Yolobon está presente en varias cadenas de supermercados y tiendas de conveniencia, su planilla es mayor que la que tenía antes de la pandemia, empezó a tener su flotilla para entregas y prepara nuevas líneas de productos. No es su único proyecto.
El secreto para crecer así en menos de diez años fue saber descubrir y aprovechar una oportunidad de mercado con alto potencial. Yolobon (que proviene de la frase en inglés You only live once y de bon, que en francés significa bueno) se dedica a fabricar y comercializar helados naturales, sin lácteos ni gluten, sin soya, veganos y saludables.
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La empresa fue fundada en 2014 por Sandra Viada, su hija Susana Quintero y su yerno José Alejandro Fernández.
Sandra, quien es ingeniera química, nació en Aruba. Su padre es costarricense, oriundo de Cartago, y su madre de esa isla caribeña. Sandra creció, estudió y trabajó en Venezuela, adonde se trasladó la familia.
En 2009 viajó a Costa Rica a residir y cuatro años después se le unieron Susana, que venía embarazada de su hijo Alan, y José Alejandro. El cambio exigía iniciar prácticamente desde cero.
Susana es periodista y trabajó ocho años en radio en Venezuela. También tuvo una empresa de consultoría de marca y de comunicación corporativa, así como una cafetería donde ofrecía pastelería y bebidas funcionales y naturales en Maracaibo.
José Alejandro, quien lleva la gerencia general y de operaciones y producción de Yolobon, es ingeniero de sistemas y trabajó en la industria petrolera en Venezuela y en diferentes países productores de petróleo en distintos continentes. Además, estudió cocina.
En Costa Rica empezaron a investigar qué podían hacer, con la idea de emprender en familia. Iban a los supermercados, a los mercados de especialidad —como los que ofrecen productos orgánicos— y a las ferias del agricultor observando la oferta gastronómica.
En su investigación vieron que Costa Rica es el principal mercado de Centroamérica y el segundo a nivel de Latinoamérica en el consumo de helados. El alto consumo local de este tipo de alimento congelado era una oportunidad. Más lo era que no había helados naturales, aún cuando abunda la materia prima: las frutas. Y ahí se enfocaron.
“Esos helados únicamente se hacían en las casas. Los hacían las abuelas o las madres en las familias”, dice Susana. “No había quién llevara la producción de helados naturales al siguiente nivel”.
A mediados de 2014 fundaron Yolobon, formalizaron la empresa y la marca. En enero de 2015 empezaron a asistir a las ferias del agricultor en Pavas, Escazú y Santa Ana. Ese fue el laboratorio.
El producto tenía muy buena aceptación. Tenían clientes que compraban domingo a domingo. La oferta de helados naturales se fue ampliando y crearon un helado de yogurt. Llevaban nuevos sabores y los clientes sugerían otros. Hasta que ocurrió una situación que les abrió otra perspectiva adicional que, a la larga, abrió otra ruta al negocio.
Alan, el hijo, empezó a sufrir una alergia por los lácteos. Lo tomaron como una señal. En el mercado también había un grupo de población que, por diferentes razones, no podían disfrutar de helados debido al contenido lácteo.
Decidieron enfocarse en este segmento y ampliaron las líneas de helados sin lactosa, sin gluten, veganos y con y sin azúcar, para que todas las personas puedan consumirlos. La oferta debía ser tan variada como rica para que fuera atractiva.
Yolobon utiliza frutas: coco, mango, maracuyá, fresa y limón, así como chocolate (tanto para ofrecer este sabor como para utilizarlo como cobertura de otros sabores). La base se fabrica con coco, en sustitución de la leche de vaca, lo que también permite obtener otro sabor: vainilla. Adicionalmente se tenían que cuidar los detalles.
Con la guía de Sandra se empezó a mejorar la calidad del proceso para garantizar que no existiera contaminación de ninguna sustancia o elemento que cause reacciones alérgicas (alergeno). El rompecabezas poco a poco se iba armando: sabían que tenían un producto muy apetecido. Solo que eso no es suficiente en los negocios.
Acudieron a la Asociación GS-Uno, que agrupa a comercios del país y brinda asesoría tecnológica, donde recibieron capacitación sobre logística, código de barras, diseño de marca y comercialización a nivel de mercado detallista o retail.
