El 23 de octubre se lanzó un proyecto que permitirá aprovechar hasta 40 toneladas diarias de plásticos no valorizables en el desarrollo de materiales de construcción, con el apoyo de representantes de empresas y gobierno.
En paralelo, hace poco más de un año está en operación en Costa Rica una estrategia nacional para eliminar el uso de esos materiales.
Ambos objetivos cuentan con apoyo estatal y de diferentes organizaciones privadas y sociales. Parece contradictorio, pero en realidad son esfuerzos complementarios: es posible que en el consumo individual, cada persona tome decisiones para reducir al mínimo e incluso eliminar todos los usos de los plásticos de los tipos 1 al 7.
Por ahora, el desafío imposible está en el sector productivo. “En este momento hay plásticos que no podemos eliminar”, sentenció Karla Chaves, emprendedora social, directora de Ecolones y parte de la alianza para usar plásticos en los materiales que produce Grupo Pedregal.
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El proyecto consiste en acopiar plásticos no valorizables (de los tipos 3 al 7, que tienen poco o ningún mercado en el país) y tras un proceso nuevo –que se encuentra en vías de ser patentado en Estados Unidos– convertirlos en arena plástica. Este material se puede usar en blocks, adoquines, morteros y productos similares.
Pedregal aporta la tecnología y la producción, mientras Ecolones brinda la logística y el acceso a la fuente primaria: los consumidores.
La afirmación de Chaves sobre el plástico se basa en la relación inocuidad – eficiencia: la empresaria defiende que algunos sustitutos fallan a la hora de mantener las condiciones de higiene necesarias para ciertos alimentos. Aquellos materiales que sí alcanzan las características deseadas, como el vidrio, elevarían sensiblemente los costos de producción o de logística, y el precio final.
Imagine una empresa exportadora que use vidrio en lugar de plástico para transportar sus productos en contenedores: no es viable. Y en la coyuntura de desaceleración económica e incertidumbre fiscal que vive el país, el tema de costos y precios aumenta su relevancia.
Marco Luconi, presidente de la Asociación Cámara Costarricense de la Industria del Plástico (Aciplast), también había advertido a EF anteriormente sobre este tema: además de las preocupaciones relacionadas con la inocuidad y los costos, Luconi señaló que todo nuevo proceso tiene impacto ambiental. Por ejemplo, producir una opción orgánica de resina (base para la fabricación de productos plásticos) provocaría presión ambiental y social.
La razón es que para alcanzar la cantidad de esta materia prima que demanda el mercado actual del plástico se necesitaría un área de cultivos mayor a la disponible en todo el planeta, y podría provocar una reorientación en el uso de tierras que hoy se dedican al cultivo de alimentos.
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¿Aciplast podría basar su posición en intereses comerciales? Sí, aunque lo hace más bien en estudios locales y globales. Y otras voces técnicas independientes también acuerpan este razonamiento.
Tres investigadoras en agroindustria alimentaria, inocuidad de alimentos y gestión ambiental de la escuela de Agronegocios del Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR) afirman que en ese sector existe la esperanza de encontrar opciones similares al plástico, pero aún falta tiempo.
“Pareciera que la investigación e innovación en empaques y materiales sigue avanzando por lo que podría llegar a ser posible la sustitución de empaques plásticos en alguna medida en el mediano plazo”, afirmaron en conjunto Ana Cecilia Segreda, Laura Brenes y Marianella Gamboa.
La otra voz de respaldo es la de Kifah Sasa, oficial de Desarrollo Sostenible y Resiliencia del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Sasa es el impulsor en el país de la estrategia nacional para sustituir el consumo de plásticos de un solo uso por alternativas renovables y compostables.
“En este momento no hay alternativas para el 100% de los productos de plástico de un solo uso, pero es una lista creciente y hay nuevas adiciones a la tipología de productos todos los días”, comentó.
Mientras la innovación científica sigue su curso, la sociedad debe asumir la realidad del consumo actual de esos materiales y trabajar en la pieza que falta: las soluciones definitivas para la disposición final. La propuesta de Pedregal y Ecolones podría ser una de estas.
Otras opciones
El plástico es barato, seguro y abundante. Esas características son sus principales atributos, y al mismo tiempo son las razones por las que la mala disposición de este material es un problema ambiental.
Si bien coincide con la imposibilidad de eliminar todo el plástico de inmediato, Sasa difiere con Aciplast en el tema de las resinas orgánicas y asegura que se está subutilizando el potencial del país para producir plásticos de un solo uso a partir de la fibra de piña, de coco, de palma africana, caña de azúcar, yute y abacá, entre otros.
“Costa Rica produce cerca de $1.000 millones de dólares al año en ingresos por la exportación de piña, pero si esas 58 mil hectáreas de piña año con año estamos dejando que se vuelvan un problema en lugar de extraer la fibra (...) no hemos adoptado la economía circular, de estimulación y de búsqueda de alternativas”, puntualizó Sasa.
Nueva tecnología para reciclar
La plataforma Ecolones y la empresa Pedregal anunciaron este 23 de octubre un proyecto para convertir los plásticos conocidos en el país como “no valorizables”, en materia prima para la industria de la construcción.
Esta iniciativa hace que los plásticos como el estereofón, las bolsas de supermercado, las sandalias de hule y los recipientes desechables de plástico duro pasen de ser desecho a convertirse en material aprovechable. Sus impulsores proponen que esta transformación sea considerada supra-reciclaje, es decir, generar algo de mayor valor a partir de un insumo menor.
En Pedregal se reciben los materiales y se les aplica un proceso de limpieza si vienen del ambiente (cuando son plásticos limpios, secos y separados, este paso no es necesario), después de eso se trituran y para productos como las bolsas de supermercado, se pasan por un densificador, para darles una consistencia adecuada.
El siguiente paso es el proceso que están por patentar, que resulta en unos rollos plásticos. Se les aplica otra trituración y el resultado final es arena plástica.
La proyección que hace Pedregal es llegar a incorporar 40 toneladas diarias de plásticos no valorizables en sus productos actuales. Conforme aumente la demanda de la línea Ecoblock, podría generar una demanda adicional de plásticos.
Aunque el proyecto ya está en funcionamiento, la recepción de materiales será progresiva, pues los centros de acopio deben desarrollar aún la logística de recolección y entrega a Pedregal de estos materiales. Las fechas, regiones y alcance del proceso será comunicado mediante la página web y redes sociales de Ecolones.
Fuente: Grupo Pedregal y Ecolones