y 6% en bienes duraderos como electrodomésticos y automóviles.
Al 2017, los hogares gastaban el 55% de sus ingresos en servicios, y el resto lo repartían entre bienes no duraderos, y en menor medida en bienes semiduraderos y duraderos.
La demanda por servicios se da no solo por un aumento en la diversidad de opciones para contratarlos sino también porque los gustos y preferencias de los hogares han cambiado conforme ha avanzado el crecimiento del país.
Según explicó Henry Vargas, director del departamento de Estadística Macroeconómica del Banco Central de Costa Rica, es natural que, conforme se vaya incrementando el estado de desarrollo de un país, los hogares tiendan a cambiar sus patrones de consumo.
Cuando el ingreso de los hogares aumenta, no necesariamente aumenta también el consumo de alimentos, pero si de otro tipo de servicios como vivienda, telecomunicaciones, alojamientos y educación.
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Un ejemplo claro es el cambio de composición del consumo en países como Estados Unidos y Chile, según datos de la OCDE.
Para el 2012, Estados Unidos consumía el 65% del total del gasto en servicios y destinaba solo un 8% a bienes duraderos.
Chile, por su parte, destinaba para ese momento 49% del gasto al consumo de servicios y 9% a bienes duraderos.
Un dato importante es que, para esa fecha, los hogares chilenos invertían o reportaban 0% en bienes semi duraderos, como ropa y calzado y material de construcción.
Tres años más tarde, en el 2015, el consumo de servicios se mantenía, pero incluso profundizó la reducción del gasto en el resto de los bienes, como los más duraderos.
“Entre más ingreso tengan los hogares, probablemente van a estar demandando más servicios de educación y salud privada y eso está asociado a que el ingreso disponible va en aumento”, explicó Vargas.
Según datos de la Encuesta Nacional de Hogares, publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), entre el 2010 y el 2017, el ingreso total del hogar creció 46,7%.
Esta afirmación también responde al crecimiento del Ingreso Nacional Disponible, que ha estado creciendo año con año y para el 2018 se espera que alcance los ¢31.502 millones.
Natalia Morales, coordinadora del Capítulo Social del Estado de La Nación, afirmó que es lógico que veamos una tendencia hacia la mayor participación de los servicios.
El hecho responde a un cambio en la dinámica de la economía, como una respuesta a las actividades productivas.
Para Morales el hecho está relacionado además con un cambio en las oportunidades de producción de la economía.
El mercado de servicios del país al 2014 representaba el 40% del Producto Interno Bruto y es allí donde se ven más oportunidades de negocios, no así en bienes, especialmente los duraderos, en donde la inversión es mucho menos recurrente.
Recientemente ha surgido una mayor oferta recreativa, de Internet, de servicios de cuidado personal y cambios de estilo de vida que influyen en que las personas inviertan más en estos componentes.
Si se compara el crecimiento de cada uno de los componentes , hace diez años el elemento de los bienes duraderos era el que más crecimiento mostraba.
Empero, entre el 2015 y 2017, el crecimiento estuvo repartido entre los cuatro componentes.
Según explicó Vargas, los hogares ajustan el consumo dependiendo de que tan temporales o permanentes son los cambios que perciben en el país o la economía.
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“Cuando se perciben cambios permanentes, los hogares hacen un cambio en los patrones de consumo y uno esperaría que en economías como la nuestra las personas gasten más en bienes duraderos y servicios, cuando se observan cambios temporales, tienden a suavizar el consumo de los anteriores”, afirmó Vargas.
Lo anterior va en consecuencia con el comportamiento global del consumo y, sería de esperar que los bienes no duraderos vayan perdiendo poco a poco importancia relativa.
Pese a esto, no se tiene claro hacia donde se dirigen las necesidades a la que responden los otros tipos de bienes cuando éstos disminuyen su participación.