Pronto los helados empezaron a tener espacio en las cámaras de refrigeración de los supermercados. En 2016 ingresaron a Automercado, en 2017 en Walmart y en 2018 en Fresh Market, Vindi y Pricemart. La experiencia y los resultados empujaron a Yolobon a una nueva etapa.
“Nunca nos imaginamos que íbamos a poder negociar y a entrar en una cadena de supermercados”, dice Susana. Habían escuchado toda clase de mitos y cuentos sobre lo difícil que era ingresar y vender en las cadenas.
En Walmart se incorporaron al programa Una mano para crecer, que apoya a pequeños proveedores. La iniciativa suma 170 pymes (abarcan 2.490 familias) que venden 1.241 productos en más de 280 puntos de la cadena en el país e incluye capacitación, asesoría y mentoría. Yolobon creció.
Yolobon ingresó a los formatos Másxmenos y Walmart con tres líneas de helados. Actualmente ofrece seis líneas: la línea regular con poca azúcar añadida de choco-vainilla, choco choco y frutas mix; la línea de helados keto de choco-choco y mucho coco; y los de cero azúcar añadida frutas mix (este último incluye mango-maracuyá, pura fresa y pie de limón).
Uno de los cambios fue pasar de vender los helados en paletas individuales a comercializarlos en packs de cuatro y seis helados, con precios de ¢3.600 a ¢4.400. Además, como otros proveedores, se adaptaron a los estándares y a las innovaciones de Walmart para mejorar la rentabilidad.
Yolobon pasó de haber contratado a su primer colaborador en 2016 a 11 personas actualmente y en los próximos tres meses contratarán cuatro más. Las ventas aumentaron 300%. Incluso el difícil año de 2020 las ventas fueron 5% más que en el 2019.
La pandemia fue desafiante y se tuvo que adoptar varias medidas. Por el confinamiento, se abrió el canal de venta directa mediante WhatsApp, la página en Facebook y pronto se tendrá la tienda en línea.
El momento más difícil fue en setiembre de 2020 cuando vieron que la pandemia no se iba a acabar. Se quedaron con una planilla mínima. “Teníamos que cuidar la operación y dejar de lado el corazón”, señala Susana.
En 2021 las ventas empiezan a tomar más empuje y Yolobon vuelve a recontratar personal, al punto que actualmente la planilla es superior que antes de la crisis causada por el covid-19. Y los proyectos no cesan.
En la nueva planta en Santo Domingo de Heredia (tuvieron que cambiar, pues la anterior se hizo pequeña) están implementando, siempre con la guía de Sandra, el proceso para obtener la certificación FSSC 22.000, una norma internacional de inocuidad de los alimentos, con la idea de seguir garantizando a los consumidores y a los proveedores la calidad de los productos.
Paralelamente una auditoría de la unidad GFSI de Global Markets de Walmart les permitiría explorar la oportunidad de llevar sus productos a otras tiendas de la cadena en Centroamérica y México.
Otra área de inversión, cuyos resultados reconocen podrán capitalizar en favor del negocio, son los proyectos de sostenibilidad en el manejo de aguas residuales y de separación de residuos, que son retirados por proyectos de la Universidad Nacional para generación de compostaje y alimentos para animales.
En agenda también está el cambio a empaques biodegradables (están en la investigación) y a adquirir vehículos para su propia flotilla, con la idea de mejorar la gestión de las rutas y las entregas de productos (actualmente se realiza mediante un tercero). En esto van poco a poco.
A nivel social, la empresa mantiene un equipo de colaboradores multicultural (de diferentes países: Nicaragua, Venezuela, Colombia y Costa Rica) y actualmente de más mujeres, lo que genera un clima de mayor tolerancia, respeto y también, gracias a esa diversidad, de innovación.
Para lograr esto último también ha sido fundamental la relación con los clientes.
Parte del esfuerzo que realiza Yolobon es conversar y entender a sus clientes para ajustar el catálogo a sus requerimientos. Así lo vienen haciendo en Walmart, donde el 85% de las personas que compran son mujeres. También aprovecharon la base de datos, que se fue formando con las ventas a través de los canales digitales durante el 2021, para aplicar encuestas y realizar entrevistas.
“Siempre hemos buscado dar mucha confianza, tanto con la entrega de productos de calidad e inocuos como en la relación con los clientes, por lo que obtuvimos una muy buena respuesta”, asegura Susana.
El resultado: el próximo año 202, Yolobon lanzará cuatro nuevas líneas.