Desde que quedó embarazada de su primera hija hace alrededor de diez años, la bióloga Laura Arroyo quiso darle un respiro al ambiente y decidió no utilizar pañales desechables.
Sus padres siempre le dieron importancia a los temas ambientales y, aún más ella, al haber estudiado biología. Por ejemplo, el reciclaje y reutilización de productos, así como el uso racional del agua forman parte de sus valores.
“Mi papá hace experimentos con celdas solares y energía eólica y un montón de cosas”, contó.
Laura empezó a buscar opciones en el país de pañales hechos de tela, pero había pocas alternativas.
Fuera del país había bastantes estilos. No obstante, los precios de estos eran “carísimos”.
Con el apoyo de su mamá, Anay Portilla, tomó la determinación de confeccionar ella misma los pañales y así fue que empezó a delinearlos.
Cuando nació la niña, pudieron ver mejor cuáles ideas funcionaban y cuáles no tanto.
Su papá, Francisco Arroyo, se convirtió en una especie de inversionista, pues él era quien les brindaba el apoyo económico que les permitía adquirir los materiales para hacer los diseños.
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Pronto, esta labor se convirtió en “una cruzada personal” de ambas para disminuir la contaminación ambiental, que a futuro se convirtió en Bubu Pañales de Tela.
Su hija vestía los pañales en fiestas, en la playa y, de esta forma, sus creaciones comenzaron a ser notadas. Igualmente, crearon protectores para la lactancia que se colocan dentro del brasier para capturar la leche y evitar que se salga.
Los amigos y familiares de Laura la motivaron a convertir esta nueva afición en un negocio.
De esta manera, Laura y Anay se dedicaban día tras día a coser los pañales y otros productos que fueron surgiendo.
“Había varias familias interesadas y otros niños que tenía alergias (a los pañales desechables)”, recordó Laura.
Sus primeras ventas se realizaron en ferias ambientales a las que las invitaban, algunas de ellas organizadas por municipalidades.
“Educábamos a la gente para que volvieran a conocer los pañales de tela”, rememoró la bióloga.
En el 2011, ingresaron a diversas tiendas de bebé y a otros comercios.
Los productos incluyen varios diseños de pañales, los cuales son de tela de algodón y poliuretano laminado (conocido como PUL, lo que permite que sean impermeables).
Hay unos hechos de algodón orgánico, que son más suaves y, para aquellos que tienen una mayor conciencia ambiental, les garantiza que el cultivo de dicho algodón se realizó sin químicos y con mayores estándares de protección a la naturaleza.
Asimismo, se ofrecen pañales para que los bebés empleen en la piscina (hechos de licra y algodón impermeable) y también los que se conocen como entrenadores, que se usan cuando el niño está aprendiendo a ir al baño.
Otros productos incluyen toallas sanitarias reutilizables para cuando a las mujeres les viene la menstruación (de tela, tienen alas y broches, con una capa impermeable), los ya mencionados protectores para lactancia, cargadores para bebé, toallitas reutilizables y pañales para adultos, entre otros.
Actualmente, las prendas se pueden encontrar en la Feria Verde de Aranjuez, Green Center de Santa Ana, El Mercadito de la Esquina (Heredia), Macrobiótica Biosalud (en Plaza del Sol) y Abarrotes Buena Tierra (en Escazú), entre otros.
Laura planea aumentar la cantidad de diseños y extenderse más allá de la Gran Área Metropolitana, especialmente a zonas rurales del país.